Con base en datos publicados el pasado 20 de enero, por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), diversos medios de comunicación como El Financiero dieron a conocer que la economía de México terminó el año 2022 con números rojos. De acuerdo con el Inegi, la actividad económica cayó tanto en noviembre como en diciembre.
En noviembre, la economía se contrajo 0.13 por ciento, y en diciembre, 0.37 por ciento a tasa mensual con cifras desestacionalizadas, de acuerdo con el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE). En los últimos tres meses de 2022, el comportamiento de la economía fue débil en relación con lo observado entre julio y septiembre, pues en octubre la actividad tuvo un avance marginal de 0.3 por ciento mensual.
Los economistas prevén un ejercicio de muchos retos, ya que el consenso de las expectativas de crecimiento para México en este año, están debajo del uno por ciento, por lo que será un año prácticamente de crecimiento económico nulo. Como se ve, sigue en caída la actividad económica con la 4T.
Abundan las opiniones en el sentido de que el crecimiento económico en todo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador será el más bajo desde que hay medición del indicador, por lo que es una tragedia para México. El Producto Interno Bruto (PIB) cayó durante está administración y no hay un sexenio con un crecimiento tan bajo promedio como el de AMLO, excepto el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, en toda la historia desde que tenemos medición.
Para explicar el problema y buscar soluciones. Una de las fórmulas es la de Gerardo Esquivel, ex subgobernador del Banco de México (Banxico), ahora maestro e investigador de El Colegio de México (Colmex), quien en días reciente declaró que la principal limitante del crecimiento económico para el país es la ausencia de inversión tanto pública como privada.
El experto consideró que la inversión pública está muy limitada por las razones fiscales y en el caso de la privada es donde hemos perdido empuje, tanto la privada nacional como foránea. Señaló que ante la disminución en la inversión privada nacional se debe a razones diferentes, como la polarización y el sentimiento del sector empresarial que percibe incertidumbre y limita su potencial de crecimiento, la inversión privada foránea puede entrar y sustituir, para convertirse en un mecanismo de arrastre.
El ex funcionario expresó que el crecimiento económico es fundamental para reducir la pobreza, ya que los programas sociales están ayudando a mitigar el costo social de la pobreza y hacer menos vulnerables a los pobres, pero no los está sacando de la pobreza.
Cabe destacar que, según el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO), un bajo crecimiento económico implica que hay menos oportunidades laborales para la población en condiciones de trabajar. Así, el alza en la inflación y las bajas expectativas de crecimiento económico han provocado que los especialistas y comentaristas hablen de un escenario parecido al de los años 70.
Todos sabemos que desde que López Obrador asumió el gobierno mexicano le ha restado importancia a los datos divulgados por el Inegi sobre el PIB de México, que tuvo un crecimiento del 0.8 por ciento en el segundo trimestre de 2019 en comparación con el trimestre anterior, ya que para el gobierno que encabeza es más prioritario el reparto de la riqueza que el crecimiento macroeconómico.
Hablando de distribución del ingreso, de desarrollo y de bienestar, la organización no gubernamental “México, Cómo Vamos” señala que el discurso del presidente es contradictorio. ¿Cómo puede decir que un bajo crecimiento económico no es importante cuando afecta más a los sectores más necesitados? Los propios argumentos de López Obrador hacen que la frase de primero los pobres cambie de significado.
La desaceleración económica no disminuirá brechas entre ricos y pobres, al contrario, las brechas serán mayores y más difíciles de cerrar.
Ante la desaceleración económica, los dueños de las empresas pueden mitigar la caída en sus ingresos ajustando sus compras de insumos y despidiendo empleados, incluso, cambiando los términos de contratación de los empleados que conserven. Muchos trabajadores perderán su empleo, otros, aceptarán deterioros en su salario o en sus condiciones de trabajo con tal de mantener su chamba.
Cuando una familia de escasos recursos pierde su empleo, la necesidad de comprar bienes que necesitan los hijos, como alimentos, ropa y medicinas, presionará a padres y madres de familia a aceptar empleos mal remunerados, temporales, sin contratos legales o con malas condiciones laborales. Además, aumentará de manera significativa la probabilidad de que opten por incurrir en actividades ilícitas, puntualiza la organización civil “México, Cómo Vamos”.
Considero que, a estas alturas, muchos sabemos que la medida universal del crecimiento de una economía es el Producto Interno Bruto, pero también es cierto que éste no refleja de modo completo el éxito o el fracaso de un modelo económico porque mide el crecimiento, pero no el desarrollo, porque dice cuánta riqueza se produjo, pero no cómo se distribuyó entre la población.
Por lo que hacen falta políticas de Estado pensadas y aplicadas con el fin de lograr realmente un mejor reparto de la renta nacional, que no pueden consistir solamente en la entrega de dádivas a unos cuantos, sino que se traduzcan en mejores niveles de vida para los mexicanos tales como más y mejores empleos para todos los que puedan y quieran trabajar, salarios dignos, la dotación de servicios de salud, educación, agua potable, drenaje sanitario, vivienda, entre otros.
Pero ya es del dominio público que el presidente López Obrador sólo está interesado en los pobres por estrategia política para que sigan apoyando con votos y aplausos a su supuesta transformación, y eso explica el por qué no le interesa el crecimiento económico y deje que siga en caída la actividad económica del país.
Bajo este panorama, urge que el pueblo trabajador de México se libere de los engaños de AMLO y Morena para que pueda luchar, en mejores circunstancias y mayor disposición, por una distribución más justa y equitativa de la riqueza que producimos entre todos los mexicanos.
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