El modelo de producción capitalista, también llamado sistema de libre mercado o neoliberalismo, ha fracasado. Urge cambiarlo. Mientras concentra la riqueza mundial en unos poquísimos potentados, promueve la pobreza en miles de millones de seres humanos que no les alcanza ni para dar de comer a sus hijos.
Los datos que conocemos, pero que debemos considerar sumamente conservadores, son preocupantes. De acuerdo al informe Global Wealth Distribution publicado el día 19 de agosto de 2023 por Credit Suisse & UBS, el 1.1 % de los cerca de 8 mil millones de personas que componen la población mundial, tienen como patrimonio cada uno más de un millón de dólares de riqueza, y en conjunto suman algo así como el 45.8% de la riqueza total del mundo. El informe dice que este segmento considerado la cúspide de las personas de alto patrimonio neto, ha crecido rápidamente en los últimos años y superó el 1% de la población adulta por primera vez en 2020. La riqueza agregada de estos milmillonarios se quintuplicó de 2000 a 2022, aumentando su cuota de riqueza del 35% al 46% en el mismo período.
En contraparte, los datos, también conservadores, de United Nations Development Programme, en la actualización de 2023 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford (OPHI), sobre Pobreza Multidimensional global (IPM), afirman que poco más del 18 por ciento de la población mundial vive en situación de pobreza multidimensional aguda en 110 países (undp.org).
Las terribles consecuencias de esta grosera concentración de la riqueza mundial, que, a no dudarlo, es consecuencia a su vez del tremendo y humillante sometimiento de los gobiernos al servicio del gran capital, son ya ampliamente conocidas y sufridas por la mayoría de los seres humanos. Pero, es indudable que, dentro de la maltratada población misma sumida cada vez más en la pobreza más lacerante, hay sectores que son indudablemente el objetivo principal aniquilador del capital, me refiero hoy a la población infantil.
Tomemos como ejemplo el país inspirador de “el sueño americano”, es decir, Estados Unidos. El medio digital rebelión.org, lo dijo de esta manera: “Quien podría pensar que en pleno siglo XXI, en Estados Unidos, el país más rico del planeta, existan nueve millones de niños en la pobreza, mientras 975 estadounidenses son multimillonarios con un capital conjunto de 4,45 billones de dólares”. Se dijo, además, que, según datos oficiales, tan sólo de 2021 a 2022, los menores que viven en la pobreza pasaron de cuatro a nueve millones, “un alza debido a la desactivación de programas sociales en un sistema capitalista en extremos neoliberal”. Y no podía ser de otra manera, dado que, según el mismo medio, y con datos de la Oficina del Censo de gobierno emitidos a finales de agosto de este año, la tasa de pobreza general se incrementó de 7.8% a 12.4% de la población. La cabeza del capitalismo se tambalea.
En contraparte, en un período de diez años, los multimillonarios aumentaron sus capitales en un 90% y los que poseen más de un millón de dólares suman 22 millones, o sea, 15.4% de los 340 millones de habitantes. De acuerdo al sociólogo norteamericano Mathew Desmond, estas cifras no son accidentales, sino resultado directo de decisiones políticas deliberadas, que dieron mayor prioridad a la reducción de impuestos para las clases medias y los ricos, en lugar de programas que habían sido efectivos para ayudar a los más pobres. “Hoy día los principales beneficiarios de la asistencia federal son las familias prósperas” (rebelion.org). Como dije, el capitalismo promueve más riqueza para los ricos y más pobreza para los pobres.
Pues muy mal para los niños estadounidenses. Pero, ¿cómo les va a nuestros niños mexicanos bajo el moderno neoliberalismo de la Cuarta Transformación?
Aquí, los datos, también muy conservadores, por cierto, los tomé del documento “Pobreza Infantil y Adolescente en México 2020”, una nota informativa que hizo circular el Coneval y la Unisef el día 16 de mayo de 2023, seguramente porque de entonces a la fecha no hay cambios significativos en la situación que refieren. Los datos son los siguientes:
“Entre 2018 y 2020 [recordar que esto es ya durante el gobierno de López Obrador] se observó un incremento de la pobreza en la población infantil y adolescente de 2.3 puntos porcentuales, pasando de 50.3% a 52.6%; este aumento se debió en gran parte a la crisis de los ingresos familiares como consecuencia de la pandemia por COVID-19. El incremento en la pobreza extrema fue el principal componente que empujó el aumento de la pobreza infantil; de 2018 a 2020, la pobreza extrema pasó de 8.7% a 10.6% en la población de 0 a 17 años.”
También se dijo ahí que, los niños, niñas y Adolescentes (NNA) son quienes más padecen la pobreza comparados con otros grupos, siendo que para ellos la pobreza oscila en 52.6%, mientras que para el resto de la población es de 43.9%. En cuanto al desglose por grupos de NNA, el 54.3% de la población de primera infancia (0-5 años) se encontraba en situación de pobreza, frente al 52.8% de la población de 6 a 11 años y el 51% de los adolescentes. Para 2020, más de la mitad de los NNA se encontraban en pobreza multidimensional (19.5 millones), y 6 de cada 10 contaban con un ingreso inferior a la Línea de Pobreza por ingresos. Hasta aquí dejo lo que nos interesa saber sobre el desprecio que muestra la Cuarta Transformación a nuestros niños y adolescentes.
De los promotores del socialismo científico aprendí, que la salvación del pueblo debe ser obra del pueblo mismo; y, por lo que ya vimos con los más de cinco años de gobierno morenista, creo que es bueno aprender la lección. Ya se aproxima un nuevo proceso electoral con el que vamos a elegir, entre la continuidad o el cambio en el rumbo de la patria. Necesitamos un gobierno que proteja a los niños. Ojalá no nos equivoquemos de nuevo. Razonemos mejor nuestro voto. Hagámoslo por nuestros hijos.
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