El incremento en los precios de bienes y servicios afecta, en mayor medida, a los hogares con menos ingresos; esto se explica porque aquellas familias con menores recursos dedican una mayor proporción del gasto a la compra de productos básicos principalmente alimentos y bebidas, por lo que se ven en la necesidad de reducir sus gastos en salud y educación.
La afectación al poder adquisitivo de los hogares más pobres se refleja en su capacidad de adquirir productos baratos, pero de baja calidad, así como en la reducción del consumo de frutas, carnes, huevo, leche y sus derivados, que a la larga repercute en la salud.
El más mínimo aumento en los precios de la canasta básica, provoca daños irreparables en los miembros más jóvenes de las familias; más de 3 millones de niños y jóvenes no se han reintegrado a las aulas escolares, y lo que es peor, muchos de ellos se incorporan junto con sus padres para completar el gasto familiar.
La falta de servicios de salud de calidad, es cada vez más evidente, no hay medicamentos, ni equipo médico y tampoco personal especializado en hospitales y centros de salud, lo que obliga a que la población recurra a los servicios privados que deterioran más el gasto familiar y, en muchos casos, a recurrir a remedios caseros.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), prevé un crecimiento anual promedio del PIB de 1.8 por ciento en 2022, la inflación (aumento de los precios) continuará durante todo 2022. La pobreza aumentaría del 29.8 por ciento, en 2018, a 33.7 por ciento, en 2022; y la pobreza extrema aumentaría de 10.4 por ciento, en 2018, a 14.9 por ciento en este año. Esto implica que 7.8 millones de personas pasarían a la inseguridad alimentaria para sumarse a los 86.4 millones actuales en toda la región.
Se calcula que en México alrededor de 2.5 millones de personas caerán en pobreza durante lo que resta de 2022. Una de las recomendaciones es que las autoridades apoyen a los campesinos, y productores de alimentos, con programas intensivos de insumos agropecuarios, maquinaria agrícola y apoyo con proyectos.
Pero lo más significativo es la declaración de Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la CEPAL, quien dijo que el organismo siempre ha afirmado que el crecimiento económico de América Latina, principalmente, debe ser un cambio estructural, un cambio en la producción, el empleo, en aumentar la masa de trabajo.
"Los cambios estructurales con políticas industriales, económicas, sociales deben darse en la región, de lo contrario no se puede crecer sin un cambio", expuso, no obstante, la política del presidente Andrés Manuel López Obrador es todo lo contrario.
El pueblo de México sigue esperando el cambio prometido por AMLO, pero sabemos que no llegará porque no basta ir a las urnas para votar por los candidatos que nos venden los partidos políticos, la realidad nos demuestra que no existe mucha diferencia entre unos y otros. Los diversos grupos de la clase dominante son los que lanzan a los candidatos, ese es el verdadero fondo de la lucha democrática.
En este contexto, poco a poco, el pueblo trabajador se da cuenta de que para conseguir el progreso y el bienestar de las mayorías, debe dar la lucha por mejores salarios, trabajo para todos, vivienda, salud, por servicios básicos, por su derecho al descanso, para que ahora sí pueda aspirar a una vida digna para el trabajador y su familia.
Si el gobierno se niega a cambiar el modelo económico para dirigirlo a resolver las necesidades más apremiantes de las mayorías, entonces vendrá el momento en que el pueblo se decida a tomar en sus manos el destino de México y construir una nación más justa y próspera para todos los trabajadores.
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