El 18 de septiembre se cumplió el primer aniversario luctuoso de Don Antonio Herrera Valle, que en el año 2022 fue víctima de un acto criminal inexplicable en el municipio de Fresnillo, Zacatecas, para apoderarse de las pocas pertenencias que llevaba después de un día de ardua labor para llevar el sustento a su familia.
Don Toño, como le conocimos, nació el 13 de junio de 1971 en la comunidad Valle de San Isidro, del municipio de Fresnillo, Zacatecas y fue el sexto de 9 hijos procreados en el matrimonio de los señores Belem Valle y Pedro Herrera, personas de origen humilde dedicados al trabajo del campo.
Contrajo matrimonio con Angélica Martínez, que buscando juntos el sustento de su familia y la preparación académica de sus hijos emigraron a la cabecera municipal de Fresnillo; y motivada por su sensibilidad ante los problemas de los demás en el año 2014, su esposa tomó la firme determinación de sumar sus esfuerzos a organizar a la gente de comunidades y colonias para formar parte del Movimiento Antorchista y poco después “Don Toño” se sumó con gusto a nuestra lucha diaria.
El finado Antonio Herrera siempre estaba dispuesto a desempeñar su labor con el mejor entusiasmo. Si se requería tomaba su maleta y valientemente partía en apoyo de sus compañeros a Aguascalientes o Guadalupe a realizar su actividad organizativa y electoral arriesgando su propia integridad física por la provocación de los contrincantes, lo mencionado da idea de valentía y bondad referida del estimado compañero.
Pero también estaba dispuesto a desempeñar el activismo en el municipio de Cañitas, Saín Alto o Sombrerete para organizar a los campesinos y convencerlos de la necesidad de estar unidos para lograr una patria con justicia social para todos los mexicanos.
El hombre bueno y noble ya no está entre nosotros, sólo nos queda preservar su ejemplo, porque a pesar de las adversidades luchó hasta el último día en nuestras filas, y el que haya cumplido hasta el último exhalo su compromiso con los pobres, es sin duda un ejemplo que debemos asumir consecuentemente sus hermanos de lucha.
Para honrar su memoria en momentos como el actual, donde las adversidades, la persecución de los gobernantes, la cerrazón absoluta para la atención de las demandas sociales y todo tipo de calamidades se ciernen sobre los luchadores sociales, vale la pena pensar en el ideal de una patria mexicana donde se reparta la riqueza de forma equitativa, lo que aleje a la gente de la inquina y la maldad sobre sus hermanos de la misma clase social.
Con la ausencia de Don Toño se ratifica la necesidad de curar una sociedad capaz de cometer tales vilezas porque la inseguridad y violencia siguen causando dolor en las familias zacatecanas, como sucedió a quien hoy recordamos siendo una razón más para luchar para que nadie más sufra el dolor como el que los antorchistas sentimos aquel fatídico 18 de septiembre.
¡Hasta siempre Antonio Herrera, hasta siempre Don Toño!
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