MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El hambre y sus efectos en los niños 

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Tened presente el hambre; así empieza un poema de Miguel Hernández en el que el poeta denuncia uno de los flagelos que azotan a la humanidad. 

Los datos oficiales revelan que en el mundo hay 811 millones de seres humanos que padecen hambre, y resulta paradójico que haya quien no tenga qué comer a pesar de que están llenos los supermercados, mercados, tianguis, almacenes. Sí, ahí hay grandes cantidades de alimentos que bien podrían resolver tan grave situación. 

Desafortunadamente los niños representan uno de los sectores poblacionales que padece la terrible sensación de vacío en el estomago. Los datos que arroja la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición estiman que en México 2.8 por ciento de los niños y niñas menores de 5 años presentan bajo peso; el 13.6 por ciento, muestra baja talla y el 1.6 por ciento desnutrición aguda.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) indica que 59 por ciento de los niños tuvo una diversidad mínima en su dieta y el 18 por ciento no consumió frutas ni verduras. 

Es un absurdo que, siendo nuestro país la economía número 16 en tanto productora de riqueza, haya niños que solo tienen acceso a un mendrugo o apenas comen lo mínimo para no morir. En México fallecen 23 personas al día por hambre. 

Son los niños indígenas los que padecen las tasas más elevadas de desnutrición infantíl en relación con el resto de la población. Y el abusurdo va más allá, pues en nuestra nación se calcula que se desperdician más de 20 millones de toneladas de alimentos.  

Y si alguien duda de los datos aquí ofrecidos, bastaría con ver a los niños de las escuelas, que tienen ojos hundidos, baja estatura, sonrisas desdibujadas, cabellos quebradizos, cuerpos famélicos, etc., características de los cuerpos que sufren hambre; pero, no son la única huella física que provoca la desnutrición: un análisis médico nos permitiría observar como el cerebro se ve afectado por la falta de nutrientes y como esa falta de nutrientes afecta en negativo el rendimiento académico de los estudiantes. 

Al respecto hay investigaciones serias que echan luz sobre como la nutrición infantil y el rendimiento de los niños en la escuela son conceptos estrechamente vinculados. 

Un alto porcentaje de los estudiantes que obtienen muy bajo rendimiento escolar presentan circunferencia craneana subóptima (indicador antropométrico de la historia nutricional y del desarrollo cerebral) y, también, menor volumen encefálico. 

Por otra parte, se ha constatado una correlación directa y significativa entre el coeficiente intelectual, medido mediante tests de inteligencia (Weschler-R, o el Test de Matrices Progresivas de Raven) y el tamaño cerebral de los alumnos medido a través de resonancia magnética por imágenes (RMI). 

Dicho de otra manera, el hambre deja huellas físicas que se manifiestan en que los niños padezcan: reducción de la atención, falta de concentración a la hora de realizar tareas, dificultades para aprender, comunicarse o socializar con otros niños, retraso en el crecimiento físico y motor, situciones que a posteriori redundarán en bajo aprovechamiento escolar y eventualmente en la imposibildiad de avanzar en su formación académica. 

El causante del hambre de los pueblos, el responsable del hambre de los niños se llama: capitalismo. Este sistema nunca ha tenido ni tendrá en el centro de sus preocupaciones satisfacer las necesidades de la clase trabajadora.

Marx dijo en su obra cumbre El Capital:  a medida que se acumula el capital, tiene necesariamente que empeorar la situación del obrero, cualquiera que sea su retribución, ya sea alta o baja. ¿Cómo se manifiesta en la vida de los trabajadores esta afirmación de Marx? Veamos; para que un trabajador mexicano pueda alimentar a su familia necesita trabajar 13 jornadas para poder pagar los mil 975 pesos que se necesitan tan solo para comprar comida. 

Los que militamos en Antorcha estamos de acuerdo con el poeta cuando dice que “nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente, los que entienden la vida por un botín sangriento: como los tiburones, voracidad y diente, panteras deseosas de un mundo siempre hambriento”.

Los docentes convivimos de manera cotidiana con estas problemáticas. Hemos escuchado en más de una ocasión que los niños llegan a clases sin haber tomado siquiera un vaso de leche; hemos visto a más de un niño quedarse en el salón durante el recreo por no traer que comer; hemos visto a los niños rogar para que les regalen un pedazo de torta y hemos escuchado a los padres de familia desesperados, frustrados, por no tener dinero para mantener a sus hijos. 

Por tanto, si queremos que nuestros niños tengan una vida digna; si queremos que nuestros niños tengan pan y educacion; si queremos que los niños vivan en un mundo feliz, debemos organizarnos para tomar las riendas del país y hacer de México la patria que todos nos merecemos.   

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