MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El hombre nuevo

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El concepto juventud, es un término que se deriva del término latino iuventus, permite identificar el periodo que se ubica entre la infancia y el adulto. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha definido a la juventud como la etapa que comienza a los 15 años y se prolonga hasta los 25 en el ser humano. Aunque no existen límites precisos al respecto. Las mejores expectativas de vida hacen que, en ciertos aspectos, las personas de 40 años sean consideradas como jóvenes. En la juventud, el individuo se encuentra desarrollado a nivel sexual, pero carece de la madurez emocional requerida para enfrentar los conflictos de una vida adulta, por lo tanto, es un estado al que se llega gracias a la experiencia de la vida.

En México se estima que los niños de 0 a 9 años son 20 millones 811 mil 744; los adolescentes entre 10 y 19 años son 21 millones 750 mil 230 y los jóvenes entre 20 y 29 años son 20 millones, 415 mil 96. Entre los tres grupos hacen un total de 62 millones 977 mil 70 jóvenes de ambos sexos, el 48.4% de la población si se calcula sobre la base de 130 millones de mexicanos en total.

Por su edad son precisamente la expectativa de lo que vendrá; ellos pueden ver con más esperanza el porvenir y en los hechos deben ser los más interesados en mejorarlo, pueden soñar y luchar por transformar este mundo en algo diferente y mejor a los que les ha tocado vivir. En ellos palpita la pasión de la rebeldía. Existe una frase trillada de que "los jóvenes son el futuro de México” frase indeterminada, porque no especifica a qué jóvenes se refiere ¿se referirá a los ricos o a los pobres? ¿Al futuro vendedor ambulante, al indigente o a un gerente?  En este escrito me referiré a los hijos del pueblo a los que son las víctimas del abandono del actual sistema educativo, a esos jóvenes que alzan la voz para exigir las herramientas necesarias para poder continuar tomando sus clases en línea y que mantienen viva su esperanza de poder estudiar, los que deben luchar por la implementación de un sistema educativo que dé la oportunidad a todo aquel que desee estudiar. La juventud es rebelde, pero esta rebeldía debe ser orientada hacia un fin superior, constructivo.

La educación es una formidable herramienta de cambio y luz que ilumina la marcha de los pueblos y debe prepararlos para transformar sus relaciones sociales, económicas y políticas, causa profunda de sus males, ya que el verdadero cambio debe ser estructural y no mental. Para ser un verdadero factor de cambio la educación debe ser integral y en primer lugar ser popular para preparar a los hijos del pueblo. Educar al hijo del poderoso no hará un cambio en favor de los débiles, sino consolidarlo. Debe ser científica y crítica enseñando a los jóvenes a someter a juico todo lo que se les dice y ven. En un estudio realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en México, comenta que el 78.6% de los hogares con niños en edad escolar tuvieron dificultades para continuar con la educación de sus hijos debido a la falta de computadora e internet, de libros, material didáctico, esto indica que se ensancha la brecha en el país en cuanto a aprendizaje en niños y adolescentes provenientes de las poblaciones vulnerables, por lo que, sufrirán una disminución de oportunidades en su vida. Esto es la realidad que urge ser transformada.  

Sin embargo, debido al potencial transformador de la juventud, hay quienes se empeñan en convencerlos de que esa etapa es para divertirse, con ello evitan que asuman compromisos y crezcan, logrando con ello extraviar a jóvenes talentosos en el alcohol o en otras trivialidades en los que se encerrarán para no enfrentar la terrible realidad por la que el mundo atraviesa. Se les inculca la idea de insertarse en el régimen y encontrar un buen lugar, a ser aduladores para lograr ese objetivo. Se les enseña a acomodarse más no a transformar la realidad. De igual manera se les despolitiza y se les hace creer que la política es sinónimo de corrupción, se les incita a no pertenecer a algún grupo político, resultando en muchas ocasiones que quien promueve esa conducta son integrantes de algún partido y su intención es convencerlos de que no se acerquen a otro grupo, sin embargo, se debe aprender a participar en la toma de decisiones, de no hacerlo otros lo harán en su lugar. La política está presente en todos los ámbitos de la vida social, en la religión, deporte, escuelas, arte y no es posible huir de ella. La juventud debe conocer la política como ciencia y aplicarla para organizar a los pueblos y transformar su realidad, no deben verla como desgracia, sino como instrumento de cambio, a fin de cuentas es la herramienta de los débiles en la toma de decisiones. Cuando la juventud enfrente el mundo real, encontrará mucha política y no sabrán qué hacer ante ella, se confundirán, por lo que, corren el riesgo de fracasar.

No basta, pues, con instruir a la juventud, dotándole de conocimientos concretos y habilidades; es necesario educar, esto es, cambiar su concepción del mundo, su forma de ver y vivir la vida. Pongamos nuestro esfuerzo en ello, sabiendo que poderosos intereses se verán afectados y reaccionarán. Hacerlo habrá valido la pena. 

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