MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Desarrollo de México, asunto de resultados no de palabras

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“En Campeche se están haciendo inversiones como nunca en la historia, sí, te lo voy a probar, porque no se trata solo hablar, sería demagogia”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a los reporteros y denunciantes que acusan un abandono hacia Campeche, por parte de las autoridades estatales y federales.

Respondió que “habrá una inversión para Campeche de alrededor de 100 mil millones de pesos, en el Tren Maya”, y que será en esta entidad donde habrá más tramos del Tren Maya, indicando que de los mil 550 kilómetros de vías, calculó que 600 son de aquella entidad, con la mayor inversión federal de toda la obra.

Ya en anteriores ocasiones ha hecho las mismas afirmaciones, señalando que, en cambio, las anteriores administraciones saquearon a Campeche y se volvieron ricos, ya que “los contratistas del PRI, y luego los contratistas del PAN, vinculados a Pemex que recibían contratos, achicaron Cantarel, uno de los campos petroleros más importantes del mundo, lo agotaron, llegó a producir hasta dos millones de barriles diarios, ahora está produciendo 150 mil barriles”, para hacer el contraste de ellos con él y su 4T.

Después de casi cuatro años de que AMLO tomará juramento como presidente, al frente del Gobierno federal, es decir, de que “terminó el periodo de las promesas; llegó la hora de los hechos” (Maestro Aquiles Córdova Morán, julio 2018). No sería exageración o pretensión irracional decir que los hechos ya hablan por sí y nos dicen cuál es la verdad acerca de las promesas del candidato con respecto al ahora presidente de México, pero no porque nos preocupe afinar la imagen de él como político y contrastarla con la realidad, sino porque se trata nada más y nada menos que del desarrollo real del país y de la vida de los millones de mexicanos, sobre todo de los más pobres a los que Antorcha Campesina se ha propuesto defender y organizar. A los antorchistas no nos importa la imagen ni las encuestas acerca de López Obrador, sino el pueblo de México.

El hecho decantado es que el AMLO presidente ha abandonado toda obra pública en favor del pueblo y la ha sustituido con sus mega obras emblemáticas e inútiles según la opinión de todos los expertos, detrás de las cuales muchos alegan que hay opacidad, corrupción, nepotismo, enriquecimiento ilícito de parientes y amigos íntimos y quién sabe cuántas marranadas más. De esto último no vamos a dar nuestra opinión, aunque, debo aclarar, no es que no nos importe si son verdad o no, sino que en esta ocasión no es lo que queremos dilucidar, sino lo que tales obras significan en su promesa de ayudar primero a los pobres y lograr el desarrollo y la justicia social, y quien sabe cuántas preciosidades más que prometió el AMLO candidato.

En justas palabras, su inversión histórica en Campeche se reduce a solo hablar y demagogia, tal como él mismo las calificó, como curándose en salud. En el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) del año corriente, toda la obra de construcción del Gobierno federal se concentró en dos estados: Campeche y Tabasco, estados que absorbieron el 71 por ciento del total nacional, solo que toda la obra se redujo de manera precisa solamente al Tren Maya y a la Refinería de Dos Bocas. Esta concentración de recursos en estos dos estados y en estas dos obras se repetirá en 2023, pues recibirán, otra vez, el 62 por ciento del total de la obra civil del Gobierno federal. Así lo establece el Paquete Económico 2023 que seguramente van a aprobar los diputados de Morena sin moverle una coma.

La preocupación de los críticos de esta concentración tampoco ha sido atinada, pues se reduce a criticar que “la distribución (del presupuesto federal para inversión en obra pública) está actualmente polarizada, 71 por ciento en el 2022 para dos estados únicamente mientras hay estados vienen con menos de 1 por ciento (…), Estamos totalmente de acuerdo que hay que apoyar a los estados que tienen retraso en lo económico, en la educación, en todos los temas. Hay que ayudarlos, pero no sin descuidar a tal grado a los demás”.

Nosotros decimos que eso es otro engaño, pues, en realidad, la inversión que realiza el Gobierno Federal no está apoyando a estos dos estados en los que se concentra la inversión y descuidando a los demás, sino que está descuidando a todos, pues aunque se trate de una inversión del 71 o 62 por ciento, al concentrase en solo esas dos obras y a cambio de cancelar toda otra obra, no se traduce en beneficio para la población de Campeche o de Tabasco, pues no se trata de obras que impacten al pueblo de manera benéfica, sino solamente a esas dos mega obras, a cambio de lo cual se ha cancelado toda otra obra de agua potable, electrificación, escuelas, hospitales, calles y vías de acceso, etc., las cuales ya no se hacen, pues todo se destina al Tren Maya y a la Refinería de Dos Bocas. Cómo dijo

Rocío Huerta Ibarra, dirigente del Movimiento Antorchista de Campeche (MAC), “en realidad se está castigando al pueblo al negarle las obras de servicios a cambio de concentrar el dinero en esas dos obras que no representan desarrollo para los pueblos”.

Ese es el hecho, y los hechos son incontrovertible. De manera que los hechos dicen que el AMLO presidente o es un fracasado o es un simulador que nunca quiso realmente ayudar a los más pobres, pero no todo el pueblo lo alcanza a ver, pues aún se tiene la esperanza, sembrada falsamente por los especialistas en comunicación social de que el AMLO presidente va a resultar tal y como el AMLO candidato prometió o mejor.

Y aquí aplica lo que alguna vez dijo el expresidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln: "puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Hagas lo que hagas, hazlo bien”, cosa que el AMLO presidente ha preferido no hacer.

Esto es lo que, desde 2018, explicó el Maestro Aquiles Córdova Morán para referirse al recién anunciado triunfo de AMLO, “… no es lo mismo, ni mucho menos, ser convincente que tener razón, sobre todo en asuntos tan complejos como la conducción política de un país. Los morenistas ganaron porque convencieron, de eso no hay duda; pero saber si también tienen razón absoluta en sus planteamientos es algo mucho más problemático, que solo ahora, en los hechos y con hechos, pueden y tienen el deber de demostrar”. Y los hechos ya hablan fuerte y claro.

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