MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Declaremos la guerra al mutismo y ceguera política

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Todos los mexicanos, lo aceptemos o no, estamos dentro de un aparato económico, político cultural y social que influye decididamente en la conducta de cada individuo, condicionando su estilo de vida y con ello su pensamiento y conducta, es decir, la forma en la que vivimos (o nos tienen sometidos a vivir) no es un caso fortuito, por mala suerte, por designio de Dios, es un fenómeno concatenado con el aparato económico-político del país, que planea todos los días cómo seguir manteniéndose en el poder a pesar de las consecuencias que sus acciones le ocasionen a millones de familias y el daño que le hagan a México.

Este fenómeno, por así llamarlo, es una herramienta muy poderosa para quien la sepa utilizar. Basta recordar el experimento del fisiólogo ruso Iván Pavlov, quien descubrió que a los perros se les puede condicionar para responder a estímulos antes de que se les diera de comer. Esta aportación al conocimiento llamada condicionamiento clásico fue una de las bases para entender el comportamiento de los seres humanos, pues también su actuar y pensamiento pueden ser condicionados para los fines que se quieran. 

Por eso no es de extrañarse que al pueblo en general no se le hable de educación política, economía, cultura y deporte; los dueños del capital y por ende los que gobiernan a México han inyectado la idea de que esos temas son aburridos, que no son de interés, que son temas para expertos.

Un pueblo ignorante es fácilmente engañado, pero un pueblo que se educa, que conoce sus derechos exige, cuestiona, manifiesta su inconformidad, se organiza con sus vecinos y juntos se ponen a luchar

Al pueblo se le ha dicho, en pocas palabras que no piense, que la política no es cosa de ellos, que para eso eligen a representantes; al pueblo se le priva entonces de opinar, de educarse, de ser un factor de cambio; y lastimosamente, el pueblo les ha creído, separándose de la verdad y cayendo en la trampa, en el experimento, creyendo en las telenovelas, los programas de chismes, en las películas donde un hombre salva el planeta, en pocas palabras, el pueblo se ha convertido solo en el espectador de cómo otros diseñan su propia realidad, a cambio de una despensa o dinero en efectivo, repartido bajo el nombre de programas sociales, que más bien son programas destinados a mantener al pueblo en silencio y ciego.

Es precisamente ese mutismo y ceguera del pueblo que le ha servido a los poderosos y gobernantes para seguir manteniendo el estado de las cosas como a ellos les conviene; un pueblo ignorante es fácilmente engañado, pero un pueblo que se educa, que conoce sus derechos exige, cuestiona, manifiesta su inconformidad, se organiza con sus vecinos y juntos se ponen a luchar.

Ese pueblo educado es el terror para los que están en el poder, por eso cuando alguien levanta la mano es criticado, señalado y muchas veces silenciado para que no convenza a más personas a que se unan en una lucha justa y necesaria.

Por eso, es urgente, hoy más que nunca, declararle la guerra al silencio, es necesario que el pueblo se eduque y tome en sus manos las riendas del país, si en verdad quiere un cambio profundo, si se aspira a tener una mejor calidad de vida para todos. El pueblo debe formar una verdadera vanguardia para hacer frente a quienes por tantos años lo han mantenido sometido y explotado.

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