El 8 de marzo se cumplieron 165 años desde que un grupo de valientes obreras de la industria textil en Nueva York organizaron una huelga en aquel histórico año de 1857, con el lema “Pan y rosas”, inició la protesta contra las condiciones inhumanas en las que trabajaban, por los salarios sumamente precarios y con jornadas extensas de trabajo que las mantenía prácticamente en esclavitud.
Sin embargo, el capítulo más cruento de la lucha por los derechos de la mujer se produjo el 25 de marzo de 1911 cuando se incendió la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York lo que provocó la muerte de un total de 123 mujeres y 23 hombres. Según el informe oficial una colilla mal apagada tirada en un cubo de restos de tela que no se había vaciado en dos meses fue el origen del incendio, versión que choca con la que señala que no pudieron escapar porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de escaleras y de las salidas, una práctica habitual entonces para evitar robos.
Al no poder huir saltaron a la calle desde los pisos octavo, noveno y décimo del edificio, pero la mayoría de las víctimas murieron por quemaduras, asfixia, lesiones por impacto contundente o una combinación de estas causas, lamentable episodio.
Fue para el año de 1910, en Copenhague, Dinamarca cuando se celebró la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas donde participaron cientos de mujeres que provenían de 17 países, fecha en que la destacada dirigente comunista alemana Clara Zetkin propuso el 8 de marzo como el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, esto en homenaje a la lucha de las obreras que dieron su vida por mejorar sus condiciones de vida laborales y el derecho a intervenir en la vida política.
Con tantas luchas y sacrificios es de reconocer que hemos avanzado, empero los métodos de sobreexplotación de la fuerza de trabajo de los obreros también evolucionaron, hoy existe un mayor desarrollo en todas las esferas económicas, por lo que pensaríamos que este calvario terminaría en la actualidad, pero no es así.
Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) con respecto a cuánto tiempo destinan en promedio hombres y mujeres al trabajo doméstico, resulta que los primeros lo hacen 11.6 horas a la semana, mientras que las mujeres 30.8 horas en el mismo periodo, pero sin ninguna remuneración y el 55% de mujeres no tiene acceso a trabajos formales y menos a la seguridad social, es decir es marcada la brecha económica existente.
Mientras en el tema de seguridad, resulta que los feminicidios han aumentado en un 235% de 2015 a 2021, esto de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Con la llegada de Morena al poder creímos que era la hora de las mujeres, pero resulta que no se escucha el clamor de que se les ayude con medicamentos para sus hijos enfermos de cáncer, se ignora a trabajadoras de la salud que han sido despedidas injustificadamente; el gobierno de la 4t se hace de oídos sordos cuando madres de familia desesperadas ante la omisión de la justicia buscan a sus hijas desaparecidas o asesinadas, y lo último, se han eliminados las escuelas de tiempo completo que brindaban reforzamiento académico y desayunos.
No conforme con eso el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador descalifica desde las mañaneras a las mujeres que exigen derechos, es decir, se siguen sufriendo los mismos estragos que se sostuvieron en las primeras luchas, mientras que en el tema económico la situación no es distinta.
Por tanto, ante la polarización del país que provoca López Obrador debemos hacer un frente común para seguir luchando como lo hicieron estas grandes mujeres trabajadoras, pero no sólo por mejorar las condiciones inmediatas, sino debemos lograr un cambio del sistema económico donde mujeres y hombres disfrutemos del esfuerzo colectivo, porque con Morena en el poder nada cambió en lo referente a la distribución de la riqueza social y vemos que la explotación de la mano de obra en México ha provocado mucha desigualdad y pobreza; mientras unos acumulan incontables riquezas, millones de personas no tienen donde vivir ni qué comer.
Y como dijo Clara Zetkin: “todas las mujeres, sea cual sea su posición, deberían exigir la igualdad política como medio para alcanzar una vida más libre”, así lo pensamos las mujeres antorchistas en referencia al 8 de marzo, quienes coincidimos que ya no deben darse luchas aisladas, sino que marchemos juntos por una patria más equitativa.
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