MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El peligro de ser opositor en México

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La democracia y la libre expresión en México están colgadas por pinzas muy débiles, frente al autoritarismo de los promotores de la Cuarta Transformación, que condenan al silencio a quienes piensan diferente que ellos, que los acusan de traidores a la patria, de ser corruptos y de formar parte de la corrupción, que los persiguen y acosan con falsedades diversas, cuando se trata de un derecho que le pertenece al pueblo, a cada mexicano bien nacido, porque pensar diferente no es delito alguno ni pecado incurable, es sencillamente la garantía de ser libres.

Estamos en el umbral de una contienda electoral más, donde los ciudadanos habremos de exigir al actual gobierno federal que se mantenga alejado de las urnas, que no mueva los hilos en favor o en contra de nadie, que sea imparcial y acepte con entereza la decisión que tome el pueblo de México.

No hacerlo así, estaría confirmando lo dicho en un principio, colocando a quienes actualmente detentan el poder político de la patria en un descarado autoritarismo donde su meta principal es la prolongación de su camino, aunque en ello estén traicionando y coartando la voluntad de la gente.

El promotor de la 4T tuvo todo en sus manos para crecer en estos tres meses de confinamiento a causa de covid-19, pero no lo hizo, jamás se colocó en los zapatos del pueblo que gobierna, lo condenó a vivir en una espantosa pobreza, esa que se acrecentó rayando en la hambruna de quienes se han quedado sin empleo, de aquellos que no tienen una leve esperanza de subsistir, menos cuando el gobierno federal ni siquiera volteó a verlos, limitándose a recomendar que nadie saliera de sus casas, como si ese simple argumento fuese suficiente para vivir.

Si algo ha sucedido en estos días es que el presidente de la República ha escuchado la voz de las clases pobres de México, pero no para atenderlas, sino para confrontarlas, para agredirlas y descalificarlas, para llamarlas sus peores enemigas, por el simple hecho de haberse manifestado en contra de su equivocada política económica y social.

Si por el señor Andrés fuera, ya las clases pobres hubiesen desaparecido de México, porque esa es la esencia de un gobernante que no se pone en los zapatos de su pueblo, que no acepta reclamos, que piensa que todo lo está haciendo bien.

Se ha intensificado la guerra sucia en contra de los antorchistas, de la organización que con gallardía ha velado por las clases más desprotegidas de México, como si las clases pobres de esta patria no tuviesen el derecho siquiera a decir lo que les está afectando.

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El presidente se ha llenado la boca para descalificar la postura de las clases pobres de México, de aquellos que no comulgan con sus ideas ni con el fracasado intento de combatir la corrupción, pero solo de dientes para afuera.

Eso resulta sumamente peligroso para el país, pero de ninguna forma es con infundios sin sustento de ninguna clase como se habrá de conservar la tranquilidad y el progreso de la patria.

Es momento de llamar a las cosas por su nombre, ya es hora de que el Gobierno federal escuche la voz de la gente, porque las próximas elecciones se deben dar en un clima de absoluta paz social donde se siga confiando en nuestros órganos electorales que deben ser respetados por todos los actores políticos y sociales para que el día de mañana transitemos en un México de libertades, pero libertades verdaderas que no estén colgadas con pinzas por capricho de unos cuantos.

Porque nadie, nos puede arrebatar el derecho de pensar diferente, de señalar lo que está bien o lo que está mal, tampoco el de manifestarnos libremente para esgrimir demandas de diversa índole que nos permitan dejar atrás la miseria y el hambre que padecen miles y miles de familias mexicanas.

Exigir atención para las clases pobres del país, no es de ninguna forma entrar al terreno de la confrontación, sino coadyuvar para que México avance hacia mejores caminos, donde la distribución de la riqueza sea justa y existan oportunidades de desarrollo para todos.

Quienes vean esto como una agresión hacia su forma de gobernar están equivocados, porque lo más importante en éste y en todos los momentos es la unidad de los mexicanos, para decidir sin ataduras por mejores gobernantes, que no mientan o engañen a su pueblo.

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