En nuestro país existen más de 90 millones de pobres a pesar de que las cifras oficiales traten de ocultarlo. La balanza social esta sumamente desequilibrada, puesto que unos cuantos tienen riqueza hasta para aventar para arriba, porque la han concentrado de una forma descarada y se dedican al derroche de recursos; en contraste con esto, la inmensa mayoría carece de lo más mínimo para vivir de una forma decorosa, como todo ser humano tiene derecho de hacerlo.
Esta minoría de ricos monopoliza los productos y bienes generados por el trabajo de toda la sociedad y paga los salarios mas miserables del planeta a sus esclavos modernos y todavía no conforme con esto para que su poder se mantenga vigente, los amenaza con echarlos a la calle si se atreven a exigir un poco más. Un trabajador en México labora alrededor de diez horas diarias en promedio. Los mexicanos son los trabajadores que más horas laboran en comparación con obreros de otros países.
Y "honrosamente" seguimos manteniendo en nuestro país el hombre más rico del mundo, el señor Carlos Slim, prueba de la injusticia social que se vive en México, también podemos mencionar entre los más ricos a familias con apellidos Bailleres, Sertjive, Salinas Pliego, etc. De 112 millones de seres que somos en México, más de la mitad viven en la pobreza o pobreza extrema, aunque curiosamente, se sabe que México se sigue posicionando entre los 15 ó 20 países más desarrollados del mundo, o sea que nuestra economía es por su tamaño, de las más ricas y ocupa uno de esos sitios, es decir, sólo 11 ó 12 países nos superan en producción. Entonces ¿qué sucede? Si nuestro país no es pobre, produce mucho, hay gente rica entre las ricas de este planeta, ¿por qué se ha incrementado la pobreza en esa medida?
En todo este panorama tan desolador, existe un alto número de trabajadores informales que no tienen acceso a un crédito habitacional, porque las instituciones encargadas de otorgarlo se los niegan, argumentando que sus ingresos no son los necesarios para cubrir una deuda de tal magnitud, claro, porque las viviendas que realizan las grandes constructoras no tienen el sello de carácter social, sino que son jugosos negocios que han enriquecido a sus dueños por años, que además se distinguen por la mala calidad de los materiales que utilizan, angostos espacios, son casas que en menos de un año ya tienen cuarteaduras, y están en peligro de un colapso (un abuso constante se padece por parte de estas inmobiliarias, que lucran con las familias mexicanas). Es urgente que se generen más opciones para que los mexicanos tengan acceso a una vivienda digna.
Sin embargo, ajenos a toda vergüenza los gobiernos que pasan anuncian con bombo y platillo que se construyen cada día más viviendas para satisfacer la demanda, pero esos supuestos logros no se ven reflejados en una disminución real de los rezagos, y en México se sigue teniendo un déficit de vivienda de más de 40 millones.
Lo real, es que desde hace 20 años se le dejó el control total de la construcción de vivienda a empresarios que carecen de conciencia social y que lo único que les interesa es llenar sus arcas de riqueza a costa del sufrimiento de los que menos tienen, por los créditos injustos y excesivos que se otorgan, algunos de ellos impagables, por los intereses que se imponen.
Aunado a esto, por la urgencia que tienen miles y miles de familias de contar con una vivienda, sabemos que cada año se construyen alrededor de 80 mil casas en zonas de riesgo, esto por la necesidad de contar con un hogar. La falta de acceso a la vivienda formal ha ocasionado la proliferación de asentamientos irregulares, muchos de los cuales se ubican en zonas inestables, de acuerdo con el Centro Impulsor de la Construcción y la Habitación (CIAHC).
Puedo citar algunos ejemplos en la Ciudad de México. En el sur de la ciudad, especialmente en las delegaciones Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta, etc. Existen varias zonas irregulares; familias que tienen viviendo en esos lugares desde hace 20 o 30 años, y que por su condición de irregular los gobiernos locales y de la jefatura de gobierno les niegan injustamente los servicios básicos, como agua, luz, drenaje, y tienen que vivir en la marginación social.
Es muy lamentable recorrer estos lugares tan alejados de la ciudad y en donde se respira la pobreza, y los gobiernos delegacionales muchas veces ni saben que existen o simple y llanamente los ignoran.
Es urgente una política progresista que regularice todas estas zonas para que sean incorporados a la formalidad y que con ello se les pueda dotar de servicios básicos, equipamiento y el rescate del espacio público.
El Movimiento Antorchista en la Ciudad de México lucha desde hace muchos años para que familias que viven en esta situación tan lamentable obtengan la regularización de sus terrenos y puedan vivir de una forma decorosa, aclaro no son zonas que haya creado Antorcha, son familias que llegaron ahí por necesidad y han pedido el apoyo del Movimiento Antorchista para luchar por la regularización, ya que los gobiernos morenistas de Rigoberto Salgado en Tláhuac y de Avelino Méndez en Xochimilco, son gobiernos insensibles que poco o nada les interesa que sus gobernados vivan mejor, por lo que la lucha sigue hasta que se logre el bienestar que tanto se necesita para los mexicanos vulnerables.
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