MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Delfina Gómez, una simple espectadora del injusto trato a la educación

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Como ya lo habían previsto analistas y especialistas de la política nacional, el PEF 2022, fue aprobado por la cámara de diputados sin cambiar una sola coma a la propuesta emitida por el ejecutivo, personificado por Andrés Manuel López Obrador.

En una vergonzosa muestra de sumisión a los mandatos del presidente, los diputados morenistas y sus aliados, renunciaron a ejercer su trabajo, por el cual fueron colocados en ese espacio por sus votantes; renunciaron al análisis minucioso y detallado de una propuesta que a todas luces continúa la línea de recortar presupuesto a rubros tan vitales como el apoyo al campo, programas de infraestructura, educación, entre otros, para incrementar los montos de inversión en los programas emblemáticos de este gobierno como El Tren Maya, 73% de incremento, al Tren del Istmo de Tehuantepec, 174%. La refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía continúan absorbiendo una parte importante del presupuesto con sobrecostos, 933 millones de pesos más en la refinería y 9,058 millones de pesos más en el aeropuerto de Santa Lucía. 

Además, se continúa con los programas clientelares disfrazados de becas y apoyos monetarios por transferencia directa, que hasta el momento continúan sin reglas claras de operación y en una creciente opacidad, otorgándole 390 mil millones de pesos a este rubro. En tanto la Secretaría del Bienestar obtiene 106 mil millones de incremento, para seguir comprando conciencias.

Pero en particular, nos llama la atención el trato que se le da a la educación en la asignación de recursos para el 2022, datos duros nos dicen que, a pesar del discurso oficial, la educación no es la preocupación de la mal llamada cuarta transformación: Se le otorga un pobre 7.8 % de incremento a la SEP para atender las graves problemáticas que aquejan a las escuelas y las comunidades escolares, además de que se da la reducción de un 49% para los proyectos de infraestructura escolar que, desde la desaparición del INIFED,  no han dado pie con bola; existe un total descontrol en este rubro y las escuelas exigen solución a sus demandas de construcción mientras que los municipios, CAPCE y SEP se pasan la bolita en tanto las escuelas viven una dura realidad de escuelas vandalizadas, deterioradas por el prolongado cierre de sus instalaciones y los robos que van desde cableado eléctrico, sanitarios, equipo y mobiliario. 

Para el programa de Cultura Física y Deporte se da un recorte de 18%, uno de los rubros que en estos momentos de pandemia deberían estar siendo atendidos, pues demostrado está con hechos que el sedentarismo y el stress generado por efecto de la pandemia, sólo pueden combatirse a través de hábitos saludables, los cuales son uno de los principales ámbitos de acción de estos programas, una incoherencia más del gobierno de López Obrador.

¿Qué sucede con la salud de nuestros educandos? Mientras que en el programa de atención a la salud y medicamentos gratuitos para la población sin seguridad social, también del INSABI, en cifras globales tendría un aumento de 4%, pero cuando se trata del anexo 18, que se relaciona con los recursos para menores de edad, el recorte para el 2022 sería de 31% y, de 47%, en el caso de la primera infancia. Es decir, se identifica a este sector poblacional como poco importante o hasta prescindible, en consonancia con su tendencia de no querer vacunar a menores de 15 años, a pesar de que muchos otros países, incluidos los de Latinoamérica, están vacunando a esta población en un genuino interés por brindar condiciones para un regreso presencial seguro.

Y ante todo este maltrato y menosprecio del presidente de la República y sus correligionarios de la cámara de diputados hacia la educación, ¿qué dice nuestra “flamante” secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez? En su comparecencia ante la cámara de diputados de este 23 de noviembre, en un intento por quedar bien, admite que la SEP ha quedado mucho a deber, tanto a alumnos, padres de familia, maestros y a las mismas instituciones, además de admitir que es gracias al esfuerzo de los padres de familia que las escuelas han podido reabrirse y mantenerse en funcionamiento. Pero este acto de contrición, que en apariencia pudiera parecer noble, no lo es. 

Si Delfina dice tener los elementos de prueba para saber cuáles son las principales deficiencias y necesidades de las escuelas, ¿por qué aprueba en lo general el PEF 2022 y calla vergonzosamente ante lo injusto de la asignación de recursos? Solo hay una respuesta posible, no tenemos en la Secretaría de Educación Federal a un representante real de los maestros y comunidades escolares, sino a un títere que hace y dice lo que le ordena quien, por dedazo, la colocó. 

Es por ello, que los docentes, cada vez que vemos su “mensaje” en los CTE hablando de revalorizar al magisterio, de dignificar la profesión y de ponernos la camiseta, no podemos menos que indignarnos por su incoherencia y falta de solidaridad con la profesión que dice representar. Y qué decir de su reciente “honoris causa”, ¿tal vez comprado?, una verdadera burla.

Mientras no exista en SEP un verdadero representante de los maestros, con la cultura, el amor por la pedagogía y las ganas de poner de pie a la educación de nuestro país, no existirá otra posibilidad más que seguir haciendo lo que hasta ahora hemos hecho: apoyarnos con nuestros padres de familia, organizarnos como frente magisterial y luchar para exigir lo que por derecho nos corresponde. México necesita de líderes, no de títeres.

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