MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Capitalismo y clase

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Es común escuchar en ciertos círculos académicos que la categoría de clase social es anticuada. Arguyen que no refleja la verdadera riqueza y variedad de grupos sociales que existen en la sociedad moderna, pero, sobre todo, que no atrapa otro tipo de opresiones presentes en la sociedad, además de la explotación del trabajador, notoriamente aquellas relacionados al género y la raza. En este artículo quiero ofrecer algunos argumentos sobre la utilidad teórica y práctica de seguir utilizando este concepto, sobre todo asociado al pensador Carlos Marx, pero teorizado de igual manera por otros autores desde otras perspectivas.

Primero iniciaré preguntando: ¿existen divisiones o diferencias entre individuos en las sociedades contemporáneas? Cualquier observador crítico respondería afirmativamente. Efectivamente, hay múltiples diferencias entre los individuos. Podemos hacer una breve enumeración de algunas de ellas: por ingreso, propiedad, sexo, género, orientación sexual, características fenotípicas y genotípicas, cultura, nivel educativo, región, lengua, y un sinfín de muchos otros. Generalmente, en la sociedad se ignoran o se hace abstracción de esta riqueza de diferencias, por ejemplo, en la ley se decreta la igualdad de los individuos. Generalmente esta simplificación de diferencias tiene como racionalidad la imposibilidad de considerar todas las peculiaridades e idiosincrasias de los individuos, es decir, por ahorrarse un análisis más profundo de estas diferencias, en otros casos, son los intereses de los individuos o los grupos los que motivan a reconocer o hacer énfasis en ciertas características y no otras.  

En ciencias sociales, generalmente se hace abstracción de muchas de estas diferencias y se trabaja solo con algunas características. Lilian Cicerchia sintetiza una discusión teórica entre dos grupos de investigadores de clases sociales. Ella agrupa a aquellos que critican la categoría de clase en teóricos de la estratificación. En términos generales, estos ven a la clase como una variable continua y hacen énfasis generalmente en aspectos como las oportunidades de vida que se derivan de los hábitos de consumo de los individuos, su nivel educativo, estilos de vida, capital social e ingreso. Mientras que el principal grupo que se les opone, los teóricos del conflicto de clase ven a esta como una variable categórica. El problema para estos es la dominación de capitalistas sobre los trabajadores.

De acuerdo con la autora, las dos partes caen en un reduccionismo. Los primeros no logran reconocer que las diferencias de clase refuerzan o permiten definir con mayor precisión otros tipos de opresiones como las de género o etnia. Los segundos, no pueden reconocer que las diferencias de clase no pueden explicar todo tipo de opresión, dominación o injusticia presente en la sociedad pues aún dentro de la clase trabajadora, por ejemplo, podemos encontrar la presencia de feminicidios, violencia doméstica y machismo, cuyas víctimas son principalmente las mujeres. Una posible solución radica en reconocer la utilidad de las dos concepciones, es decir, analizar la realidad social reconociendo la explotación del trabajador en el proceso de producción capitalista y al mismo tiempo ser conscientes de las diferencias sociales que pueden oscurecer esta dominación subyacente en el capitalismo.

Ahora bien, es cierto que el concepto de clase marxista es en términos de propiedad de los medios de producción. Es decir, en términos de una de las múltiples características que distinguen a los individuos. Hay que aclarar que esta característica no es arbitraria, surge de un análisis materialista de la realidad social. Además, lo que es más importante es que no niega la existencia de otras opresiones, que eventualmente pueden ser incorporadas en el análisis.

El análisis marxista parte del reconocimiento de la existencia de dinámicas específicas, como la necesidad en que se ve el trabajador en el capitalismo de vender su fuerza de trabajo al carecer él mismo de medios de producción. Pero al mismo tiempo es consciente de las múltiples diferencias sociales que pueden oscurecer esta dominación subyacente en el capitalismo y que pudieran estar produciendo diversas opresiones. Es decir, es posible el análisis de cada una de estas opresiones y la interdependencia entre ellas a diversos niveles de abstracción. 

Ahora bien, en su versión más simplista, la división en clases sociales en cualquier país se piensa generalmente en términos de ingreso, se habla por ejemplo de clases baja, media y alta. La principal crítica a esta concepción es que es una clasificación del efecto y no de la causa del diferencial de ingresos. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por ejemplo, presenta regularmente sus datos sobre este tipo de clase sociales, pero estos números por sí mismos no son suficientes para explicar por qué hay una disparidad entre individuos en primer lugar, es decir, por qué algunas personas perciben más ingresos que otras y cuál es el origen de estos ingresos.

La división en clases sociales por propiedad es propuesta por Carlos Marx en su teoría sobre las leyes generales del modo de producción capitalista en el tomo uno de “El Capital”. Marx descubrió que había en Inglaterra dos grandes clases sociales, a saber, la clase capitalista o dueña de los medios de producción y la clase trabajadora, aquella desposeída mediante el uso de la fuerza y la violencia de sus tierras y medios de vida y que contaba solamente con su fuerza de trabajo para vender en el mercado. En el tomo tres de la misma obra expande a la clase capitalista en capitalistas mercantiles, comerciales, terratenientes, accionistas, gerentes, más la burocracia estatal. El común denominador de todas estas subclases es que se apropian de la masa de plusvalor social de la clase trabajadora, es decir, no producen valor, solo se lo apropian. 

Si analizamos en términos generales la división de clases por estas categorías marxistas en México caeremos en cuenta que desafortunadamente no contamos con un censo preciso que nos permita identificar y contabilizar a los poseedores de los medios de producción y a aquellos que solo cuentan con su fuerza de trabajo para vender en el mercado. La categoría de medios de producción es aproximadamente igual a lo que hoy se conoce como capital fijo, es decir, esas inversiones en maquinaria, equipo e instalaciones que sirven para el proceso de producción y que median la acción del trabajador sobre el producto. Sin embargo, ¿debemos contabilizar aquí a los medios de producción modestos de pequeñas y microempresas o solo las de gran tamaño? ¿qué tamaño específicamente? Si decidimos separarlos de manera general, podremos agrupar a la clase de los propietarios de medios de producción de pequeña escala en pequeña burguesía y a la gran propietaria en burguesía a secas. 

Pero es cierto también que, aunque una primera división social puede ser entre trabajadores y capitalistas, entre los primeros también hay una variedad rica de diferencias. Marx no desarrolló las subdivisiones de esta clase en “El Capital”, pero otros autores han propuesto diversos esquemas teóricos. Por ejemplo, algunos empiezan por subdividirlos entre trabajadores urbanos y rurales. En el área urbana podemos encontrar trabajadores formales e informales, del sector público o privado, por nivel de cualificación o educativo, profesionales y no profesionales, por sector económico, etc. Mientras que, en el área rural, están los trabajadores agrícolas y no agrícolas, los jornaleros temporales, por propiedad de la tierra (pequeño propietario, ejidatarios, comuneros), además de profesionales como maestros rurales, doctores, del sector servicios, prestamistas, y todo tipo de autoempleados rurales, por mencionar algunos.

Ciertamente, de cada categoría se pueden crear nuevas subdivisiones para enriquecer aún más el análisis de los distintos grupos y subgrupos sociales. Por ejemplo, por categoría de formalidad e informalidad. Es bien sabido que aproximadamente 60 por ciento de la población laboral es informal, es decir, no cuenta con acceso a seguridad social, o sea, no están registrados ante el IMSS. Toda esta población informal no es homogénea, pues ahí se encasillan a trabajadores de muchos tipos, desde aquellos empleados de pequeñas y grandes empresas capitalistas de manera informal, trabajadores de pequeñas y medianas empresas informales, pasando por aquellos que se emplean a sí mismos. 

¿Cuál es el común denominador de toda está masa de diversos tipos de trabajadores? Si trabajan por un salario es que son asalariados, sin embargo, algunos son autoempleados, es decir, se explotan a sí mismos. Una manera más general de agruparlos es en términos de oposición a la clase capitalista. 

Esta subdivisión y enriquecimiento de la categoría de clase social es solo una de las posibilidades de uso práctico para entender la realidad. Esta categoría puede ser expandida o desagregada para incorporar otras características o rasgos individuales de tipo económico o no. Como se ve, la categoría de clase social, desde una perspectiva marxista, puede servir para analizar la variedad de grupos sociales en México. Es claro que su nivel de abstracción es elevado, pero esto no significa que no pueda ser desarrollada para analizar u incorporar otras opresiones presentes en la sociedad. 

 

*Con autorización del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales


Referencias 

 

Cicerchia, Lillian (2021). “Why Does Class Matter? Social Theory and Practice” 47 (4):603-627.

 

Marx, K. (1979). “El capital” Libro I (7a. ed.--.). México D.F.: Siglo veintiuno.

 

Vakulabharanam, V. (2010). “Does Class Matter? Class Structure and Worsening Inequality in India”. Economic and Political Weekly, XLV (29), 67-76

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