Si queremos ser buenos declamadores, ¡hay que pensar en Bere!, si queremos ser buenos bailarines, ¡hay que pensar en Bere!, si queremos ser buenos antorchistas, ¡hay que pensar en Bere! Son las palabras que recuerdo del Ing. Juan Manuel Celis durante su el discurso dirigido en el evento de despedida de Berenice Bonilla, de cuerpo presente.
Escribo las siguientes líneas con respeto y cariño para nuestros compañeros y para sus familias.
En los campos verdes de Huitzilan de Serdán se siembra el mejor café que haya probado alguna vez, su sabor me fascina y su olor me transporta a aquel lugar de la Sierra Norte de Puebla que en 2011 pisé por primera vez. Ahora nuestra querida Berenice descansa en la tierra que ha visto nacer a hombres y mujeres buenos. Ahora estoy segura que los campesinos al ir al campo podrán sentirla, encontrarla, ella va a renacer en cada planta de café y en cada Antorchista también. Estoy segura que el café de Huitzilan será una delicia aún mayor, dulce, con olor a pasión.
Imaginen ustedes que en Ahome, Sinaloa, las tierras son buenas para la cosecha y que ahora lo serán más pues nuestro querido Omar llegó a ellas para seguir dando a los hombres toda su bondad; no puedo olvidar la música de banda, piezas como “El niño perdido” y “El sinaloense” en las cuales su alegría, su sonrisa, su juventud y energía la vamos a encontrar en cada paso de baile, en cada nota musical.
Berenice Bonilla y Omar Abit Lugo Espinoza ahora se reunieron con los grandes iniciadores de la comisión cultural: Víctor Puebla y Humberto Vidal. Podrán decirles que el trabajo acá sigue y que son cientos, miles de niños, jóvenes y adultos los que se reúnen en las espartaqueadas y el concurso de teatro, que no hay un día en que las nuevas generaciones no aprendan un paso nuevo, que no pasa un día en que los ensayos de danza, música o teatro se detengan, así nos enseñaron y ustedes son el claro ejemplo de ello.
A cinco años de la partida física de nuestros compañeros, los antorchistas seguimos trabajando en todos los frentes; el frente cultural en el que ellos trabajaban se ha desarrollado, de manera que hay miles de niños y jóvenes que han ingresado a los diversos grupos culturales que hay en el país; los antorchistas no nos hemos detenido ni un solo día en nuestra actividad cultural.
¡ Salud, camaradas! ¡ Hasta siempre, Berenice y Omar!
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