MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Crisis hídrica consecuencia del modelo económico actual

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Desde hace varios años el territorio mexicano ha sufrido sequias por la falta de lluvias y el aumento de las temperaturas. En México, la sequía se mide con el “Monitor de Sequía”, cuyo objetivo es determinar las principales características de este fenómeno en cada región del país.

De acuerdo a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), de los estados más afectados por la escasez de agua, falta de aguas y sequía, hasta el corte del 15 de febrero del 2024, son Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Tamaulipas, Oaxaca, Guerrero, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Ciudad de México, Estado de México y Aguascalientes, en total 14 estados están sufriendo sequía extrema.

La sequía es una problemática que ha afectado a la República Mexicana. El uso agrícola y el abastecimiento público de agua son los sectores con más agua concesionada.

De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y el INEGI identifican que el sector que hace mayor uso de agua por concepto de uso consecutivo es el agropecuario, que acapara más del 76% de las concesiones de agua, utilizada para el riego de cultivo y ganadería, pero debido a la falta de tecnificación en el campo y fallas en la infraestructura de los sistemas de riego, provocan que alrededor de 60% del agua que va a los cultivos se desperdicie.

Cabe destacar que el segundo uso consecutivo con mayor cantidad de porcentaje de agua concesionada, es el abastecimiento público con 15%. En este rubro se contemplan el abastecimiento de agua potable para uso domiciliario, industrial y otros usuarios conectados a este tipo de red de suministro, pero de acuerdo a la agencia de consultoría FWD 21, asegura que siete empresas en el país acaparan el 70% de las concesiones de agua por concepto de abastecimiento público.

Por ejemplo, en junio del 2022 de acuerdo al director general de la Conagua, de las 64 concesiones en Monterrey, que representan el mayor consumo de agua en el estado y que representan un consumo de 50 millones de metros cúbicos al año, equivalente a 1600 litros por segundo. Entre estas empresas se encuentran industria de Alcalim, Termim México, Cervecería Cuauhtémoc y compañías de bebidas purificadoras.

En cuanto a las empresas exclusivamente del sector alimentario de las 10 empresas que acaparan el mayor consumo de agua a nivel nacional, son Coca-Cola, Pepsi, Danone, Nestlé, Aga, así como Júmex, Nutrijugos, Bimbo, Kellogg´s y peñafiel.

Para nadie es un secreto que las protestas públicas relacionadas con el desabasto de agua potable han venido incrementándose exponencialmente. La mayoría de los medios que han tratado la cuestión, abordan el problema sólo en su aspecto ecológico, es decir, como efecto del cambio climático, lo que es más cómodo, porque nos responsabiliza a todos por igual.  

Pero la crisis hídrica actual que enfrentamos los mexicanos, debe analizarse desde el aspecto social, lo primero que debemos tener claro es que la inmensa mayoría del agua que se gasta en México no se da a través del consumo doméstico, sino como vimos en renglones anteriores, se da principalmente en la industria de los alimentos y otros complejos procesos productivos.

En México las regulaciones jurídicas permiten que las grandes empresas dedicadas a estos sectores, en los hechos, sean las dueñas del agua en el país, pues son las que tienen la mayoría las concesiones de Conagua, la mayor parte de ellas gratuitas, explotando el agua en su beneficio.

Esto cada vez se va poner peor, pues la situación en la que se encuentra la infraestructura hidráulica del país, los sistemas de abastecimiento, las presas y los mantos acuíferos, están totalmente abandonados y sin la inversión suficiente.

Cambiar esta injusta situación no sólo requiere de voluntad del Gobierno en turno, sino que principalmente los mexicanos trabajadores y humildes, los que sufrimos las consecuencias de la falta de agua en nuestros hogares; requiere que tomemos conciencia del problema, entendamos las causas económicas y sociales, nos propongamos como una fuerza organizada y consciente, cambiar el modelo económico actual por uno más justo y equitativo que no permita la obscena concentración de la riqueza e impida la entrega de los bienes nacionales a empresas extranjeras.

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