Hoy los mexicanos somos testigos del debate en los medios de comunicación a favor o en contra de la marcha que diferentes colectivos convocaron en todo el país en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE)
Ya es un aspecto para destacar que el centro del debate sea la participación (o no) en esa manifestación, y no así los argumentos de esta, las causas de fondo que defiende y los razonamientos para apoyarla o no, sino que se ataca o defiende la participación o no en ella.
Esta marcha tiene como fin expreso la defensa del INE y oponerse a la Reforma Electoral que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), propuso al Poder Legislativo, y que, a decir de muchos, significaría someter al órgano electoral al control del Poder Ejecutivo; es decir, ponerlo a las órdenes del mandatario federal, quien, de este modo, controlaría los resultados de las elecciones sin importar o a pesar de los verdaderos resultados de los procesos, es decir, lo pondría por encima de la verdadera voluntad de la mayoría.
Por eso pongo entre comillas eso de “debate”, porque poco o nada se dice en esos medios (me refiero a todos los medios), acerca de los argumentos profundos y lógicamente formulados para argumentar una u otra idea acerca de esta reforma y de la oposición a ella, para defender una u otra posición.
Y no es que no existan esos argumentos o que no los pueda uno buscar y encontrar, para conocerlos, sopesarlos, analizarlos y tomar posición, sino a que esos argumentos brillan por su ausencia en el multicitado debate, en el que sí hay, con abundancia, insultos de la más baja estofa que revelan no solo la poca inteligencia y la verdadera estatura moral de los debatientes, sino sus verdaderas intenciones, muy alejadas de las expresadas y, por ello, reveladoras de la verdadera esencia de las mismas. En este caso, singularmente ejemplar, la forma es contenido.
Por ello quiero referirme a la forma del debate y no a los argumentos de fondo, que podremos tratar aparte, y lo invito a enfocar un momento su atención en eso.
Destaca la forma en que los defensores de la reforma electoral, apoyadores de AMLO han preferido adoptar con unanimidad sistémica y que tiene su origen en la misma conferencia mañanera y emergidos de la misma boca del presidente: el insulto y la provocación.
Toda la semana en el cuerpo de cada conferencia se dio lugar destacado a la opinión de AMLO acerca de la convocatoria a la marcha y cada mañanera fue imposición de agenda a toda la estructura propagandística del gobierno, su partido, y todo hacia abajo, desde su origen (la boca del presidente), fue solamente eso, insulto y provocación, con el único y evidente fin de descalificar la protesta, desanimar y hasta criminalizar a los posibles participantes, para que se arrepientan (por vergüenza o por temor), y hasta se vean obligados a condenarla, so pena de sufrir escarnio y segregación social, por fifís y conservadores.
Acto seguido, los apoyadores más fortalecidos en redes sociales, tuiteros, blogueros y demás con decenas y hasta cientos de miles de seguidores repiten el insulto y la provocación, a los que les sigue una cascada de repeticiones, orquestada por toda la fauna nociva de redes sociales, imposible de ocultar para la mente enterada, pero difícil de apreciar para el público en general. "Las cuentas falsas se usan para inflar artificialmente el número de seguidores, 'me gusta', compartir o retuitear, lo cual crea una impresión falsa de popularidad".
Por un lado, se aparenta popularidad y por otro se desacredita a los disidentes mediante el acoso, que "por lo general implica abuso verbal, discriminación y/o trolling contra los valores, las creencias o la identidad de un usuario o un grupo". Es un aspecto persistente del “ecosistema de internet que se usa para silenciar el disentimiento en línea”, explica el estudio de la Universidad de Oxford “Troops, Trolls and Troublemakers: A Global Inventory of Organized Social Media Manipulation” (“Ejércitos, provocadores y alborotadores: un inventario global de la manipulación organizada de las redes sociales”), el que lo califica como “una de las formas más peligrosas de actividad de los ciber ejércitos, ya que con frecuencia los individuos reciben amenazas sobre su vida real y sufren el daño de su reputación”, y que busca “manipular la opinión pública en las redes sociales”.
Así, “la discriminación, la provocación, el acoso, las campañas políticas, las noticias falsas y la propaganda comercial son ya parte del paisaje en las redes sociales. Según el estudio, no las realizan solo los individuos: también se trata de “un fenómeno organizado, con grandes gobiernos y partidos políticos que dedican recursos importantes al uso de las redes sociales para la manipulación de la opinión pública”.
O dígame usted, amable lector, en oposición al hashtag #YoDefiendoalINE o el de #MarchaPorLaDemocracia, ¿Qué es lo que dice el de #LaMarchadeLosPendejos, acerca de la reforma electoral?, ¿Le dice algo acerca de las formas en que la reforma electoral va a ayudar o a perjudicar a la democracia, o cómo lo haría la protesta en su contra?
Yo creo que lo único que dice con claridad, la famosa campaña desde la presidencia es que AMLO y sus apoyadores no confían en su capacidad y arrestos para el verdadero debate de ideas, y que solamente busca, con las peores artes de la propaganda y la manipulación, amedrentar, acosar y acallar la disidencia e imponer, con las mismas malas artes, una reforma que de otro modo, en buena lid, no podría ganar.
Es claro que esto no le garantiza que la reforma electoral sea aprobada, pero para eso ya tiene sus estrategias en la cámara, no menos sucias y vergonzantes. Pero necesita también del apoyo popular, amigo, porque en verdad la única fuerza que le impediría seguir abusando de su poder con las mismas trampas y chicanas de siempre (herencia de la vieja mafia del poder, que en realidad no ha cambiado), sería una respuesta del pueblo educado y organizado.
Por ello, también, es que él y sus criaturas odian al Movimiento Antorchista cuya única razón de existencia es educar y organizar al pueblo.
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