En nuestro país las carencias sociales han aumentado; no ha mejorado la situación de los mexicanos a pesar de la pregonada reducción de la pobreza presumida por el presidente López Obrador.
Uno de los aspectos que demuestran que la falsedad de los “otros datos” del Gobierno en turno es el incremento de trabajo infantil. En México, 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes trabajan; la mayoría de ellos en ocupaciones no permitidas o en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas dentro de su propio hogar.
El grupo de niñas, niños y adolescentes que trabajan en México aumentó en medio millón de personas respecto de la última medición realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), lo que implica que 13.1 por ciento menores de edad tienen alguna ocupación. El campo, la construcción y el comercio son sus principales actividades.
Nuestro estado no vive una situación diferente; es uno de los principales centros donde niñas y niños se ven forzados a trabajar para contribuir al gasto familiar, pues aunque ambos padres de familia trabajen, no alcanzan sus salarios para solventar la canasta básica. Con respecto al promedio nacional, la tasa de trabajo infantil en Hidalgo es superior en 2.4 por ciento, ya que el valor del país es de 13.1.
La tasa de trabajo infantil en Hidalgo durante el año pasado se incrementó 7.1 por ciento con respecto a la registrada en 2019, de acuerdo con el Inegi.
La tasa de trabajo infantil en Hidalgo durante el año pasado se incrementó 7.1 por ciento con respecto a la registrada en 2019, de acuerdo con el Inegi. Al presentar los resultados de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI), el organismo estadístico detalló que, mientras en 2019 la tasa de menores de edad laborando fue de 8.4 por ciento, para 2022 esta se incrementó a 15.5 puntos porcentuales.
La Organización Internacional del Trabajo dijo en 2014: “El trabajo infantil obstaculiza y frena el ejercicio del derecho a la educación de niñas, niños y adolescentes porque les impide ir a la escuela, los obliga a combinar sus estudios con largas jornadas de trabajo y provoca que se retrasen o abandonen su trayectoria escolar; además, cuando un niño o niña trabaja, su rendimiento escolar puede disminuir o incrementar el ausentismo, lo cual los lleva, en última instancia, a un abandono escolar permanente”. Además de contribuir al aumento del rezago educativo de los niños, se agrava la violación de las condiciones laborales en este sector más vulnerable.
La tasa de quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, en el caso de Hidalgo, fue de 7.8 por ciento. Esto se refiere a actividades hechas durante horarios prolongados o expuestos a riesgos. Un total de 34 mil 431 menores de cinco a 17 años de edad se mantenían en ocupaciones no permitidas en Hidalgo. De ellos, 13 mil 819 se encontraban debajo de la edad mínima para trabajar, mientras que 20 mil 612 se desempeñaban en actividades peligrosas. De los menores que estaban en ocupaciones no permitidas, 6 mil 209 se desempeñaban en el sector primario; 5 mil 202, en el secundario, y 20 mil 117 en el terciario.
Mientras las condiciones económicas que mantienen a millones sumidos en la pobreza cuando unos cuantos son los dueños y señores de la inmensa mayoría de la riqueza del planeta, los niños y las niñas, sector más vulnerable y el futuro de nuestra sociedad, seguirán viéndose forzados a vender su fuerza de trabajo a muy temprana edad, exponiéndose a daños a la salud y atraso en su desarrollo. Necesitamos un nuevo modelo económico en el país que permita que los niños y niñas puedan vivir una infancia plena y feliz.
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