La difícil situación económica por la que atraviesa México ha ocasionado la pérdida de empleos y el aumento de la informalidad, pero lo más preocupante es que no hay, o al menos no se aprecian de parte de las autoridades, acciones que tiendan a frenar esa lamentable situación revelada por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en la que se asienta, que, durante el tercer trimestre del año, se cerró con una caída de 120 mil 167 plazas, subordinadas y trabajo no remunerado.
Contrario a los ofrecimientos de Andrés Manuel López Obrador, de crear los empleos suficientes para los mexicanos, se palpa una dura y severa situación económica que deja a más ciudadanos sin trabajo. Sin duda, la población asalariada aumenta, y no cuenta con contrato por escrito, prestaciones, seguridad social y con ingresos de hasta un salario mínimo, lo que los pone en situaciones extremo-difíciles, con apenas lo indispensable para sobrevivir.
No hay trabajo y los pocos que aún se conservan son considerados de baja calidad. Según la ENOE, en el cierre del tercer trimestre del año, la calidad del empleo se deterioró al observarse una disminución de las personas asalariadas con contrato, acceso a prestaciones y seguridad social, además de un crecimiento de la fuerza laboral en los rangos salariales más bajos.
Tan sólo en septiembre –se detalla–, el trabajo subordinado tuvo una reducción de 211 mil 433 plazas y el segmento de asalariados que trabaja sin prestaciones creció en 158 mil 768 plazas. Esa misma tendencia se observó entre los subordinados que no tienen acceso a una institución de salud, a esta condición se sumaron 65 mil 543 personas; el renglón de empleados que no tienen un contrato por escrito creció en 233 mil 942 personas.
Y los salarios en nada ayudan a la mayoría de los mexicanos, pues 118 mil 119 personas se incorporaron a la población ocupada que percibe hasta cinco mil 255 pesos al mes, un salario mínimo; los trabajadores con ingresos de entre cinco mil 255 y 10 mil 510 pesos, dos salarios mínimos, se redujo en 142 mil 793 personas, y la población con percepciones de entre 10 mil 510 y 15 mil 765 pesos, tres salarios mínimos, se redujo en 130 mil 250 plazas.
Aunque la tasa de subocupación, que abarca a las personas con la necesidad de ofrecer más horas de trabajo, tuvo una ligera reducción mensual de 7.89 a 7.88 por ciento, la población subordinada en condición de subempleo creció en 117 mil 570 puestos de trabajo.
Mientras el empleo subordinado se debilitó el mes pasado, el trabajo por cuenta propia aumentó, siendo así que un total de 281 mil 898 personas encontraron un refugio en estas actividades.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el trabajo por cuenta propia registra 1.5 millones de plazas más de las reportadas en marzo de 2020, un mes antes de las afectaciones de la emergencia sanitaria en el mercado laboral por la covid-19.
Otra señal de deterioro de la calidad de empleo se observó con la pérdida de 124 mil 775 plazas en la formalidad. Al mismo tiempo, la informalidad tuvo un ligero repunte después de sumar a cuatro mil 608 personas a sus filas.
Para algunos analistas, si bien existen señales para estar optimistas para el cierre de año, tampoco se pueden descartar riesgos para el empleo en el último trimestre de 2022.
Externaron su preocupación porque la industria de la construcción podría tener una menor demanda de puestos laborales. Además, en el sector de servicios se perciben señales mixtas. Por una parte, las ventas minoristas podrían enfrentar una pausa en la creación de nuevas oportunidades laborales debido al impacto de la inflación, aunque la temporada navideña y las promociones pueden ayudar en la generación de empleo.
Así es el panorama de los empleos y salarios en nuestro país. Ojalá que las presiones económicas internacionales y la inflación que de manera particular enfrenta México, no agrave los porcentajes de personas que pierden sus empleos.
El Gobierno federal está obligado a emprender acciones para evitar que las empresas pasen de la formalidad a la informalidad, para proteger a sus empleados y no andar queriendo imponer nuevas reglas, incluso de días laborales, que sin duda afectarán a las factorías, que ante ello se verán obligados a reducir su plantilla laboral. Sería lamentable que eso ocurriera.
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