Mucho se puede decir en los medios sobre un Hidalgo donde todo está bien, pero hoy las cifras oficiales demuestran al Gobierno de Hidalgo que, a pocos meses de culminar la administración del gobernador Omar Fayad Meneses, hoy los hidalguenses se encuentran en una situación mucho más compleja sobre la marginación y pobreza. Así también, estamos a pocos días de que el gobernador rinda su quinto informe de gobierno y del cual se desconoce realmente qué vaya a informar porque no hay resultados concretos para el beneficio de los hidalguenses que hoy están más preocupados por qué comer el día de mañana.
Dice el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que en los últimos dos años –de 2018 a 2020– el número de hidalguenses en situación de pobreza pasó de 1 millón 517 mil 200 a 1 millón 570 mil personas que, lamentablemente para el pueblo (porque para el gobierno los hechos dicen que poco les importa) no pudieron adquirir la canasta básica y que, además, tuvieron carencias sociales como el acceso a los servicios básicos que tanto hacen falta, incluso en la misma capital, donde colonias con años desde su creación y que hoy no tienen agua potable o energía eléctrica; otros más no tienen acceso a las herramientas educativas; a la salud, hay aún, en pleno siglo XXI, hidalguenses que fallecen por no recibir atención médica y menos medicamentos para enfermedades curables: este es el caso de la región Otomí-Tepehua, Sierra y Huasteca; hoy son 833 mil 300 personas que no pueden gozar de un paracetamol, aunque sea, porque ni eso hay en los centros de salud, claro está, donde existe al menos esa construcción.
Ya lo dijo el Coneval, la pobreza pasó de 49.9 a 50.8 por ciento en la entidad, un crecimiento de 3.5 puntos porcentuales, lo que corresponde a 53 mil 400 hidalguenses que cayeron a la condición de pobreza. Además, el organismo informa también, lo que muchos ya conocemos, que durante el 2020, la principal carencia fue en el acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, pues son 882 mil 200 personas las que se encuentran en este sufrimiento de no poder alimentar a sus familias.
Claro está que la pandemia de la Covid-19 vino a complicar los problemas que de por sí ya existían, pero también es claro que esto es responsabilidad de los que nos gobiernan y en el caso de Hidalgo, el gobernador Omar Fayad apunta a que culminará su administración con una lista larga de necesidades que tenían los hidalguenses cuando inició su mandato y que hoy su legado será que en el estado haya mayor pobreza y marginación. El Coneval insta a los gobiernos a coordinarse para que se implementen programas o acciones enfocadas en alentar la recuperación del ingreso de las personas y atender las carencias sociales y esto es algo de lo que el gobierno estatal tampoco ha tenido la disposición de realizar. Desde hace cinco años, el Comité Estatal del Movimiento Antorchista hemos estado solicitando al gobernador que atienda las demandas de servicios básicos (eso que dice el Coneval que hace falta), de salud, de apoyos a los campesinos y es la fecha que no hay respuestas favorables del titular del ejecutivo, todo lo contrario, se le reprime administrativamente a los que protestas como es el caso de casi medio centenar de profesores del Bachillerato “Cnel. Nicolás Romero” ubicado en Pachuca y a los cuales el gobierno les retiró, desde marzo de 2020; ya estamos en enero de 2022 y no hay pagos, siguen retenidos en el edificio de Plaza Juárez. Recientemente, una representación del Comité Estatal de Antorcha, encabezados por nuestra dirigente, la profesora Guadalupe Orona Urías, asistimos al Congreso Local para solicitar la urgente intervención del poder legislativo para que se resuelvan los pendientes que tiene el gobernador con los hidalguenses. Veremos si hay respuesta.
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