MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El necesario apoyo a los campesinos

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El discurso oficial del Gobierno federal, que engañosamente difunde de manera constante en el sentido de que las necesidades de los campesinos, para cultivar sus tierras y hacerlas producir, están atendidas con los escasos programas sociales que ha implementado, están aminorando el ánimo de los pequeños productores para decidir si les es conveniente preparar la tierra para la sembrarla, dado que los costos de los insumos de calidad que se requieren para garantizar una cosecha redituable han aumentado y están prácticamente fuera del alcance de sus posibilidades económicas para adquirirlos sin contratiempos. Y es que el programa de “Fertilizante para el Bienestar” que tanto presume el Gobierno federal como el incentivo más eficaz para acelerar la producción de maíz en el estado de Guerrero, solo le representa al campesino una escasa décima parte del total del valor que requiere para cultivar una hectárea de maíz; los seis sacos de fertilizante (cuatro de  sulfato y dos de fosfato) que otorga el gobierno federal para apoyar la siembra de una hectárea de maíz, representa solo un valor de 2,200 pesos, pero para lograr un resultado que compense el esfuerzo del productor, éste requiere invertir  en insumos y trabajos un aproximado de 20,000 pesos (semilla mejorada, sulfato, fosfato, herbicidas, insecticidas, jornales). Considerando que la mayoría de las unidades de producción no sobrepasan una hectárea, que la cosecha producida se destina al consumo familiar, y que entre una y otra temporada los productores no tienen un empleo que les proporcione ingresos para ahorrar y adquirir los insumos, siempre ha sido necesaria la ayuda de los programas agropecuarios de los diversos niveles de gobierno para que los campesinos puedan llevar a cabo esta labor. El rendimiento de 2.6 toneladas de maíz por cada hectárea que se ha obtenido en los últimos tiempos, recompensa pobremente el esfuerzo de los labradores de la tierra, y solo les reditúa de cierta forma satisfactoria, si junto al maíz siembran algunos otros productos, como frijol y calabaza, y también aprovechando los derivados de la planta de maíz para elaborar artesanías. Las pequeñas parcelas, los altos costos de los insumos y los pocos resultados en la producción, conservan a los hombres y mujeres del campo en una pobreza ascendente que los priva de los satisfactores elementales para su buen desarrollo material y espiritual. 

El ciclo productivo primavera-verano en Guerrero está en puerta. Con él, se presenta en los productores la urgencia de contar con los insumos para aprovecharlo. Pero ya no hay dependencia agropecuaria que les resuelva esta necesidad, porque, como es sabido, el Gobierno federal eliminó los programas que los otorgaban. El gobierno estatal por su parte, argumenta que no tiene recursos económicos para auxiliar a los campesinos en sus planes de siembra. Y los gobiernos municipales, nunca han tenido planes de apoyo a los campesinos, y en las actuales circunstancias menos. La persistencia de los campesinos organizados ha logrado que en las últimas gestiones ante el titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del gobierno de Guerrero (Sagadegro), el compromiso de resolver satisfactoriamente con insumos y fertilizante a un número importante de pequeños productores de las diferentes regiones del estado, este compromiso, por las propias palabras del funcionario, depende de la decisión personal del gobernador, una prueba más de que las dependencias agropecuarias han dejado al campo en el desamparo, imitando las acciones del Gobierno federal. 

El exterminio de la políticas públicas para el campo, ponen en riesgo la alimentación de los campesinos y de sus familias, exhiben al mismo tiempo, la falsedad de los compromisos de los gobernantes en turno cuando solicitan la simpatía del pueblo para ungirse en los puestos públicos. Más que en tiempos pasados, hoy los campesinos están relegados en su actividad productiva alimentaria, y no les queda otro recurso que demandar a las autoridades a destinar parte del presupuesto anual a las actividades agropecuarias para aprovechar sus energías y producir  sus alimentos, pues si no utilizan su fuerza se verán obligados a depender totalmente de las dádivas del gobierno federal, que adornadas de una generosidad ilusoria les ofrece la esperanza de mejorar sus condiciones de vida sin hacer ningún esfuerzo. El Gobierno del estado en Guerrero no debe eludir su responsabilidad con los campesinos pobres, y estos, esperan que el compromiso del titular de la Sagadegro tenga resultados reales para enfrentar con éxito este ciclo productivo, no descartando que en los próximos días tengan que tomar las calles para exigir presencialmente a las autoridades el cumplimiento de sus responsabilidades.

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