MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Democracia y dictadura, burguesa o proletaria

image

Los defensores de las clases poderosas y del capitalismo, sobre todo los intelectuales forjados en la escuela y con las teorías capitalistas, entrenados con escrupulosidad para defender ideológicamente al sistema, así como muchos otros de diferentes capacidades intelectuales, debidamente balanceadas con el necesario contrapeso económico del interés, más comedidos que honestos, defienden con esmero y pasión la democracia parlamentaria, tal y como la conocemos hoy en México (y con algunas variantes en el llamado mundo occidental), en oposición a lo que llaman dictaduras, entre las que revuelven de chile y de manteca hasta el absurdo de colocar a Donald Trump y Jair Bolsonaro al lado de Vladimir Putin y Xi Jinping, pero siempre poniendo especial descrédito a los países que han intentado una vía económica y social diferente a la que impone el sistema de libre mercado capitalista, y se desgarran las vestiduras en defensa del libre derecho de los ciudadanos a elegir a sus gobernantes, invocando los más altos valores de libertad y democracia.

Sí, también hay, no muchos (aunque más de los que el decoro debería permitir), no iniciados valedores de lo que no entienden, pero que son, en su descargo, más candorosos que culpables. Y todo este asunto de control ideológico en torno a la democracia y dictadura es posible gracias a la ignorancia que el mismo sistema se cuida mucho de conservar, por las vías que sean necesarias, entre las grandes masas de ciudadanos.

El pueblo trabajador de México debe saber (lo invito a saber) que esto lo puede solucionar si quiere, que la verdad sí está a su alcance y que esta lo puede dejar sin ninguna duda acerca de lo que son y de lo que le conviene como pueblo, aunque no la va a encontrar en sobrecitos o embotellada en la tienda, ni la va a poder asimilar en cápsulas de una sola toma, por ósmosis inversa o por intravenosa. ¿Cuál es la democracia que le conviene a la humanidad y cuál es la dictadura que debe evitar? No olvidemos que ambas son invento de los hombres, y cualquiera puede estudiar y comprenderlas en sus determinaciones sociales e históricas; pero se requiere estudiar con la sed de quien quiere liberarse de esa ignorancia, pues no se puede explicar en una cuartilla. Trataré de dar mi opinión de lo que nos conviene a los mexicanos, en las actuales circunstancias, para lograr el progreso y la justicia social tan ansiadas y urgentes. Perdonarán la parquedad en las afirmaciones, ninguna será abusiva.

Cuando los hombres eran todos iguales y la sociedad así lo estipulaba y permitía en los hechos, el pueblo ejercía el poder (eso quiere decir democracia) sin dificultades y resolvía los problemas con la fluidez, simpleza y seguridad que la unidad e igualdad permitían.

El problema comenzó con la división de los hombres entre ricos y pobres, diferencia que nació de la propiedad privada y del desarrollo de la capacidad del hombre para crear satisfactores, lo que permitió a unos vivir del trabajo de otros, la acumulación cada vez mayor de esos satisfactores en las manos de una clase que, de ese modo, concentra lo que hoy llamamos riquezas.

Desde entonces los intereses de los hombres ya no son iguales, no son los mismos y hasta son opuestos y se hace necesario el dominio de una clase sobre otra por las vías que fueran necesarias, entre las que destaca la creación de un equipo especial de personas dedicadas a vigilar y retroalimentar este sistema de injusticias (el Estado), y un sistema de elección de este equipo que asegurara ese dominio. 

Todos los sistemas de gobierno, desde entonces, tienen ese mismo objetivo y la forma que adquiere (monarquía, dictadura, democracia) no son sino otras tantas formas adecuadas a las circunstancias que deben, de todos modos y de manera infalible, asegurar el dominio de la clase poseedora sobre la clase trabajadora. Por ello Carlos Marx resumió todas ellas, ya bajo la esencia y formas que les da el sistema imperialista, cima del desarrollo de la sociedad dividida en clases, como Dictadura Burguesa, aunque tuviera la forma mejor y más colorida de lo que hoy se llama democracia parlamentaria con su aparente libertad para que el pueblo elija; según él siguen siendo, mientras exista la división de la sociedad en clases y el domino de una clase sobre otra, verdaderas dictaduras de los explotadores.

El pueblo, que como tal o no existe o se podría calificar como tal a la clase explotada, a los trabajadores y las llamadas clases medias, y hasta la baja y pequeña burguesía, pero no a todos los ciudadanos, en realidad no ejerce el poder, nunca lo ha ejercido y, luego, la democracia no existe, nunca ha existido, sino que así se llama al sistema en el que el poder lo ejerce la clase explotadora, los grandes burgueses dueños de la riqueza. Y esto es lo que importa.

Esto lo garantiza, a pesar de las democracias modernas, sistemas electorales en los que, supuestamente, decide la mayoría, mediante el control de las elecciones con todo lo que eso implique o necesite para asegurar quiénes resulten electos: control de los partidos, compra de políticos y líderes, control de las campañas, de los medios de comunicación, manipulación de la información, control de los recursos públicos y su aplicación, fraude, compra de votos, violencia electoral, acuerdos con la delincuencia, crímenes y asesinatos, etc. Todo esto es posible, gracias a que tienen el poder económico y con él, el poder político está a su disposición.

Por ello, los pobres debemos entender que la verdadera democracia la ejercerá el pueblo solamente cuando ya no existan las clases sociales, cuando todos seamos pueblo, y que, mientras, lo que se puede hacer es tomar la democracia burguesa y hacer que cumpla sus promesas, de manera que la mayoría numeraría del pueblo, que es cosa muy real, sirva para hacer que este sistema, le permita influir en las decisiones de gobierno. 

¿Es eso posible? Sí, el pueblo puede aprovechar la democracia burguesa para fortalecerse y lograr defender sus intereses de clase, pero para ello, se necesita que el pueblo sepa ejercer su verdadero poder, ese número, y no lo puede hacer si no se une, se organiza, se educa y aprende a distinguir cuáles son sus verdaderos intereses y a actuar como un solo hombre en su defensa. El mejor modo sería, sin duda, que logre derribar todos los obstáculos que le imponga el sistema y la clase poderosa con todo su dinero, para que pueda formar su propio partido, elegir a sus candidatos, pelear en la justa democrática, ganar para elevarlos al poder y, ya en él, defenderlos; todo esto es lo que les propone Antorcha Campesina. 

En todos los casos, la condición necesaria para que el pueblo pueda ejercer el poder es la educación y la organización de las grandes masas trabajadoras, en torno a un programa claro que corresponda a esos intereses y a estas circunstancias.  A esto no lo puede sustituir un pseudo partido que desprecia la organización de las masas, usa el poder del erario público para corromperlas (al más sucio estilo burgués) y derriba todos los mecanismos al alcance del verdadero pueblo para poder acceder al poder; el control de la democracia y sus instrumentos no es un recurso ni una demanda del pueblo, sino de las clases poderosas. Quienes hagan eso no son los defensores del pueblo, aunque lo hagan a su nombre, y el pueblo debe aprender a reconocerlos, a despreciarlos y a luchar contra ellos, si realmente quiere algún día ejercer el poder.

 

 

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más