En una sociedad como la nuestra se oculta un monstruo que no tiene llenadero, rapaz, que toma la fuerza de trabajo de la clase trabajadora y la pone al servicio de unos cuantos; de los que son dueños de los medios de producción y pagan con dinero. Este monstruo llamado capitalismo siempre tiene hambre de ganancia y de generar riqueza a costa del trabajo ajeno, el único sustento de la clase obrera.
El capitalismo busca todos los mecanismos para obtenerla. A lo largo de su desarrollo, ha buscado modernizar toda una gama de opciones para explotar; abre todo un abanico donde incluye hombres, mujeres, niños y todo aquel sector que tenga hambre y necesidad; todo aquel que vea reducidas sus condiciones de vida por la contención salarial y la reducción del gasto familiar: a quien ya no le alcanza para darle educación, salud y vivienda.
Uno de los sectores que ha resentido con mayor crudeza los embates de este monstruo del capitalismo, ha sido la familia, la cual ante la difícil situación en la que se encuentran por los bajos ingresos económicos, se ha obligado también a modificar los roles asignados entre sus miembros para enfrentar las realidades económicas y sociales. Las familias de la clase trabajadora se ven obligadas a buscar ante las difíciles circunstancias estrategias de sobrevivencia. Una de esas estrategias es el trabajo infantil.
Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), dio a conocer datos alarmantes sobre el trabajo infantil; 3.7 millones de niños y adolescentes mexicanos, de 5 a 17 años de edad, trabajaron en 2022, es decir, el 13.1 % del total de la población infantil; un 1.7% más que en 2019. De los niños que trabajan, 2 millones están en labores peligrosas como agricultura, construcción, minería, industria química, entre otros.
También se reveló que el 10.7 % de las niñas están ocupadas, así como el 15.5 % de los varones en México, donde la edad mínima legal para trabajar es de 15 años en general y de 17 años para ocupaciones peligrosas.
El gobierno de Morena no está aplicando una política seria que haga que la explotación infantil se erradique; no se están generando leyes de regulación del trabajo infantil, y hasta de prohibición; al contario: no hay inversión en educación.
Otros datos alarmantes: del total de menores de edad con ocupaciones, 1.1 millones no asisten a la escuela y el 6.7 % del total realiza quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, es decir, durante horarios prolongados y expuestos a riesgos, lo que significó 409 mil niños más que en 2019. Hay 1.1 millones de niños que “realizan actividades que afectaron su salud y desarrollo como cargar cosas pesadas, o que les provocaron problemas físicos”, en tanto, 437 mil tienen horarios de trabajo prolongados y 846 mil desarrollan actividades con exposición a riesgos, por ultimo, 210 mil laboran jornadas no apropiadas, como aquellas con horarios mixtos o nocturnos. El 14.7 % de los niños trabajadores laboraron más de 48 horas a la semana, considerada la jornada máxima legal.
Los datos que se revelan son escalofriantes y los mexicanos no deben se insensibles ante esta situación. Hay organismos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que dicen “ningún niño del mundo debería abandonar su infancia para trabajar”, pero en México esto no pasa; nuestros niños se ven obligados a hacerlo por su situación de pobreza.
Lo peor es que el gobierno de Morena no está actuando para que la situación se componga; no se está aplicando una política seria que haga que la explotación infantil se erradique; no se están generando leyes de regulación del trabajo infantil, y hasta de prohibición, leyes y políticas para escolarización pública, no; al contario: no hay inversión en educación.
La nula acción del gobierno de Morena está poniendo en riesgo el desarrollo mental, físico y social de los niños y adolescentes de nuestro país, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador sólo se limita a presumir y a cacarear que en 2025 se va a demostrar que en los últimos dos años de su gobierno, la pobreza se redujo más que en los primeros tres; aquí los datos le están demostrando que la situación en el país está peor.
Los mexicanos necesitan una patria más próspera y justa en beneficio de todos, donde no suceda esta crueldad con los niños y jóvenes; los problemas que azotan a los niños no se le pueden dejar al grupo político que arribó a la Presidencia en 2018 disfrazado de “primero los pobres”.
El pueblo trabajador debe organizarse para luchar por una solución de raíz, que combata de fondo los males que azotan a nuestro país. El pueblo debe confiar en su fuerza social y tomarla en sus manos, para que desde allí proceda a redistribuir la riqueza nacional.
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