Los gobiernos que no son representantes de los intereses del pueblo trabajador, desde luego que no van a corresponder a este con acciones que lo beneficien; al contrario, lo degradan y despojan de lo poco que tiene hasta dejarlo en la más terrible miseria.
Eso es precisamente lo que hace el Gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador, que ha llevado al país a un crecimiento acelerado, pero de la pobreza, en tan solo dos años (7.3 por ciento más pobres entre 2018 y 2020, según el Coneval ); asimismo, el gobierno del estado de Veracruz que tiene uno de los mayores porcentajes de población en pobreza laboral (51.9 por ciento, de acuerdo con el Coneval), es decir, con un ingreso inferior al costo de la canasta básica, y el del presidente municipal de San Pedro Soteapan, Rafael Hernández, quien junto con los integrantes del Ayuntamiento han desviado el camino y sumido a la población en un ambiente de inestabilidad social y falta de obras que detonen el desarrollo.
La falta de resultados, de un rumbo firme y de compromiso con quienes los pusieron en el cargo que ostentan, llevan al pueblo trabajador y organizado a levantar la voz y exigir respuesta a sus demandas, pero la primera reacción de ese gobierno es la represión.
Eso es lo que ha ocurrido en San Pedro Soteapan, municipio del estado de Veracruz, donde los pobladores han denunciado al Ayuntamiento, a quien dieron su voto de confianza y que una vez en el poder se corrompió y mostró su verdadera cara. Ahora, esta administración encabezada por Rafael Hernández se ha vuelto intolerante con la organización popular, que está representada en el Movimiento Antorchista que por muchos años ha sido un actor importante en la lucha por mejores condiciones de vida para los pobladores, y se ha empecinado en correrla.
A través del linchamiento mediático, la represión, la agresión hacia sus dirigentes y pobladores, el presidente municipal y sus secuaces Daniel Aburto, Ramiro Bautista y Jairo Salazar, pretenden desacreditar a nuestra organización y despojarla de lo que ha construido a base de sacrificio y trabajo. Hace unos días, el dirigente del Movimiento Antorchista en Veracruz, Samuel Aguirre Ochoa, denunció a través de un artículo de opinión que “autoridades del ejido de Soteapan y un particular de nombre Pedro Ramírez Poblano, respaldados por elementos de la Policía Estatal, se presentaron en la oficina del Comité Municipal del Movimiento Antorchista ubicada en la cabecera municipal, con el propósito de desalojar a los integrantes de este Movimiento de su inmueble. Como era de esperarse, los antorchistas exigieron a los reclamantes mostraran algún documento en el que fundamentaran las razones legales de su exigencia, cosa que no pudieron hacer pues no llevaban ninguna orden por escrito de la existencia de algún juicio o mandamiento judicial”, y advirtió que uno de los policías, quien se dijo jurídico de la Secretaría de Seguridad Pública, amenazó a los antorchistas con regresar y sacarlos del local a como dé lugar.
Junto con ello, se ha desatado una campaña mediática y de linchamiento contra el antorchismo, acusándolo de los disturbios ocasionados por el mismo presidente y sus secuaces: el primero ocurrió a inicio de mes, cuando elementos de la Fuerza Civil interceptaron la camioneta del presidente municipal para revisarla, los guaruras del edil se opusieron por la vía de la fuerza.
El segundo, un conato de violencia desatado luego de que los elementos de la Fuerza Civil fueron informados sobre la ubicación de una camioneta Ford F-350, placas XX20764, que contaba con reporte de robo, localizada en la zona centro del municipio de Soteapan; de acuerdo con el portal Infobae.com: “Lo anterior generó una serie de disturbios en los que hubo jalones, golpes y la detonación de armas de fuego, dejando un saldo de tres personas heridas. Ante ello, la SSP se vio obligada a activar el código rojo para liberar a los oficiales de la Fuerza Civil” y en el que estuvieron involucrados la gente del presidente. El tercero, retomo lo publicado por el líder antorchista en Veracruz: “el 2 de septiembre, el parque de maquinaria que acababa de adquirir Jairo Hiram Salazar para hacer obra pública en Soteapan desapareció como por arte de magia del lugar en donde lo mantenía. Lo mismo sucedió con la maquinaria que tenía en un patio de su casa Ramiro Bautista Ramírez, que también se esfumó. Pues a decir de los vecinos casi toda, si no es que toda esa maquinaria, tiene reporte de robo. De ser cierta esta versión, así se explica la participación de Jairo y de Ramiro agitando a la gente para participar en la revuelta”.
En los conatos de violencia estuvieron involucrados los personajes antes mencionados del ayuntamiento de Soteapan, ahora, con calzador y haciendo uso de las redes sociales, quieren involucrar al Movimiento Antorchista en los disturbios; sin embargo, le recordamos a nuestra apreciada opinión pública, que desde el mes de mayo el Movimiento Antorchista se deslindó del alcalde Rafael Hernández y su administración, una vez que detectó posibles actos de corrupción. A partir de ello, se ha desatado esta campaña de instigación y amenazas, que ponen en peligro la integridad de los antorchistas de Sotapan y de los dirigentes en el estado, Ing. Samuel Aguirre y la compañera Minerva Salcedo.
Frente a esta situación, los antorchista del todo el país refrendamos nuestro apoyo solidario, como un solo hombre y como un solo ideal, a nuestros compañeros de Veracruz. A través de estas líneas, manifestamos nuestro repudio a las acciones empendidas contra nuestra libertad a la libre organización y expresión, y le decimos al antorchismo veracruzano: compañeros, no están solos. Aquí están sus hermanos de lucha, pendientes al desarrollo de los hechos, atentos al llamado, para cuando sea necesario reforzar su lucha. Adelante, porque nuestra lucha es justa y la realidad nos está demostrando quién tiene la razón.
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