MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ante los pobres de mi patria, pido la palabra

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Queridos compañeros: A todos nos une no solamente la creciente pobreza que asalta nuestros bolsillos, nos une también el noble ideal, el anhelo ferviente de un mañana digno, más justo para todos nosotros, esa idea que esperamos con ansias ver materializada y que nos mantiene vivos, soportando los embates crudos que nuestra lucha también provoca.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) presentó un informe sobre el contexto económico y social en México de 2018 a 2022, en el que destacó una afirmación que ya desde hace tiempo, el Movimiento Antorchista había dado: “los programas sociales del gobierno federal no han logrado superar la pobreza”. Y Chiapas se coloca, nuevamente, en el nada honroso primer lugar entre los municipios más pobres del país.

Esta es una contradicción muy grave cuando nos damos cuenta de que, en nuestro estado, existe una megadiversidad de riqueza, pues contamos con parques nacionales, reservas de la biosfera, volcanes, selvas, bosques, mares, ríos, lagunas y una variedad inmensa de flora y fauna, algunas incluso endémicas de la región, un suelo tan fértil que puede incluso ser fecundado por la semilla que por error llega al piso 

Entonces, ¿cuál es la razón de nuestra miseria, viviendo en un suelo que ya es de por sí rico? La respuesta parece ser muy compleja, sin embargo, radica en saber que alguien está acaparando la riqueza producida en nuestro estado. En México, por ejemplo, el hombre más rico del país posee tanta riqueza como para repartir un millón de dólares a cada mexicano y aún así seguir siendo el hombre más rico del país con 92,880 millones de dólares en su haber. Parece difícil creer también que, aún teniendo tantas riquezas naturales, haya personas que no disfruten de estas y algunas otras que, en vida, jamás pudieron conocerlas.

Esta afirmación abre una nueva interrogante, ¿quién entonces se apodera de nuestra riqueza? Los mexicanos trabajamos, en promedio, una jornada de dos mil 124 horas al año, contrastando esta cifra con las 1332 que trabajan los alemanes y las condiciones de vida tan distintas que tienen, con las nuestras, podemos desmentir aquella máxima que afirma que el problema central de nuestra pobreza es la fuerza de voluntad o la falta de trabajo, cuando el pueblo mexicano es de los más trabajadores, pero así también de los más explotados.

Así, la riqueza producida por las manos de los trabajadores chiapanecos pasa a ser propiedad de los patrones de las fábricas, de las industrias, de las constructoras, de las que dicen ser panacea bendita porque traen trabajo para todos, pero que no son más que un medio de explotación que se agrega a la lista y que exprime hasta las últimas energías del trabajador. 

Ante este panorama desolador, también existe consuelo, pues la pobreza no siempre existió y nuestra sociedad no estuvo siempre dividida en clases sociales; al entender la historia de nuestra sociedad encontramos un momento histórico en el cual, el hombre antiguo, (el que aún se dividía en clanes y vagaba en busca de alimento y refugio a las calamidades del clima,) produjo solo un poco más de lo necesario para poder sobrevivir y al existir quién acaparará ese excedente en la producción inicia la propiedad privada y la explotación del hombre por el hombre en favor de una parte de ese excedente, nada más… de ahí se desprende un proceso largo que será explicado a detalle en otras colaboraciones pero que muestran cómo inicia la división de clases sociales.

Este ejemplo nos ayuda a entender una cosa muy importante, si la pobreza no es nacida con el hombre, sino provocada y nacida en un momento histórico determinado, esta también puede aniquilarse, puede extinguirse, puede apalearse. Por eso, hoy, ante el auditorio de los humildes de mi patria, pido la palabra y quiero usarla para decirles, compañeros que no nos cansemos de luchar porque nuestra causa es justa y científicamente comprobable.

Nuestro enemigo principal es la pobreza, y esta no se extinguirá hasta que llegue el momento en el que el hombre pueda disfrutar de las riquezas que éste produce y de los satisfactores necesarios para recrear su intelecto y espíritu. La lucha de Antorcha nunca ha sido fácil, pero hoy, más que nunca es justificada, el tiempo nos ha dado la razón y ha demostrado con hechos tajantes y científicos que teníamos razón con nuestros planteamientos y que aún ante las amenazas y agresiones seguiremos vivos, hasta construir una nueva sociedad.

Compañeros trabajadores, plenistas, activistas y dirigentes, esta lucha nunca ha sido de velocidad, sino de resistencia y perseverancia, eso nos ha mantenido vivos ya a casi medio siglo de la existencia de nuestra organización, hay que seguir hablándole al pueblo para decirle que podemos vivir de una forma distinta, que cada ladrillo que construye este edificio social, ha sido puesto por él mismo y que si queremos combatir los males que aquejan a nuestro pueblo, hay que estudiar con detenimiento su paso por esta sociedad.

Que nadie se detenga, pues, en la lucha que ha emprendido el Movimiento Antorchista. Nuestro estado se ha caracterizado siempre por estar constituido por hombres valientes, de esos que necesita la patria y para poder cambiarla es necesario tomar el poder político de nuestra nación, hay que creérsela compañeros pues es el método por el cual, podemos cambiar esta sociedad tan injusta y enarbolar la que será, la patria del pueblo pobre de México. Sólo así antorcha dejará de existir, cuando deje de existir la pobreza.

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