Han terminado las elecciones 2021 y aunque Andrés Manuel López Obrador presume que su partido Morena ganó las elecciones, lo cierto es que, para sus proyecciones, los saldos en la Ciudad de México, santuario de su grupo político y su mayor base de votantes y en el Estado de México, fueron desastrosos. Su prioridad era la cámara, donde pronosticaba que tendría 260 diputados, pero solo tendrá con sus aliados 186.
Si a Morena y al presidente no les fue tan mal a nivel nacional a pesar de su pésimo manejo de la pandemia, el nulo crecimiento económico, la violencia que azota al país y la tragedia del metro en la CDMX, es porque sus programas sociales se usaron para comprar la conciencia de miles, fue la mayor compra de votos con recursos públicos, aprovechándose del hambre y la miseria de muchos mexicanos. Sin embargo, más allá de sus celebraciones y de los discursos políticos lo sucedido demuestra que ni López Obrador ni su partido son invencibles.
No debemos olvidar que otro factor que influyó fue, la violencia electoral dejó 91 políticos asesinados durante el proceso, que lo coloca como el segundo más violento en los últimos 20 años. Si se revisan las cifras se podrá observar que el ataque se centró sobre todo en opositores al Gobierno federal y destaca que la mayoría de los actos violentos fueron ejecutados por redes político-criminales que se involucraron en esta elección.
Llama la atención el reconocimiento que hizo el presidente al crimen organizado por “portarse bien” en las elecciones y cada día se incrementa la sospecha, de que los cárteles contentos con la política de “abrazos, no balazos” que promueve López Obrador decidieron facilitarle el triunfo al partido oficial. Esta idea viene a apuntalarse y a desatar más conversaciones después del triunfo de Morena en todo el corredor del pacifico que comprende los estados de Colima, Nayarit, Sinaloa, Sonora y las dos Baja California. Serán importantes las investigaciones que hagan las autoridades encargadas de la procuración de justicia y electorales sobre estas denuncias para conocer la verdad.
Por otro lado, ayer se dieron por terminadas las conferencias diarias sobre la covid-19, sin que esto signifique que la pandemia se haya contralado. Las conferencias vespertinas terminaron y los simpatizantes del subsecretario López-Gatell le llevaron mariachi y pastel al demagogo, no se aplanó la curva, ni vimos la luz al final del túnel. Oficialmente al 9 de junio son 229,000 muertos en nuestro país, pero científicos señalan que la cifra de fallecidos ronda en casi medio millón y aunque a López Obrador le encanta decir “primero los pobres”, el sector más golpeado por la pandemia ha sido precisamente el pueblo trabajador.
A costa de la vida de la gente a la que tanto juró proteger, el mandatario prefirió invertir en una refinería, un tren y un nuevo aeropuerto en medio de la peor crisis sanitaria que el mundo ha visto en el último siglo. Después de quince meses de que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia, en México vemos la misma situación criminal y de negligencia por parte del gobierno federal que se ha reusado a la aplicación de pruebas masivas y a agilizar la campaña de vacunación considerando también a niños y jóvenes.
Finalmente, en menos de una semana del regreso a clases presenciales en la Ciudad de México y en algunos estados del país, tres menores de edad dieron positivo a covid-19, tanto en escuelas públicas como en privadas. Dicho regreso a clases implementado por la Secretaría de Educación Pública se hace olvidando por completo lo que dice la ciencia, entregar gel y cloro a las escuelas diciendo que eso basta, significa poner en riesgo la vida de estudiantes, maestros y personal administrativo. No hay duda, el regreso a clases es un fracaso y el gobierno federal debe suspenderlas. Los estudiantes deben ser vacunados y las escuelas deben tener las condiciones sanitarias óptimas para un regreso a clases seguro.
Como se puede ver, las cosas no mejorarán después de estas elecciones y, por el contrario, todo parece indicar, aunque muchos no lo quieran reconocer, la situación para los sectores más desvalidos del país será peor, muy poco durarán las monedas a aquellos que como judas vendieron su voto y su situación de miseria continuará. La pobreza no se termina ni con dadivas ni con falsos mesías en el poder. Nosotros no le decimos al pueblo: cree, le decimos lee, estudia, infórmate, medita, observa y piensa. Porque ése es el camino de la verdad, la tarea ha sido y hoy más que nunca es, hacer que el pueblo razone y que analice y más pronto que tarde lograremos que el pueblo organizado y consciente tome el poder en sus manos y entonces sí podremos construir un mundo mejor para todos.
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