Las recientes protestas de productores del campo mexicano han llamado la atención de los medios de comunicación y de la población en general.
En las discusiones se ha dicho que, de los dieciséis programas del campo del gobierno federal, el destinado a la producción corresponde al 1.5 % del total y el resto son sólo para inducir el voto.
Las recientes protestas de productores del campo mexicano han llamado la atención de los medios de comunicación y de la población en general.
Los campesinos señalan que el apoyo en fertilizantes es insuficiente: es poco y de muy mala calidad; además, está destinado sólo a pequeños productores. En suma, se ha dejado en el abandono al campo, que de por sí venía arrastrando muchos problemas desde hace tiempo.
No se puede competir con otros países, pues cuentan con apoyo técnico, tecnológico, maquinaria, subsidio y un sinnúmero de ayudas.
El USDA destaca que las limitaciones estructurales, como los límites de riego, el financiamiento restringido, la creciente inseguridad y la competencia de cultivos hortícolas, siguen limitando una mayor expansión.

Entre octubre de 2024 y julio de 2025, las importaciones aumentaron 8 % a 21.0 millones de toneladas métricas. El maíz amarillo tuvo una cobertura de 97 % de las importaciones, y el maíz blanco representó el 31 %. Durante el mismo periodo, las importaciones de maíz blanco de Estados Unidos aumentaron 211 %, alcanzando 630 mil toneladas métricas debido a la reducción de la producción nacional y a la escasez de existencias.
Todos fuimos testigos de que el anterior presidente prometió garantizar precios de garantía del maíz y el frijol; dijo que se rescataría la soberanía alimentaria. Nada de eso pasó.
En la entidad también hay problemas en el campo: la baja inversión por parte del gobierno tiene a los campesinos en el abandono. Muchos apoyos que consideraban al campo como una buena ayuda ya no existen, y los campesinos son casi obligados a guardar sus pocas herramientas de trabajo e irse a la ciudad a acrecentar los cinturones de pobreza que, de por sí, ya están llenos en la gran urbe regia.

Mientras los costos de producción crecieron entre 30 % y 40 % (semillas, herramientas, energía, mano de obra, costos de transporte y almacenamiento), los precios internacionales bajaron casi 20 %, especialmente en lo que se refiere a granos básicos, por los aumentos consistentes de producción a nivel global, menos en México.
Y si ya vemos que no se puede llegar a un acuerdo, el gobierno de Morena, que dice en sus discursos primero los pobres, no hay dinero. Los agricultores piden, sólo para el maíz, 7 mil 200 pesos por tonelada; el gobierno ofrece 6 mil pesos. Los campesinos argumentan que los costos de producción los rebasan.
Los campesinos protestaron no porque les sobre tiempo, sino porque ya no aguantan más las injusticias que padecen. Mientras nuestra sociedad esté anclada al sistema capitalista, que pone sus intereses en la alta ganancia, las cosas no se van a resolver; no se trata de que el gobierno quiera o no quiera respetar los precios de garantía. Se trata, en el fondo, de un sistema económico en el que los grandes corporativos son los ganones; los de abajo sólo sufrimos las consecuencias.
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