¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando existen tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo o sin la infraestructura básica que les garantice vivir de manera digna, o bien, tantos trabajadores sin derechos y, por tanto, tantas personas heridas en su dignidad?
¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando la autoridad municipal de La Paz utiliza la violencia como medio de intimidación para no resolver las demandas legítimas que le son exigidas, y aún más al derecho que tiene el pueblo pobre a organizarse?
¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando el poder público municipal de Ecatepec de Morelos no se inmuta ante el sufrimiento de más de 20 mil personas, a causa de las inundaciones que son una permanente amenaza, o cuando la educación media superior es negada, o la gente es excluida de la salud pública?
Digámoslo sin miedo: ¡Necesitamos y queremos un CAMBIO! Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no lo aguantamos; no lo aguantan ni los trabajadores, ni las amas de casa, ni los campesinos, no los jóvenes que no tienen acceso a la educación, el pueblo no aguanta la falta de centros de salud.
Pues es una realidad que excluye, y excluyendo destruye. Pues este sistema social tiene en la base de su estructura la lógica de la ganancia a cualquier costo, sin pensar jamás en la exclusión social a la que millones de seres humanos de este nuestro país son sometidos. Y hablo por los municipios mexiquenses de Ecatepec y La Paz.
Una vez más se repite la historia, el gobernante que llega a la silla del poder se olvida de las promesas hechas a los que menos tienen y se dedican a complacer a los poderosos. Aunado a la ambición desenfrenada por el enriquecimiento ilícito a través de saquear las arcas municipales; y aquella riqueza que debiera de ser para uso del colectivo, es convertida en dinero para uso personal. Por ello, cuando la avidez por el dinero tutela todo puesto político, arruina a la sociedad, condena a los hermanos más pobres, convirtiéndoles en esclavos de gobernantes sin escrúpulos que destruyen la fraternidad y su más noble dignidad.
¿Qué puedo hacer yo pepenador, reciclador frente a las inundaciones que sufro? ¿Qué puedo hacer yo artesano, vendedor ambulante, chofer, trabajador excluido si ni siquiera tengo derechos laborales? ¿Qué puedo hacer yo colono de la Laguna de Chiconautla sí mi colonia es permanentemente discriminada? ¿Qué puedo hacer yo simple estudiante de la preparatoria oficial No 211 Rafael Ramírez, con el corazón lleno de sueños pero sin solución a los problemas de poseer aulas dignas para ejercer mi legítimo derecho a la educación? ¿Qué podemos hacer la gente organizada ante un presidente municipal que utiliza la coerción, la descalificación, la difamación o la intimidación como medio para amedrentar a los que exigimos que sólo cumpla con su obligación?
Digámoslo sin miedo: ¡Necesitamos y queremos un CAMBIO! Y digámoslo fuerte, podemos hacer mucho si los más humildes, los explotados, los pobres y los excluidos continuamos organizados y asumimos la participación protagónica en los grandes procesos de cambio y transformación de nuestras colonias, nuestros municipios y nuestra tierra mexiquense.
A nosotros nos toca denunciar, primero, que en la colonia Laguna de Chiconautla, del municipio de Ecatepec, viven alrededor de 20,000 mil habitantes, los mismos que sufren inundaciones en cada temporada de lluvias y que son provocadas por falta de un cárcamo y una infraestructura en el drenaje público.
Sí, debemos denunciar y decirlo sin miedo: el desarrollo de la infraestructura sanitaria es un derecho de todos, y a las colonias Luis Donaldo Colosio y Potreros del Rey del municipio de Ecatepec, con 25 mil y 15 mil habitantes respectivamente, se les niega la construcción de un Centro de Salud, que beneficiará a 40,000 mil habitantes.
Un gobierno con verdadera vocación de justicia social no sólo debería respetar los derechos antes mencionados, sino alentarlos, fomentarlos y responder a sus requerimientos y demandas, sin ningún tipo de maniobras, taxativas, amenazas, demagogias o discursos mentirosos. No basta con entregarle al pueblo un paraguas en tiempo de campaña para que se tape de la lluvia, y entregarle un desenfriolito para calmar la fiebre de los niños más pobres, o entregar una mochila, un cuaderno y un lápiz para decir que se está apoyando la educación.
Exigimos que el presidente municipal, Indalecio Ríos Velázquez, deje de ser indolente y dé solución a las demandas de justicia social que los más pobres le demandan. Le exigimos solución señor presidente municipal, recuerde que ya no son 60,000 los que le exigen dar pronta respuesta, somos cientos de miles de persona que formamos el Movimiento Antorchista y que como un solo hombre vivimos fraternidad, entrega, garra y sed de justicia.
Señor presidente municipal de la Paz, Rolando Castellanos Hernández, le decimos fuerte y sin miedo: deje su campaña de calumnia e intimidación contra el Movimiento Antorchista y sus miembros, la silla del poder que usted utiliza para enriquecerse no ha sido hecha para eso, y nosotros se lo recordaremos en cada instante y momento. Le decimos, respete el derecho que tenemos el pueblo empobrecido a organizarnos y a salir a las calles a protestar públicamente, como lo hemos hecho para reclamar atención a las necesidades que usted tiene el deber de cumplir, porque no se le dio el poder para seguirse enriqueciendo, sino para ayudar a crear una verdadera justicia social.
No nos da miedo su hostilidad, nosotros encontramos la fuerza en las demandas de justicia social a favor de los más desfavorecidos. Y le decimos: cese su campaña inútil de amenazas y hostilidad, de descalificación e injurias, y dé pronta solución a las demandas populares planteadas por el Movimiento Antorchista, en este trienio señor presidente municipal de La Paz no nos dejaremos embaucar por su demagogia y la falacia de sus discursos, que no son más que palabras vacías y sin sentido.
Duele observar que estos dos municipios son sólo un reflejo de lo que sucede en nuestra patria, por ello, los que creemos que es posible vivir la justicia social, debemos continuar luchado como un solo hombre, con un solo ideal y ver el triunfo de los más desfavorecidos. Por ello, Digámoslo sin miedo: ¡Necesitamos y queremos un CAMBIO!
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