MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El impuesto sobre nómina, otra carga más al pueblo

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En días recientes la prensa local de San Luis Potosí dio a conocer que en el plan de egresos que está por aprobarse en el Congreso Local 2022 se impondrá en el estado el 3% de impuesto sobre la nómina que, en resumidas cuentas, es un gravamen que recaudan directamente los gobiernos locales de cada entidad federativa y que, teóricamente, se cobra a los contratantes de mano de obra sin importar el ramo al que se dediquen.

Me explico: Al contratar a un trabajador, sea en una fábrica, o sea en una obra de construcción, por cada uno de los ayudantes u obreros contratados, la empresa o el maestro albañil, tendrá que pagarle al gobierno tres pesos de cada 100 que gane el trabajador. No obstante, aunque en la forma así aparece el fenómeno, en esencia quienes terminarán pagando el impuesto, como siempre, serán los trabajadores.

Veamos: En primer lugar, es sabido que la ganancia de cualquier patrón, grande o pequeño, es producto de la plusvalía, es decir del valor nuevo creado que ha puesto el trabajador en la mercancía como producto de su trabajo excedente o plus trabajo como le llaman los economistas, que no es más que la diferencia resultante entre el trabajo realizado en la primera parte de la jornada laboral en la que el obrero ha producido el valor equivalente de lo que cuestan los medios que requiere para sobrevivir y que se refleja en su salario, y el trabajo excedente que es todo lo que resta de la jornada. Es decir, que, si el trabajador en la actualidad en los primeros 10 minutos de su jornada ha producido el valor equivalente a su salario, por ejemplo 80 pesos al día, eso querrá decir que el resto de la jornada la trabaja íntegramente para el patrón, lo que viene a constituir la ganancia de éste. Por ende, los patrones para no perder ni un ápice de su margen de ganancia ante cualquier eventualidad responden con medidas tales que le garanticen que los incrementos en los costes de producción, sea por impuestos o por lo que sea, terminen siendo cubiertos por los propios trabajadores. En esta ocasión, seguramente responderá mediante el despido de trabajadores o sobre explotando la mano de obra para incrementar la parte excedente de la jornada de trabajo reduciendo su parte necesaria. Así se explica que hayan decidido apoyar la medida que se está discutiendo en el congreso local.

O sea, con el simple hecho de que para ahorrarse el pago de impuestos los patrones ya no contraten a los trabajadores despedidos en la época de pandemia, o que despidan a los que aún conservan su empleo, o simplemente sobreexploten a los trabajadores actuales sometiéndolos a jornadas más extenuantes, o las tres cosas a la vez, quienes tendrán que cargar sobre sus espaldas este incremento en el IPN (impuesto sobre nómina) serán de nueva cuenta los trabajadores y sus familias. Si a eso sumamos la tragedia económica que vive el país en todos los rubros a los que se suma ahora una inflación galopante que ha puesto por las nubes la canasta básica, se comprenderá que a los pobres y marginados nada podrá salvarlos si no es su propia lucha y organización para cambiar de raíz el modelo económico expoliador que vivimos en la actualidad.

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