MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Aumento salarial vs. las necesidades de las familias mexicanas

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Los asuntos para tratar por los adeptos de la pluma, sobre el desarrollo económico, político o social en México, son copiosos, pero hablaré, en esta ocasión, del salario mínimo, no solo porque es un tema que a inicios del presente mes fue abordado por nuestros representantes legítimos, sino por su importancia en el contexto laboral y vital de todos los mexicanos. 

Éste, el salario mínimo en la constitución mexicana, determina un monto mínimo de ingresos que todo trabajador debe percibir con el fin de garantizar un nivel medio o mínimo de vida para él y su familia. Este ingreso debe permitirle cubrir sus necesidades básicas en el orden material como casa habitación, manejo de la casa, alimentación, vestido y transporte; de carácter social y cultural, como concurrencia a espectáculos, práctica de deportes, acceso a bibliotecas y centros de cultura diversos; y educativos para sus hijos. Esto es lo que por derecho de corresponde a cada trabajador en su salario mínimo.

En este sentido, el primero de diciembre, el presidente, Andrés Manuel López Obrador y la secretaria del Trabajo, Luis María alcalde, anunciaron que, a partir del primero de enero, el salario mínimo nacional aumentará en un dos por ciento, es decir, que de 141.7 pesos mexicanos, aumentará a 172.87 al entrar el año 2023.

Pareciera, a primera vista, que podríamos aplaudir esta buena nueva, pero antes, habríamos de revisar algunas consideraciones. En primer lugar, esta regla es exclusiva no de todos los trabajadores de nuestro país, si no solo de los que cuentan con un trabajo formal, pero, además, no todos podrán contar con este beneficio, solo 6.4 millones de los 17.4 millones, es decir que solo el 30 por ciento de trabajadores formales, tendrá acceso a esta nueva propuesta.

En segundo lugar, se deben considerar los aspectos económicos actuales y las afectaciones en la vida de los mexicanos, como lo es la inflación e intereses actuales que inciden directamente en la canasta básica, que es solo uno de los aspectos considerados en la carta magna. El Observatorio de Salarios de la Ibero afirmó que el salario mínimo, contemplando estos factores económicos, debería ser de 817.8 pesos diarios, pero, a pesar de haber duplicado el valor del salario mínimo con respecto a 2009, actualmente es insuficiente para cubrir la primera necesidad planteada en la constitución: la canasta básica actual, de los 30 productos que contempla el gobierno, está en 1,127.7 pesos. Aquí ya se fue el salario de una semana, ¿y el pago de los servicios, la vestimenta, el transporte, como los pagarán? ¿Con qué dinero dispondrán para poder recrearse? ¿Cómo pagarán la educación de sus hijos en las condiciones actuales de educación tan deplorables?

Analistas estimaron que el ajuste será insuficiente ante la aceleración que ha registrado este año la inflación, que ha golpeado especialmente a los sectores más pobres. Víctor Hugo Pérez, investigador de la Universidad Iberoamericana, señaló que los bienes y servicios consumidos por la población de menores recursos se han incremento en más de 14 por ciento ese año, por lo que el nuevo aumento salarial “representaría apenas un aumento real de poco más del cinco por ciento”. 

El tercer aspecto para considerar es la salud. Legalmente todos los mexicanos deberíamos tener acceso a la salud, pero, como ya mencionaba líneas arriba, no todos los mexicanos cuentan con un trabajo formal, pero para aquellos que sí poseen el seguro médico, las condiciones dentro de las instalaciones de salud son ineficientes, el desabasto de medicinas está a la orden del día y las condiciones en las que trabaja el personal médico es vergonzoso.

Por lo tanto, si bien muchos mexicanos no tienen otra opción más que esta de utilizar las penosas condiciones que les brinda el gobierno, hay muchos que necesitan de médicos especializados y con lo que no cuentan las instituciones públicas y deciden buscar un médico privado para poder satisfacer esta necesidad básica.

Nuevamente queda la pregunta, ¿cómo la cubrirá si ya la lo gastó todo en la canasta alimentaria? Y ya ni hablar de la educación, pues es evidente que este es el último recurso que contemplarían las familias si sus necesidades primordiales de alimentación, vestimenta y salud no están cubiertas. Por eso las familias deciden sacar a sus hijos de estudiar para que se sumen al trabajo informal y así poder contribuir con las finanzas familiares.

Tomando estas consideraciones, ¿podríamos decir que hay algo que festejar con este aumento del salario? ¿Realmente es significativo este aumento? Para nada despreciable, puesto que todo aquello que ayude, aunque sea lo más insignificante, a amortiguar los golpes que el sistema proporciona a los más desprotegidos del país, es de ayuda, pero para nada es de aplaudirse ni mucho menos razón para que el mandatario federal Andrés Manuel López Obrador, se conforme por estar trabajando a favor del pueblo. 

La situación no está para seguir despilfarrando dinero y tiempo en mañaneras llenas de mentiras y falsas promesas, la situación de muchos mexicanos está peor que nunca, con este gobierno que se conforma con cambios tan insignificantes como este, actitud que más que ayudar, sigue atropellando el bienestar y los derechos de todos los mexicanos.

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