En días recientes, los medios nacionales han recogido diversas declaraciones de atletas de alto rendimiento en distintas disciplinas, que han representado a nuestro país en contiendas internacionales, que evidencian el abandono en que la 4T ha dejado el deporte este medio año que lleva de gobierno. Retiro o disminución de becas, falta de apoyos para salir a competencias, recortes presupuestales, desconocimiento de su desempeño y hasta la no inclusión de los deportistas paraolímpicos, son algunas de las quejas que se suman a la larga lista de inconformidades que los atletas han publicado en redes sociales, y muchos de los cuales temen posibles represalias por parte de las autoridades de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE).
Tales son los casos de Adriana Jiménez, Premio Nacional del Deporte 2017, y atleta de élite, desconocida por Kiril Todorov, presidente de la Federación Mexicana de Natación, sin advertencia o llamado de por medio, y quien en entrevista reciente hecha por El Universal, declara que desconoce el proceder y las razones de Todorov, y pide justicia: "yo pido justicia para los atletas porque hacemos algo positivo por el país; el deporte es algo positivo, traemos medallas, no estamos robando." Al caso de Adriana se suman el de otros atletas como Paola Morán Errejón, corredora de 400 metros, quien publicó un comunicado señalando que no podrá asistir al Mundial de Atletismo Doha 2019 por conflicto de intereses con la CONADE y la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo (FMAA), pues la primera se niega a solicitar a la Federación, que reconozca y valide una prueba en la que impuso marca de 51.55 segundos sobre la registrada por la FMAA. Se suman a estos, el caso de Christopher Tronco, un atleta paraolímpico que ostenta dos récords mundiales y que ha representado a nuestro país en Atenas, Beijing, Londres y Río de Janeiro; Tronco se queja de una reducción drástica en los ingresos percibidos, que ascendían a 6 mil pesos mensuales, a menos de la mitad; y el caso de Nabor Castillo Pérez, atleta panamericano, quien publicó en redes sociales la reducción de su beca de 5 a 2 mil pesos, señalando que recibía "menos que los ninis".
Esta crisis que se observa en el deporte, demuestra, entre otras cosas, que el discurso de "primero los pobres", fue eso, un discurso; que los morenistas otearon en el momento justo la inconformidad social, ante la ofensiva corrupción de los partidos hegemónicos de los últimos tiempos, haciendo suyo ese sentir y ofreciendo un discurso que encontró tierra fértil en la poca politización de un gran número de mexicanos. Es decir, que Morena se presentó con un discurso que prometió corregir los errores de sus opositores, pero debajo de ese discurso, yace el interés de miembros de un grupo de poder de los que siempre se han disputado los gobiernos en nuestra sociedad, que siguen operando con los mismos intereses bajo el disfraz de luchadores sociales.
Así se explica la crisis que presenta el deporte a nivel nacional, porque no se puede entender que un gobierno que está a favor de los pobres, cuyos dirigentes ondearon bandera triunfante en el barquillo en que ha navegado la izquierda mexicana en las últimas décadas, no sepa que el deporte es una herramienta con un alto contenido educativo, porque inculca en los individuos la solidaridad, la tenacidad, el espíritu combativo y de competencia, formando ciudadanos altivos y orgullosos, con cualidades espirituales y físicas que le permitan enfrentar su realidad con más valentía y decisión. Y que por lo tanto, es una herramienta poderosa para formar la base social de ciudadanos conscientes y dispuestos a defender al gobierno de los "Pobres de México" en su lucha contra la "Mafia del poder" y a la corrupción en sus distintas manifestaciones.
Llevar a nivel de parálisis el poco trabajo deportivo que se hacía, no es transformar el deporte, transformarlo implica -si se asume que el cambio es hacia adelante- entender que reducir el presupuesto al deporte lo elitiza, lo aleja de la práctica popular, lo reserva sólo para quienes tienen dinero con que pagar la dieta alimenticia necesaria, los aditamentos y los espacios deportivos requeridos, y que esto ha dejado a miembros de grandes sectores populares fuera del deporte amateur o profesional; que los que logran colocarse en niveles de alto rendimiento, ante esta poca promoción deportiva oficial, recurren al patrocinio privado, para aumentar el apoyo de las reducidas becas que reciben.
Aunado a esto, se tendría que aceptar que el deporte, tal como se practica en México, es un poderoso enajenador de nuestra juventud, que se utiliza para fomentar la compra compulsiva de mercancías, usando a los deportistas para modelar, anunciando una variedad de artículos de moda, a la vez que se inculca en el joven atleta, la idea de que el deporte es el móvil que lo llevará a una vida de lujos y goces que lo convertirán en triunfador, eliminando así el contenido progresista y educador del mismo.
Por lo tanto, urge replantear la forma en que se hace deporte en nuestro país, devolver el deporte al pueblo, masificándolo, cultivando y usando su capacidad educadora para formar ciudadanos recios y orgullosos de su nacionalidad, que se convenzan de incorporarse a la sociedad, a la vida productiva y política con deseos de progreso solidario e incluyente. Por ello, se debe apoyar aún más a nuestras glorias nacionales del deporte, sacándolas de las garras de los patrocinadores, para que vayan a promover el deporte en las capas populares, alentando y compartiendo su experiencia con nuestros jóvenes, y llevar así a México, a ocupar en lugar más digno en el deporte. No hacer esto, es involucionar.
La realidad nos dice, también en el deporte, que se acerca la hora de que se forme una expresión política verdaderamente popular en la que los deportistas con esa educación integral que les ha brindado su formación, se sumen a los líderes auténticamente populares, que luchen en serio por instalar un gobierno que sirva a todos los mexicanos, y no solo a los sectores acomodados, en detrimento de los pobres, que son la escandalosa mayoría en nuestro país.
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