MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En educación con la 4T: no solo pausa, sino retroceso

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En México, han existido grandes intentos por lograr desarrollo en el tema educativo: después de la Revolución Mexicana se crearon un gran número de campañas de alfabetización; saber leer y escribir no sólo se consideraban como elementos de integración nacional con fines de desarrollo económico o político, también se consideró que favorece el bienestar del hombre para sí mismo y para sus semejantes. Vasconcelos había leído, meditado y asimilado acerca de la reforma educativa y cultural efectuada en la URSS. La alfabetización se suponía como un derecho, está en sus preceptos más amplios podía cerrar la brecha cultural y económica que diferenciaba a los mexicanos.

La incapacidad de leer y escribir se consideraba causa de los problemas sociales; no como consecuencia de las insuficiencias educativas y materiales, más bien se le relacionaba con las brechas culturales y materiales que limitaban el desarrollo nacional. Este programa fue todo un éxito: México registró una de las cifras más altas en América Latina en cuanto al porcentaje de población que atendió el sistema educativo.

Para 1959 se instrumentó el primer Plan Nacional de Educación denominado “Plan de Once Años” con Adolfo López Mateos quien logró un crecimiento sostenido del gasto educativo y la expansión de la educación primaria proporcionando libros de texto gratuito; entre los años cincuenta y los setentas, la política educativa pasó del término “crecer” al de “mejoramiento de la calidad”; en la década de los sesentas hay una reforma educativa que se concentra en el Acuerdo de Modernización orientada a elevar la calidad de la educación.

Me remonto a la historia, por la situación actual de la educación en nuestro país. En lo que va del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el presupuesto destinado a educación se ha reducido drásticamente además de desaparecer programas que contribuían a fortalecer los aprendizajes. Se han desaparecido nueve programas, de los cuales cinco, significaron una reducción de 21,982 millones de pesos durante 2021 que afectó a 37,570 escuelas y 4.3 millones de niños, niñas y jóvenes.

Hay desaparición de programas que podrían atender el rezago educativo que ha dejado la pandemia, principalmente en escuelas con graves necesidades, para poblaciones indígenas, de niñas y niños con discapacidad, los proyectos de recuperación de aprendizajes y las inversiones destinadas a conectividad específica para educación. Un fracaso para niñas y niños.

El Presupuesto de Egresos no ofrece un nuevo diseño acorde a las necesidades de los estudiantes, es escaso para financiar formación continua de los docentes e inexistente para recuperar a quienes han abandonado las escuelas.

México vive la exclusión y la inequidad más severas desde que comenzó el sistema educativo nacional, por la pandemia, pero el PEF como quedó aprobado para 2022, no propone medidas para remontar el desajuste emocional, recuperar el ritmo y propósito grupal, superar la pérdida de aprendizaje y revertir el riesgo de abandono.

En este contexto, ¿cómo lograr desaparecer la brecha cultural y económica de los mexicanos, de la que hablaba Vasconcelos ya desde 1921?

Las acciones de la 4T nos demuestran que lo que menos le interesa al presidente de la república y a su Secretaria de Educación es tener un pueblo educado y con esperanzas de un futuro mejor. Es por eso que debemos organizarnos y luchar por un sistema educativo acorde a las necesidades de nuestro país y lograr desarrollar nuestra economía nacional y favorecer con ello el bienestar del hombre.

 

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