MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Atacar y asesinar a periodistas es matar la libertad de un país

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Casi en el mismo instante en que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumió el Gobierno de México, los mexicanos empezaron a vivir en un ambiente de temor, zozobra e incertidumbre, debido a que la violencia desatada por la delincuencia organizada aumentó y se convirtió en una imparable ola criminal que encontró terreno fértil en su política de “abrazos no balazos”.

Los periodistas en general (reporteros, articulistas y fotógrafos) también han sido presas de estos ataques físicos, políticos y morales con el propósito de acallarlos y evitar que difundan información y opiniones disidentes.

La Secretaría de Gobernación (Segob) registró que, entre 2012 y 2021, hubo 632 ataques verbales y físicos contra periodistas, y que casi la mitad procedieron de servidores públicos. Una de las agresiones más recientes ocasionó la muerte de Nelson Matus, director del sitio de noticias Lo real de Guerrero, quien fue asesinado a tiros en Acapulco.

El aumento en el número de asesinatos contra periodistas se debe, con seguridad, a que sus labores de información y análisis son eficientes para difundir los problemas de violencia física, amenazas de terror e inseguridad pública que generan las bandas de delincuentes y los funcionarios públicos que las cobijan o que se muestran omisos al cumplir su deber de combatirlas.

El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) denunció recientemente que, en los últimos cinco años, –sí, los que abarcan el sexenio de AMLO– se ha documentado el asesinato de 52 periodistas; que, en 2022, México fue una de las naciones más mortíferas del mundo para los comunicadores y que solo fue superado por Ucrania.

Además, el pasado 11 de febrero, la revista Forbes destacó un hecho que otros medios extranjeros y mexicanos han denunciado: “los ataques contra la prensa son una enorme irresponsabilidad política” y que cuando éstos son verbales y provienen de funcionarios de alto nivel, las autoridades de Estado “tienen la obligación de llamar a la paz y encontrar soluciones mediante la apertura a la crítica para que las agresiones contra los periodistas cesen”.

La organización Artículo 19 señala que, en 2022, el Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos emitió el reporte titulado Country Reports on Human Rights Practices, en el que rescata que entre enero y junio de 2022 se registraron 331 ataques contra periodistas; la mitad fueron reporteros que cubrían asuntos de corrupción política; y el presidente fue el funcionario público que más intentó desacreditarlos al mostrarlos como corruptos, partidistas y parciales.

En México hay 41 mil 113 personas que trabajan en los medios de comunicación; y si los mexicanos desean estar informados sobre los sucesos diarios deben unirse y solidarizarse con ellos para defender el derecho constitucional a la información, rechazar cualquier tipo de agresión en su contra, venga de donde venga; y exigir a los tres niveles de gobierno que garanticen sus vidas y el ejercicio de su profesión.

En lo que va de este año, han sido asesinados siete periodistas y 45 en lo que va del sexenio de AMLO, cifra que ubica a nuestro país como uno de los más mortíferos en el ejercicio del periodismo. Todos tenemos derecho legal y humano a estar informados de lo que ocurre, qué hacen o dejan de hacer los gobiernos y sus funcionarios; qué hacen las fuerzas políticas y los grupos delictivos que dañan el tejido social.

La población tiene derecho a estar informada y ninguna autoridad puede negárselo. Por tanto, es menester que alcemos la voz para solidarizarnos con los periodistas y defender su labor siempre y cuando esté apegada a la verdad. El derecho de los periodistas, de los medios de comunicación y de los mexicanos a difundir la verdad, a decir lo que piensan y sienten sobre la política y la economía y la situación social está en riesgo porque el presidente y su partido no han sabido dirigir los destinos de México.

Hay que exigir que se respete el derecho del pueblo a conocer la realidad; hay que impedir que se siga asesinando y matando a comunicadores que, mediante la práctica cotidiana de su profesión, realizan la noble tarea de informar a la sociedad. Aún es tiempo de defender la libertad de todos los mexicanos y la de nuestro país. 

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