MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Cuando se agravan las cosas

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Hay una hipótesis que dice que si las cosas fueran peor, la gente se daría cuenta de la necesidad de cambiarlas. Esta hipótesis cuenta con adeptos coyunturales y algunos creyentes religiosos. Pero tiene un problema, nos dice BeñatZaldua en su artículo Cuanto peor, en el diario La Jornada 28/01/2023: “salvo contadas excepciones, la realidad se encarga de desmentirla una y otra vez”.

Los carteles de todo va a salir bien poblaron ventanas y balcones durante lo más crudo del confinamiento causado por la pandemia en Europa, en 2020. Vamos a salir mejores nos dijeron. Nos dijimos. Pero lo cierto es que, en un año, el consumo de antidepresivos en el estado español se elevó 10 por ciento y el de antisicóticos, siete por ciento. Son síntomas de un malestar general que seguimos empeñados en tratar individualmente.

Los impactos de la pandemia de la covid-19 en la economía mundial son muy graves. Además del desplome masivo del comercio mundial, se está retirando capital de países emergentes en dimensiones históricas- solo en la fase inicial de la pandemia fueron 100 mil millones de dólares, según estimaciones del FMI. Los precios de las materias primas caen, mientras al mismo tiempo sube el gasto público para la lucha contra la pandemia.

También sucedió que la pandemia puso negro sobre blanco qué era lo realmente importante para sostener la vida: una sanidad accesible y universal, un sistema de cuidados justo y organizado. Todo esto ya lo sabíamos todos, pero comprobamos que sobran ricos y faltan doctores y enfermeras. Pero la consecuencia no ha sido la que cabría esperar. Siguen faltando médicos y los ricos son más ricos. Según el último informe de Oxfam del mes de enero del presente año, el uno por ciento más rico del mundo ha ganado lo doble que 99 por ciento restante durante los dos últimos años.

También la emergencia climática se ha hecho más presente que nunca en los últimos años recientes. Ha dejado de ser el reto que vendrá para convertirse en la crisis que vivimos. Se ha publicitado mucho que se inyectarán miles de millones para agilizar la llamada transición energética, vendiendo el fin del suministro ruso de hidrocarburos para acabar con la dependencia europea hacia el petróleo y el gas que importa en casi toda su totalidad. Bajo la óptica del cuanto peor, mejor, la ocasión para cambiar de un golpe, reducir la dependencia hacia el suministro energético de países de países foráneos y mitigar el problema del calentamiento global, era inigualable.

Pero nada de esto ocurrió. Para sustituir el gas ruso, se ha quemado carbón –el combustible más contaminante- como hacía décadas no ocurría. Aunado a lo anterior, se han incrementado las importaciones de gas y petróleo de Estados Unidos y las naciones del Golfo Pérsico, aumentando la dependencia, sobre todo hacia Washington, cuyas empresas fósiles están haciendo su agosto gracias a la guerra en Ucrania. El saldo para Europa, donde la energía es mucho más cara que dos años atrás, es paupérrima. Hay inflación y he ahí el problema.

Ni el calentamiento global, ni la pandemia, ni el estallido de la crisis energética han servido para que Europa reaccione y se sacuda, de una vez por todas, el yugo estadounidense, y piense buscar una solución viable.

“La inflación en Europa continúa disparada por los precios de la energía y el alza de las tasas de interés incrementa las hipotecas a miles de ciudadanos. El alza de los precios falsea el supuesto crecimiento del PIB: si yo en un año vendo 100 panes a un euro por pieza, tendré 100 euros. Si al siguiente vendo 90 a 1.2 euros, tendré 108, por lo que podré decir que mi PIB creció 8 por ciento, pero en realidad habré producido 10 panes menos” Beñat Zaldua (La Jornada 4/03/2023). 

“Seguimos caminando como zombis hacia un abismo que bien puede hallarse en Ucrania, hacia donde viajan ahora mismo decenas de tanques alemanes y estadounidenses. Carros de combate germanos apuntando a tropas rusas en este 2023.

Berlín no resistió la presión del bloque de la OTAN. Ha cedido una vez más, Estados Unidos ha decidido también enviar sus tanques. Macabro arreglo. “Mandar equipo ofensivo a Ucrania, con aviones, tanques y tripulación americanas se llama tercera guerra mundial”, dijo Biden en 2022.

Decir pues, que las cosas en cuanto peor vayan tendrán más opciones de solución, no es lo correcto. Lo correcto es el diálogo y la negociación de todas las partes.

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