MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Bajo el capitalismo, un día de fiesta oficial en vez de justicia social para la madre

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Sin duda, la madre es ya casi el único ser que va quedando como último reducto de cariño auténtico, profundo y verdadero en un mundo dominado cada vez más por el egoísmo e individualismo de las personas, impulsado por la forma en que al día de hoy la sociedad produce los bienes materiales que necesita para subsistir que está dominada por la empresa privada, la cual, obtiene sus ganancias de la explotación de la fuerza de trabajo asalariada y que, necesariamente, divide a los individuos en poseedores y desposeídos, en ricos y en pobres, quedando incluidas dentro de esa división de clases, todas las madres mexicanas.

Es una realidad que muy pocas madres cuentan con una situación económica y social que les permita llevar una vida digna, decorosa, sin apremios ni carencias que les impida enfrentar la problemática diaria de sus familias; la mayoría se debate en la situación de miseria y desamparo social. Y cuando logran organizarse para luchar contra la injusta situación de marginación en que se debaten ellas y sus familias; cuando logran sacudirse la esclavitud de la inconciencia de clase y se lanzan a conquistar mejores condiciones de vida para ellas y sus hijos, lejos de recibir el trato y consideración de madres que se merecen, que se les promete cada 10 de mayo, son desoídas, maltratadas, y muchas veces hasta reprimidas, sin que sus demandas sean tomadas en cuenta.

Y no se trata sólo de la entrega de despensas  o de tarjetas de transferencias de dinero cada cierto tiempo al estilo de la 4T, que son más programas electoreros para hacerse de votos a muy bajo costo que otra cosa, sino de la verdadera justicia social que se les debe, por ejemplo: el empleo y salarios realmente remuneradores para todos; el derecho a tener un gobierno de todos y para todos que realmente se haga cargo de la educación de sus hijos, de la salud,  y de la seguridad de todos los mexicanos sin excepción; que implemente una política de cobro de impuestos progresiva y justa donde paguen más los que más tienen y menos los de menores ingresos;  y que a la hora de realizar el gasto del dinero público, prioricen las necesidades de la población haciendo las inversiones donde realmente se necesitan, como lo es en la luz, agua, drenaje, pavimento, escuelas, clínicas, apoyo al campo y la vivienda, unidades deportivas, etc., que requieren las comunidades y colonias marginadas que tanto abundan en el país,  para poder cerrar la brecha de la desigualdad entre los mexicanos que tanto daño nos hace.  

Sin todo esto, el festejo oficial del 10 de mayo resulta más un acto de hipocresía impulsada por las clases dominantes y su aparato del poder político con la finalidad de sustituir la verdadera justicia social que se le debe todos los días a la encargada de prolongar la especie; y en un acto de vil manipulación que busca, con un día de halagos y consideraciones, la adhesión de las madres proletarias al sistema económico y político que la oprime como a todos los humildes de la tierra, y que la hace víctima de la pobreza y la injusticia todo el tiempo. El sentido manipulador se ve reforzado ferozmente por los dueños de las empresas que, impulsados por su sed de ganancia, desatan en estos días una propaganda ensordecedora y apabullante, llena de una cursilería machacona, para poder vender la mayor cantidad posible de sus mercancías y poder así realizar la plusvalía que previamente han arrancado a los trabajadores directos durante el proceso de producción (y valorización), misma  que ha quedado “coagulada” en cada una de ellas, que es lo que constituye su ganancia. 

El homenaje es más que merecido, pero completamente insuficiente, pues la madre sigue siendo, a pesar de todo, casi el único ser capaz de desprenderse de todo en favor de los hijos a cambio de nada; casi el único ser capaz de sentir, de padecer junto con los suyos, con la misma intensidad, los problemas y desdichas.

Por eso, los antorchistas, además del sentido homenaje rendido en su día, luchamos por un mundo mejor que las coloque en el lugar de honor que siempre han merecido, y lo seguiremos haciendo todos los días del año. Salud.

 

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