MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En Baja California Sur se deben atender las demandas de los antorchistas

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Baja California Sur es un estado joven, pues se fundó en 1974, y también es un estado grande territorialmente (73,909 kilómetros, el noveno lugar a nivel nacional en extensión); sin embargo, igual que el resto del país, es un estado pobre, producto del modelo económico neoliberal imperante, que ha enriquecido a una minoría en detrimento de las clases trabajadoras y clases medias.

De acuerdo con la CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), el 30.1% de la población del estado sufre algún grado de pobreza y un 3.7% padece pobreza extrema. En Los Cabos, el 28.5% de la población está en situación de pobreza y el 5.6% en pobreza extrema, mientras que en La Paz es el 24.7% y 2.8%, respectivamente. Asimismo, el 38% de la población tiene ingresos por debajo de la línea del bienestar y un 13.1% del bienestar mínimo.

Por otro lado, existe un porcentaje importante de la población que tiene diferentes carencias. En ese sentido, hay un 43.5% que no cuentan con seguridad social; un 15.1% tiene carencias por acceso a los servicios de salud; y un 21.9% carencias por acceso a la alimentación.

En el tema de vivienda, de acuerdo con información oficial, Baja California Sur tiene 230,047 viviendas; del número total de las mismas, el 53.4% tiene piso de cemento o firme; el 40.3% de madera, mosaico y otros; y sólo el 5.8% tiene piso de tierra. Los datos también señalan que el 12% no cuenta con agua potable, el 8% no tiene drenaje y el 4% energía eléctrica. Asimismo, del total de viviendas, 21% son alquiladas y el 10% prestadas o en otra situación. Por si fuera poco, el 31.7% de las viviendas tiene algún nivel de hacinamiento. Cabe señalar que estos datos podrían quedarse cortos ante la realidad porque, como saben todos los sudcalifornianos, existen varios asentamiento irregulares -18, según el delegado de Corett, Roberto Salazar Castañeda- que agrupan a cientos de familias que no entran en la contabilidad oficial.

Por esta situación de pobreza, carencia de servicios y problemas de irregularidad en las colonias, así como por la tremenda situación de injusticia social que padece todo el país, tiene sentido la existencia del Movimiento Antorchista en Baja California Sur y en el resto de México.

En el caso de nuestro estado, tenemos una agenda planteada ante el gobierno estatal y los ayuntamientos de La Paz y de Los Cabos. Las demandas son diversas, pero en general se trata de dotación de servicios, obras públicas y trámites, todo ello con el objetivo de aliviar la difícil situación de las familias pobres sudcalifornianas. Desgraciadamente, los avances son pocos en relación con lo que hemos demandado y con las necesidades de la gente. Nos preocupa, sobre todo, la nula atención del presidente municipal de Los Cabos, el panista Arturo De la Rosa Escalante, que olímpicamente ha ignorado las peticiones de nuestros compañeros antorchistas, ya que ni él ni su equipo han querido reunirse para escuchar de viva voz las demandas de nuestra organización. En La Paz, aunque ha habido más apertura de las autoridades y de que se han resuelto algunas demandas, siguen pendientes las más importantes, las cuales son del conocimiento del presidente municipal Armando Martínez Vega, con el que nos hemos reunido un par de ocasiones. Algo similar pasa en el gobierno del estado, donde están pendientes varios temas del pliego petitorio.

Por nuestra parte, podemos probar que somos una organización pacífica y racional, que solamente hace uso de los derechos consagrados en nuestra Carta Magna. Somos una organización que sabe escuchar y trabajar coordinadamente en beneficio de las clases pobres. Sin embargo, también somos una organización de lucha, que sabe salir a las calles cuando se ignoran las demandas de nuestros compañeros o cuando se atienden con poca seriedad los problemas de la gente. En Baja California Sur esperamos que las autoridades encargadas de resolver nuestras demandas tengan la suficiente sensibilidad para escucharnos y atendernos, porque la situación de pobreza así lo amerita y el ánimo de la gente tampoco está para prolongar la solución a sus problemas, después de los turbulentos días que vivimos.

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