MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El mundo sin imperios es posible

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     ¿Qué se requiere para que una pequeña nación se gane el desprecio, el odio y la ira de la más rica y poderosa clase social del mundo occidental? Que le rompa su… cadena de enriquecimiento, que ese humilde país use sus recursos nacionales de forma más racional y no los destine a enriquecer a unos cuantos y, con ello, ponga un ejemplo a los ciudadanos de otros países de que es posible vivir sin el imperialismo, que es perfectamente posible que una nación, cualquiera, viva y se desarrolle sin la tutela imperial, sea la que sea, de origen gringo o europeo. Que es posible un mundo sin bancos imperialistas como el FMI, el BM, o cualquiera de los bancos que tenemos en México y que bien conocemos pues nos tienen un pie sobre nuestro cuello. Que es posible un mundo sin dólares, que imponen a todas las naciones del mundo condiciones humillantes de intercambio siempre a beneficio de las instituciones imperialistas. Ésa es la razón de fondo del bloqueo gringo a la isla de Cuba, formalmente desde el 3 de febrero de 1962, hace casi sesenta años, pero que ya venía funcionando en los hechos al menos desde tres años antes y es, también, la razón última de la actual campaña “humanitaria” mediática que pretende presentar al gobierno cubano como un monstruo que hay que destruir. Así es, amigo lector, lo que pasa es que el pueblo cubano le pisó donde más les duele a las clases ricas de Estados Unidos y de Europa y a las burguesías del mundo sometidas y controladas por ellos: les afectó en sus intereses económicos y en su estrategia ideológica de control mundial para imponernos formas de pensar domesticadas, que les garanticen que nadie piense en la posibilidad siquiera de tocar esos intereses. ¿A poco de veras cree usted que la reciente campaña mundial contra esa nación caribeña, emprendida por la prensa imperialista de siempre, es una sincera defensa de los derechos políticos y sociales de los cubanos? ¿Y de cuándo acá se preocupa el lobo feroz por los derechos de los tres cochinitos? Yo lo invito a usted, lector, a que investigue más sobre este tema, a que dude racionalmente, a que metódicamente vaya comprobando, hasta donde le sea posible, incluso las aseveraciones de este artículo. Hay muchísimas fuentes internacionales —ONU, OMS, OIT, UNESCO, OXFAM, FAO, COI, etc.—, que no han podido disimular lo inocultable: los buenos niveles cubanos de justicia social, considerando que han sido logrados en las condiciones de bloqueo más adversas que cualquier nación del mundo haya enfrentado jamás. 

     Se requiere también que el pueblo de esa nación resista heroicamente seis décadas de carencias. Para ello se requiere una conciencia, no sólo nacionalista, sino más profunda que, en el caso de los cubanos es socialista y que se ha dado un marco legal, acorde con su derecho a la autodeterminación, para actuar de manera organizada. Podrá usted estar de acuerdo o no con esa forma de pensar, pero no podrá negar que sus firmes ideales y su forma organizativa concreta de realizarlos es lo que sostiene la independencia de Cuba, soberanía de la que nadie en el mundo osa dudar. Y el día en que estas líneas se escriben (17 de julio de 2021), tales ideales y formas organizativas se han vuelto a mostrar con una impresionante manifestación de 100 mil habaneros en el malecón de su ciudad, exigiendo, en condiciones de Covid-19, el cese del bloqueo asesino.

     La actual campaña contra Cuba pretende presentar los hechos del domingo 11 de julio como una situación de caos y estallido de descontento social en la isla, magnificados burdamente para promover un supuesto corredor humanitario que no es más que una forma de intervención ilegal para justificar nuevas agresiones militares contra ese pueblo. Como Antorcha lo ha denunciado, esta campaña se enmarca dentro de la estrategia imperial militarista yanqui para dominar “su” territorio en Latinoamérica, en búsqueda de continuar el negocio de sus guerras expoliadoras en el resto del mundo y, a su debido tiempo, entre nuestros hermanos latinoamericanos. Esta política de asesinatos sabe que, por ahora, el más formidable enemigo que tiene es el pueblo cubano y, por enésima vez, quiere convencer al mundo de que “el régimen” cubano debe desaparecer. Nosotros sabemos que lo que quiere es desaparecer la prueba de que la humanidad no necesita ya de imperialismos. Lo que sí necesita el mundo es la solidaridad y la sabiduría del verdadero pueblo estadounidense, su enorme capacidad productiva, artística, científica y tecnológica puesta al servicio de la humanidad, no de las guerras imperialistas, reimpulsadas por Joe Biden. Sí, es cierto, si quieren ayudar humanitariamente al pueblo cubano, que entonces el imperio levante el bloqueo a la isla, la más vergonzosa afrenta del mundo de nuestro tiempo. Pero no lo hará, ni está en su naturaleza ni en sus planes. El 99% de los gobiernos del mundo ya le han exigido cada año a Estados Unidos que termine dicho bloqueo y le ha valido un cacahuate. Ahora ya no deben sólo hablar los gobiernos, sino actuar los pueblos: sólo ellos podrán detener esta iniquidad.

     Sobre todo, no se le olvide, estimado lector, que podrá usted estar de acuerdo o no con ciertos aspectos de la vida política y económica de Cuba, pero no puede pasar por alto que los cubanos le han enseñado a usted y al mundo entero, en estos sesenta años de bloqueo, que incluso sin la montaña de mercancías imperiales es posible elevar el nivel cultural, deportivo, artístico y social de una nación, a niveles de excelencia, y que se pueden lograr acuerdos comerciales más justos y equitativos entre los pueblos del mundo, incluido el propio pueblo estadounidense. Más rápidamente o más lentamente, según sea el caso, pero de que se puede, se puede. 

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