El hilo conductor de la política de la "cuarta transformación" implementada por MORENA y su verdadero dirigente el presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual está empeñado en cooptar el voto mediante el reparto de "tarjetitas" en sus giras y mítines que no deja de realizar a lo largo y ancho del país para mantener viva su campaña permanente y activa su estructura, lista y movilizable para las próximas contiendas electorales, es y ha sido su grito de guerra contra lo que él considera la causa de la terrible situación en que viven los mexicanos: La corrupción.
Sin embargo, a pesar de que especialistas, académicos, economistas y politólogos, etc., externos y de su propio gabinete, por ejemplo el doctor Manuel Urzúa Macías, secretario de Economía en la primera parte de su mandato, le dijeron a tiempo que era un error implementar la serie de políticas que se proponía llevar a cabo como resultado de un análisis que partía de esa equivocada premisa, no fueron escuchados por el presidente y sus corifeos, los cuales, empeñados en desoír a los expertos, tomaron medidas absurdas que hoy, ante la adversidad, no sólo se revierten al gobierno, sino que traerán funestas consecuencias, como siempre, a las capas marginadas de la población.
Este 30 de marzo, el canciller Marcelo Ebrard, leyó la declaratoria de emergencia nacional por Covid-19, que se extiende hasta el 30 de abril, y entre otras medidas, manda a su casa a toda la población (con un terrible sacrificio para millones de mexicanos que no tienen comida, ni cuentan con servicios básicos de luz eléctrica, agua o drenaje) y deja sólo en funcionamiento las actividades "indispensables y estratégicas". ¡Todos a su casa! Siendo el primero en desobedecer el propio presidente de la República, que arrastra con su mal ejemplo a mucha gente que cree que se trata de "amarillismo" mediático.
Pero la terca realidad se impone y da golpe tras golpe a la necedad:
Primero: El presidente, que a nadie escucha, hoy en las "mañaneras" y en las redes sociales dice que escuchemos a los expertos, a los que conocen, a los "científicos", como el doctor Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de prevención y promoción de la Salud, al que él mismo, consecuente con su desprecio a todo lo científico, en plena conferencia del 26 de marzo quiso obligar a que declarase el fin de la contingencia para el 19 de abril.
Segundo: "Por haber corrupción", dijo el presidente, despidió a trabajadores del gobierno federal, quienes por la decisión presidencial fueron empujados al trabajo informal y hoy, ante el confinamiento de toda la población, tendrá que apoyarlos el gobierno, pues dice "que apoyará a la gente que no tiene un empleo formal".
Tercero: De los más afectados por los despidos realizados "por corrupción de los gobiernos anteriores", fueron miles de médicos y enfermeras. Hoy el presidente y el subsecretario de salud llaman a gritos a los profesionales de la salud para que apoyen ante el nuevo enemigo, el coronavirus, que sí es real y poderoso.
Cuarto: "Por la corrupción", dijo el presidente, se desapareció al Seguro Popular y se "creó" el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) que no se ve por ningún lado, dejando a millones de mexicanos que trabajan y viven al día, sin el importante apoyo de este servicio médico gratuito, los cuales van a ser los más afectados por el contagio del Covid-19, pues aunque los personeros del presidente, como el gobernador de Puebla Miguel Barbosa Huerta, digan que el coronavirus no mata a los pobres, ¡mienten!.
Quinto: El presidente visitó más de 84 hospitales para mostrar "la corrupción", allí se comprometió a contratar médicos, enfermeras y personal auxiliar; a equipar los nosocomios, mejorar las instalaciones, y "basificar a todos los trabajadores". Hoy, varios hospitales del sector salud están parando porque el personal no tiene ni lo mínimo indispensable para su protección como cubrebocas, gel antibacterial o guantes, menos equipo especializado, lo que ha ocasionado, lamentablemente, decesos en este sector.
El presidente dijo en su mañanera del día 30 de marzo: "No se nos olvide que el problema principal, el enemigo a vencer no es el coronavirus, sino la corrupción" (¡Sic!). Esto a pesar de que la vida de millones de mexicanos está en sus manos.
El verdadero problema es el "modelo" económico concentrador de la riqueza que sume en la miseria a las mayorías, hoy evidenciado como incapaz de proteger la vida, siquiera por interés, de la fuerza laboral creadora de esa riqueza. Las masas deben saber que la solución a sus problemas está en su lucha organizada y consciente por tomar en sus manos los destinos de la patria y equilibrar las cosas, como lo han hecho las naciones que hoy ya están a la vanguardia del mundo, creando las condiciones de vida verdaderamente humana para todos.
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