MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El camino a la Feria Tecomatlán 2024

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Hace medio siglo, Tecomatlán seguramente no les decía nada a muchos mexicanos; sólo era el nombre de algo o de algún lugar, nada más. Para un reducido grupo de mexicanos, algunos profesionistas, era, lo es, el lugar donde se reunían para soñar en la construcción de una organización lo suficientemente fuerte y educada para construir una patria más justa y equitativa que, siendo muy rica en muchos aspectos no ofrece las mejores condiciones de vida para todos. Porque nuestro “México lindo y querido” ofrece al mundo los contrastes más lacerantes e ignominiosos: catorce megamillonarios, cuya riqueza está basada en 65 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema.

Tecomatlán es un municipio y poblado de la mixteca poblana, transformado y embellecido por un trabajo constante y tesonero de más de 50 años. A principios de los años ochenta aún era común su imagen, como la mayoría de los poblados de esta región, donde la naturaleza ha sido avara con sus habitantes: la presidencia municipal, un edificio hecho con adobe, que sucumbió al temblor del 24 de octubre de 1980; una cancha de basquetbol, donde por las tardes se reunían los jóvenes a “echar la reta”; su iglesia del siglo XVI y el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) 110, “Profr. Luis Córdova Reyes”, aún con precarias instalaciones, eran quizás lo más destacado por esos años.

Tecomatlán ya no es un pueblo como tantos más de la Mixteca, porque es la carta de presentación del modelo al que aspira Antorcha.

Desde fines de 2023 empezaron a mirarse en redes sociales los promocionales de la Feria Tecomatlán 2024, que fue bautizada como “La Feria de la unidad entre los pueblos” y anunciada para celebrarse del 11 al 18 de febrero de 2024, así que tuvimos todo un mes para planear la salida a ese bello lugar.

Ya no más la imagen común a los pueblos de la Mixteca, ya no más una iglesia, casi derruida, ya no más un bachillerato agropecuario, el CBTA 110, con instalaciones precarias. Su desarrollo ha sido sorprendente, ejemplo a seguir para muchos pueblos, reconocido por propios y extraños. 

Seguramente el único cambio que no ha tenido la misma suerte es el Rio Mixteco, afluente del Río Balsas en la comunidad de San Juan de los Ríos. Aun en territorio poblano, el caudal ha disminuido; también la calidad de sus aguas; la pesca prácticamente ha desaparecido; la contaminación ha cobrado su cuota. Ya no más sus aguas cristalinas.

El recorrido del Valle de México a Tecomatlán es de aproximadamente cinco horas en autobús. La línea que presta el servicio tiene autobuses modernos: ya no son aquellos que tenían canastilla en la parte de arriba, donde lo mismo se acomodaba la carga de los pasajeros, que los mismos pasajeros cuando ya no alcanzaban cupo, y si bien tenías suerte hacías seis horas y media, con un calor agobiante ya pasando Cuautla. 

Los paisajes que nos ofrece el recorrido son muy variados: una vista impresionante de los volcanes a la altura de Tepetlixpa; los cañaverales ya cerca y pasando Izúcar de Matamoros, para adentrarse a la serranía; cerros y más cerros, barrancas; salvo El Balsas, los demás lucen secos, sin agua, pero la Sierra Madre nos deja ver su deslumbrante belleza.

La bienvenida la recibimos del Arco Monumental con la leyenda “Bienvenidos a Tecomatlán, Pue. Cuna de Antorcha Campesina y Arenas de la Mixteca”. En su interior hay un museo con parte de la historia de este municipio y de Antorcha; además, una fuente cantarina luce en la parte frontal y posterior.

Y así es. Ese grupo de soñadores, que se reunía en solitario hace 50 años, aquí formó la organización que materializara los sueños de una patria más justa y más equitativa: aquí surgió Antorcha Campesina, la que ahora se llama Movimiento Antorchista Nacional.

Ese pequeño grupo creció hasta sumar más de dos millones de mexicanos que han abrazado el mismo ideal de pequeño grupo de soñadores, encabezados por un hombre que puso su inteligencia y sabiduría al servicio de la gente más humilde: el ingeniero Aquiles Córdova Morán.

Sin duda, Tecomatlán ya no es la misma que conocí hace casi medio siglo: su iglesia ha sido rehabilitada y embellecida; su presidencia municipal es un edificio moderno y funcional; en el lugar donde estaba la cancha de basquet luce una explanada donde ahora, por las tardes, es testigo de los ensayos de niños y jóvenes para hacer el mejor papel en poesía, danza o música; el CBTA 110 es una escuela que presume su vínculo con la comunidad y ofrece el producto de sus estudios, plantas y cultivos en su invernadero.

En el lugar donde había barrancas secas y laderas con huizaches y mezquites, ahora luce un balneario, Ixcóatl se llama; la Plaza de los Fundadores, el Auditorio Clara Córdova; un estadio de futbol con pista de tartán; cinco canchas de usos múltiples techadas; la Plaza de Toros La Antorcha; el estadio de beisbol; una unidad hospitalaria que ofrece el mejor de los servicios a toda la región, incluidas las comunidades de los vecinos estados de Guerrero y Oaxaca. Actualmente, se construye un nuevo auditorio.

Junto con sus comunidades, el Inegi registró en 2020 una población de 6 mil 830 habitantes; sin embargo sus calles normalmente lucen un abundante número de transeúntes. La razón es la gran oferta educativa que hay en Tecomatlán.

Después del nivel bachillerato con su CBTA, la gestión se encaminó por institución de nivel superior; así fue creado lo que ahora es el Instituto Tecnológico de Tecomatlán “Ingeniero Aquiles Córdova Morán”, la Escuela Normal Superior Mixteca Baja, de forma tal que este municipio emula, en la modestia de su esfuerzo, a la cubana Isla de la Juventud.

Aquí encontramos instituciones que van desde la ludoteca hasta el nivel superior, garantizando las posibilidades de estudio con un internado para los estudiantes sin posibilidades de pago de una renta, una Villa Estudiantil con las mejores condiciones para albergar a más estudiantes y todos ellos pueden hacer y formarse como artistas en la Casa de Cultura, un moderno edificio de siete niveles, donde cada uno de ellos está destinado a cada una de las expresiones artística: danza, poesía, música, teatro, pintura, escultura y literatura.

Por eso, la Feria de Tecomatlán, que cada año inicia con la celebración católica del miércoles de ceniza, no es un simple y llano festejo patronal: es la síntesis de un trabajo de muchos años; sus eventos y espectáculos, además de gratuitos son de un alto nivel del desarrollo de la cultura y el arte. Por eso los grupos culturales del antorchismo a nivel nacional pelean, en buena lid, por ocupar un lugar en sus eventos a lo largo de toda la semana.

Tecomatlán ya no es un pueblo como tantos más de la Mixteca, porque es la carta de presentación del modelo al que aspira Antorcha para una nación que no sufra de desempleo, como no lo hay aquí, donde las ferias son verdaderas fiestas de luz y color.

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