MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Conflicto de salud en Oaxaca, urgente llamado al despertar social

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El mundo se adentra en una de las etapas más difíciles de la pandemia por una nueva variante del SARS-CoV-2, países como Alemania están incluso recurriendo al uso del ejército para traslado de pacientes por el congestionamiento en sus hospitales. Mientras eso sucede, en Oaxaca el conflicto de los más de 2 mil trabajadores sigue sin resolverse, a pesar de que el personal de salud es más importante que nunca. 

Ha sido terrible el impacto social de este conflicto durante los tres meses que ha durado, por un lado, se desató una ola de manifestaciones en la entidad y en la Federación. Por el trato a los manifestantes, desde el principio quedó claro que la incorporación de los Servicios de Salud estatales al Insabi, busca unificar los intereses del sindicalismo oficial en el estado, con la política gremial de la 4T, para incorporar a los trabajadores a la CIT, expresión sindical obradorista. Por ello, se despidió a los eventuales dispersos y a los organizados en sindicatos independientes. Eso y no la corrupción, son las razones de fondo.

Para las autoridades involucradas, la vida de cientos de miles de oaxaqueños sin atención médica, la estabilidad económica y laboral de las familias de los despedidos y combatir la corrupción, son menos importantes que sus proyectos políticos. Lo prueban las medidas de contención que aplicaron, esperando desgastar a los trabajadores quienes en un alto porcentaje se manifestaron desorganizadamente, abandonado de manera paulatina la lucha por su recontratación, dándose por vencidos.

Un grupo considerable, agrupados en sindicatos independientes, formaron una Coordinadora de Salud y así dieron la batalla. Ante su lucha tesonera y decidida, que los llevó a instalarse en plantón ante Casa Oficial, mientras pedían al presidente que resolviera el conflicto. Cuando no pudieron derrotarlos ni en el terreno de los argumentos ni en el de la lucha social, primero, fueron ignorados cuando fueron a Palacio Nacional a pedir cumplimiento del compromiso, después, desalojados brutalmente de su plantón.

Esa es la justicia de los gobiernos priistas y así combate la corrupción y transforma al país la 4T. Primero violan el derecho constitucional de miles de cuidados a un empleo digno, después, impiden la manifestación pública, única herramienta de los ciudadanos para defenderse del poder de los gobernantes. 

Importantes actores políticos y sociales se solidarizaron con quienes fueron víctimas de esta brutal represión, por un lado, diputados locales manifestaron su apoyo en Tribuna, solicitando una revisión a fondo de la situación presupuestaria y de la ruta que se debe seguir, para la recontratación de quienes ayer eran “héroes de Capa Blanca” y hoy, son desempleados, por el otro, un grupo de organizaciones sociales y asociaciones civiles, manifestaron su rechazo a la represión como forma de atención a graves problemas sociales, reiterando su apoyo para que la lucha continué hasta lograr la recontratación.

Ante la preocupación de que la Coordinadora de Salud, se manifieste en esta visita del presidente a Oaxaca, el titular de los Servicios de Salud, hizo ofrecimientos de atención y solución. Éstos fueron realmente raquíticos, sin embargo, la minuta de acuerdos -que los dirigentes sindicales hicieron favor de facilitarme- demuestra, primero, la confesión de que a los trabajadores les asiste la razón, segundo, que la promesa de contratación a partir de enero, no puede quedar solo en promesa. La inteligencia y cordura de quienes dirigen estos 5 sindicatos independientes, históricamente relegados, les motivó a aceptar estos pequeños compromisos, demostrando con ello que lo único que buscan es solución, nada más.

¿Y sólo en eso podemos quedarnos en el análisis de esta lucha? No, hay aún más, mucho más. Vivimos una época difícil que empeora a cada paso, por una parte, las implicaciones propias de la pandemia, por otra, se exhibe el fracaso total de nuestros gobiernos al enfrentarla, fracaso motivado por los intereses políticos y económicos de la clase en el poder, que van en contra del progreso y la vida de las mayorías mexicanas empobrecidas. Como lo demuestra, en primer lugar, el llevar al caos el sistema de salud estatal, ya de por sí hospitales y hoy sin médicos y sin insumos para protegerlos para salvar la vida de los oaxaqueños, en segundo, el nulo apoyo a la pequeña y median empresa, la falta de programas de ayuda serios a quienes perdieron su trabajo y la reducción del presupuesto destinado a las obras y servicios de miles de comunidades que viven en condiciones precarias.

Sabemos, por los casi dos años de pandemia, que la vida se encarecerá aún más, que la economía arrojará más desempleados y que millones de mexicanos entrarán a situación de pobreza y pobreza extrema. ¿Y nuestros políticos? En plena carrera electoral, sin que nadie se preocupe por la problemática que atravesamos. De los despidos y la crisis en el Sistema de Salud, ningún precandidato dice nada y, en cuanto a los gobernantes que debieran estar buscando mantener el gobierno para protegernos de las políticas equivocadas de la Federación, no se recibe atención, mucho menos solución.

Éstas son demasiadas lecciones que nos dicen que hay que despertar a la sociedad oaxaqueña. Por un lado, a todas las organizaciones sociales, sindicatos y asociaciones civiles, estos eventos a que me refiero y los que se avecinan, desnudarán con crudeza la realidad de muchos liderazgos y políticos, que han hecho de nosotros y de la lucha social, la plataforma para escalar en los puestos de gobierno, basta ver la forma en que han demostrado lo que es la supuesta transformación y el combate a la corrupción, y nos daremos cuenta que han subido al poder olvidándose de quienes los acompañamos en sus proyectos y votamos por ellos, porque una vez en el poder, nos tratan como pedigüeños de merced y favores, haciéndonos peregrinar por atención y solución, como si lo que administraran fuera de su propiedad. 

Veamos a los que ya se sienten gobernantes porque saben que basta con que sean candidatos para ganar la gobernatura, ya desde hoy, se sienten que no necesitan a nadie y que hay que andarlos buscando para merecer su atención. Ya sabemos cómo actúan cuando tienen deuda con quien los encumbró, imaginémonos como será cuando hayan ganado y sientan que no le deben nada a nadie. La ruta es clara, las organizaciones reales, que genuinamente defienden a sus agremiados y respaldados por ellos, debemos formar una fuerza social, plural pero unida en torno al respeto al derecho de organización, representación y de gestión, tutelados por nuestra Constitución. 

A la sociedad en general, que ya vio lo que pasa cuando confiamos en “caudillos” que amparados en los fracasos de sus enemigos, usan un discurso en favor de los pobres para subir al poder, pero una vez llegados a él, resultan peores que los que estaban antes, como sucede con el gobierno de la 4T, que tiene al país en una terrible crisis y que nos encamina por un gobierno militarista y totalitario.  

Debemos participar activamente en la solución de nuestros propios problemas, organizándonos y exigiendo que los instrumentos organizativos, se democraticen y autentifiquen sus liderazgos, porque pasarnos la vida lamentado y esperar sentados a que alguien los resuelva, nos tiene en manos del peor gobierno que hayamos tenido en la época moderna de México. Cruda realidad, pero realidad al fin.

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