Como comenté en una colaboración pasada, no es casual que, exactamente a un año de las campañas electorales para elegir presidentes municipales, diputados, senadores, gobernadores y presidente de México, se escuchen muchas declaraciones de políticos de los distintos partidos a favor de las mujeres y destaquen el importante rol que desempeñan en la sociedad.
El mismo Andrés Manuel López Obrador, en más de una ocasión, se ha expresado en este sentido cuando así le ha convenido, con la finalidad de estar en el ánimo y en las preferencias de la población femenil que representa aproximadamente el 53 por ciento del padrón electoral nacional.
Pero esas declaraciones son sólo para llamar la atención y ganarse la simpatía de las mujeres. En la vida real las cosas son completamente distintas. En el núcleo familiar y de manera especial en la sociedad no se hace nada, o muy poco, para atender y resolver la problemática que todos los días padecen las mujeres mexicanas.
A nivel nacional, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021, el 70 por ciento de las mujeres de 15 años y más experimentó una situación de violencia a lo largo de su vida. La violencia detectada con mayor incidencia es la psicológica con 51.6 por ciento, seguida de la sexual con 49.7 por ciento, la física con el 34.7 por ciento, y, finalmente, de manera conjunta, la económica, patrimonial y discriminación con el 27.4 por ciento.
Y para 2022, según esta misma encuesta que coordina el Instituto Nacional de Geografía e Informática (Inegi), particularmente en el estado de Querétaro, los resultados sobre la violencia hacia las mujeres de 15 años y más, desafortunadamente, fue de mucha crueldad, ocupando el nada enorgullecedor primer lugar en todos los tipos de violencia: psicológica, física y sexual.
También, según la organización civil sin fines de lucro, especializada en el litigio estratégico de casos de violaciones graves, Colectivo de Litigio Estratégico e Investigación en Derechos Humanos (CLEIDH), en Querétaro el 95 por ciento de los casos en materia penal registrados son por violencia de género, un tipo de discriminación contra las mujeres que ha ido al alza en la entidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis 2022).
Según la directora de litigio en CLEIDH, Laura Santos, la última encuesta en este ramo realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), refiere una discriminación de mujeres por el simple hecho de serlo, lo que corresponde con los casos de atención que han brindado.
“La violencia de género es otra forma de discriminación, y en el acompañamiento de casos lo que más nos llega, como solicitud de acompañamiento, eran mujeres buscando asesoría jurídica por violencia de género, y lo más preocupante consiste en que el acceso a la justicia estaba siendo negado", declaró, algo verdaderamente inconcebible, pero al mismo tiempo natural en un estado conservador como el nuestro.
Por lo que respecta a los feminicidios en el estado, la capital se ubicó en el lugar 29 de 100 municipios con incidencia de presuntos feminicidios, al registrar cinco casos en 2022 que lo ubicó con una tasa de 0.99 feminicidios por cada 100 mil mujeres, por debajo de la media nacional que se ubicó en 1.05, que registra Colima con 3.69, seguido de Nuevo León, con 2.74; Morelos con 2.42; Campeche con 1.91 y Chihuahua con 1.54.
Con estos vergonzosos datos sobre el maltrato que han costado mucho daño a las mujeres, tanto en el estado como a nivel nacional, que en muchos de los casos además de trabajar en el hogar tienen que salir a ganarse la vida como asalariadas en industrias, comercios o como trabajadoras domésticas, recibiendo bajos salarios para el sostenimiento de sus familias, se evidencia la arraigada cultura del “machismo”, caracterizado por el rancio conservadurismo y el escaso trabajo de las autoridades para brindarles verdadera protección.
Pronunciarse feminista no basta, pues no resuelve nada a favor de las mujeres; es necesario que se traduzca en una verdadera transformación de calidad de vida de las mujeres queretanas y no una simple utilización política en tiempos electorales.
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