En Yucatán, no se augura bienestar en este 2023, por el contrario, se espera más pobreza y menos progreso para los trabajadores. Aunque el gobernador Mauricio Vila Dosal, dijo que no habría dos yucatanes (uno rico y otro pobre), porque combatiría la pobreza con los programas que implementa su gobierno, lo cierto es que, hasta el momento, después de cuatro años de administración, siguen existiendo dos escenarios muy diferentes uno del otro.
Un Yucatán lleno de propaganda por Mauricio Vila y que es de desarrollo y progreso, que se concentra principalmente en las zonas residenciales y comerciales del norte de la ciudad capital del Estado y el otro Yucatán del sur de la capital, de los pueblos y comisarías mayas, en donde viven miles de familias con las carencias más elementales y flagelos, como el de la pobreza alimentaria, la falta de vivienda digna, la falta de regularización, de luz eléctrica y agua potable en colonias marginadas, así como de empleo formal y seguridad social, entre otras carencias que, también lastiman y mantienen sumidos en la pobreza a los herederos de la gran cultura Maya, porque los distintos niveles de gobierno han abandonado el campo y han dejado a su suerte a campesinos y artesanos, sin los recursos necesarios para salir adelante, porque no hay programas que brinden los medios necesarios para convertir su tierra y sus habilidades ancestrales de artesanos en fuente de riqueza. En conclusión, no hay apoyos serios del gobierno para los campesinos, artesanos y para los trabajadores que viven en las colonias pobres, por eso, no es casual que la pobreza siga abrazando al 50 por ciento de la población y que el porcentaje de trabajadores que laboran en la economía informal ronden el 60 por ciento de habitantes económicamente activos.
Hay testimonios de jornaleros, campesinos, apicultores y artesanos que hablan de la terrible situación económica a la que se enfrentan por el encarecimiento de la canasta básica… “la canasta está por la nubes”, dice doña Alba de Valladolid, “…cada vez, es más complicado adquirir los productos para la comida, el dinero no alcanza, y eso que de por si no compramos frutas, la carne una vez a la semana, pero el huevo y los frijoles también se han ido a las nubes, el dinero no alcanza para nada, y aunque en las noticias dicen que bajó el dólar, no sé cómo ayuda eso a los pobres, porque de todos modos todo sigue subiendo de precio”.
Maximiliano del municipio de Pisté, plática que los noticieros decían que hubo pérdidas millonarias por la toma de los accesos para ingresar a Chichén Itzá, pero los vendedores mayas que decidieron paralizar el acceso a la zona arqueológica, sabían que si no se organizaban y se unían en un plantón, paralizando el ingreso a Chichén Itzá, iban a ser expulsados de su fuente de trabajo, que aunque ninguno gana millones en sus vendimias, si no defendían su derecho a vender sus artesanías en la zona arqueológica de turismo mundial, corrían el riesgo de quedarse en la calle y morir de hambre al no tener su fuente de trabajo.
Las pérdidas millonarias a que se refirieron los noticieros eran de los empresarios del turismo que tienen contratos de rapiña con el gobierno a expensas de la miseria en que vive los pobladores originarios de esa tierra, que ahora con la llegada del Tren Maya se preparan para expulsarlos y según ellos embellecer la zona con comercios y empresas del turismo que sí saben sacar jugosas ganancias.
Es por eso, que el gobierno de Mauricio Vila, aunque en su Cuarto Informe de gobierno se autoelogió de importantes avances económicos, lo cierto es que a los yucatecos de a pie no les ha cumplido y ni siquiera es consecuente con su discurso político y su propaganda, de “Juntos Transformamos Yucatán”. A los grupos de trabajadores, de campesinos y amas de casa que buscan mejores condiciones de vida no se les atienden sus peticiones. Por eso los antorchistas yucatecos seguimos exigiendo que se dé solución a nuestras solicitudes, que como hemos dicho en otros momentos, no son lujos, son necesidades de las más elementales: de vivienda, educación, servicios de electricidad, agua potable y apoyos para el campo y artesanos. No pedimos que se nos dispense un trato preferencial, simplemente que el partido gobernante no nos discrimine y que nos considere en la transformación de un Yucatán de justicia para todos sus hijos.
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