MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

China: del siglo de la humillación a la grandeza socialista

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El desarrollo capitalista en los países industrializados, Reino Unido, Francia, Estados Unidos (EE. UU.), en el siglo XIX conlleva necesariamente a una búsqueda infranqueable de mercados en el resto del mundo, con el objeto de asegurar el abasto de materias primas y darle salida al exceso de mercancías generadas en estas metrópolis.

Esta mundialización del comercio estableció la necesidad del dominio político en continentes enteros, como ocurrió con el caso de Asia. La India y China eran mercados, para comienzos del siglo XIX, conocidos pero desaprovechados desde el punto de vista de la explotación capitalista. Es en este contexto que comienza lo que los chinos llaman “El siglo de la humillación”: período de intervención e imperialismo de las potencias occidentales, Rusia y Japón en el país entre 1839 y 1949.

Los principales eventos citados,como parte del Siglo de la Humillación,incluyen la derrota en la primera guerra del Opio (1839-1842). El conflicto estalló porque el Gobierno imperial de China enfrentó al tráfico ilegal de opio que narcotraficantes británicos, amparados por la corona, liderados por William Jardine practicaban con relativa impunidad en China. La superioridad naval británica destrozó relativamente rápido las fuerzas armadas cuasi medievales chinas Las consecuencias fue ceder Hong Kong a los británicos y una apertura desigual al comercio con Occidente en varios puertos de China. La dinastía Quing se desmorona y con ello se abren las puertas a la intervención de otras potencias, entre ellas la japonesa. 

También se cuenta la derrota en la segunda guerra del Opio (1856-1860), sobre todo por el recuerdo oprobioso del saqueo del Antiguo Palacio de Verano por fuerzas británicas y francesas, una edificación emblemática de grandeza cultural china. Se incluye la derrota ante los franceses en 1883, donde se consolidó el imperialismo francés sobre el sur de China y su dominio colonial sobre la Indochina.  El siglo de la humillación cuenta la dolorosa derrota en la primera guerra sino-japonesa (1894-1895), donde se disputaban el control de Corea. La dinastía Qing fracasó en su intento por modernizar las fuerzas armadas y después de más de seis meses de victorias ininterrumpidas del Ejército imperial y la Armada japonesa, así como de la toma del puerto chino de Weihai, China solicitó la paz en febrero de 1895. 

Cerca de 1900 se produjo la insurrección de los bóxers, un movimiento popular contra los occidentales, cuyo fracaso obligó al gobierno imperial a hacer nuevas concesiones a los europeos: pagar una indemnización de 67,5 millones de libras esterlinas, que había de abonarse en 39 años, y quedar en dependencia de los ejércitos extranjeros. En 1900 los rusos se apresuraron a invadir los territorios del norte para asegurarse la protección del Ferrocarril del sur de Manchuria (territorio que luego sería devuelto por la URSS, años después), y los ingleses ocuparon el Tíbet y lo declararon autónomo. Cierra este siglo con la segunda guerra sino-japonesa (1937-1945), la más sangrienta y la más oprobiosa de este siglo.

La participación popular ante estas intervenciones humillantes no fue menor, siempre con valentía y unidad. Los esfuerzos heróicos de Sun Yan Tse, luchador por la soberanía y el nacionalismo, son un indudable antecedente. Pero el paso definitivo para la liberación china del dominio extranjero fue el triunfo de la Revolución comunista, encabezada por Mao Zedong en 1949, que significó, como primer paso, la expulsión de los japoneses invasores y luego, el enfrentamiento y triunfo sobre Chiang Kai-shek y el partido Guomindang quienes era colaboracionistas con las potencias occidentales y que al ser derrotados se refugiaron en la isla de Taiwán. 

Hoy sabemos que la solidez de su soberanía reside, antes que nada, en una economía consolidada, desarrollada y, destacadamente, equitativa. La construcción de esta potencia económica es herencia de la visión de Deng Xiaoping: Bajo su liderazgo, la República Popular China emprendió las reformas económicas de liberalización de la economía socialista, que permitieron a este país alcanzar unas impresionantes cuotas de crecimiento económico. Y que hoy día se sostienen. La pandemia por Covid dejó una crisis económica mundial con el consecuente efecto inflacionario; China, fue un ejemplo mundial del manejo de pandemia y hoy sus afectaciones por la crisis son casi inexistentes, Europa y Estados Unidos, paladines del libre mercado están al borde del estancamiento y recesión.  

La causa, la orientación con peculiaridades chinas que hace del marxismo-leninismo en el manejo de su economía y gobierno. El XX Congreso Nacional del Partido Comunista confirmó esta orientación como la causa de su éxito: en China más de 850 millones de personas han dejado atrás la pobreza extrema en cuatro décadas. En 1981, casi el 90% de la población estaba por debajo del umbral de la pobreza absoluta fijado por el Banco Mundial. En 2019, la cifra no llegaba al 1% y a finales de 2020 pregonaba su erradicación del país

Hoy quieren denostar la palabra socialismo y hacernos creer que es sinónimo de pobreza y dictadura. Recordemos, con el poderoso ejemplo de la República Popular China, que hablar de socialismo es hablar de soberanía y de desarrollo social equitativo.

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