¡México paga por intereses de la deuda 3 mil 516.7 millones de pesos por día!
“Entre enero y septiembre, el costo de la deuda pública absorbió 960 mil 47.5 millones de pesos, un dinero que sólo fue a pagar intereses, comisiones y otros conceptos vinculados a un pasivo que ya escaló a más de 18 billones de pesos, de acuerdo con los informes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)” (La Jornada, 15 de noviembre).
¿Por qué López Obrador casi duplicó la deuda, cuando dijo que él curaría al país de todos sus males? ¿Dónde quedaron los millones que prometió que recuperaría con el combate a la corrupción? ¿Dónde los recursos por la venta o renta del avión presidencial?
Ha sido el sexenio de López Obrador el que más ha endeudado al país, alcanzando un récord histórico para los últimos 25 años: “Al cierre del sexenio de Peña Nieto en 2018, era de 43.6 % del PIB; para diciembre de 2024 este saldo creció a 51.4 % del PIB” (México Evalúa). Todos los presidentes de la era moderna de México han acudido a la deuda, pero ninguno como el de la llamada 4T, López Obrador; es en su gobierno donde se dio el mayor aumento, más de 6.8 billones de pesos: Vicente Fox recibió una deuda de 2 mil 51 mil 1 millones de pesos; Felipe Calderón de 3 mil 135 mil 438; Peña Nieto de 5 mil 890 mil 846 y López Obrador de 10 mil 551 mil 716, y la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, recibe una deuda de 17 mil 423 mil 222 millones de pesos.

El tamaño de esa deuda indica que poco más de la mitad (51.4 %) de toda la riqueza social que se produce en México se debe; es como si dijéramos que alguien que gana 100 pesos al día, debe ya 51 pesos con 40 centavos, que solo podrá disponer de 48.60 pesos.
Pero, esto sólo refiriéndome al tamaño de la deuda contraída; además, hay que pagar los intereses, y resulta que, por la dimensión de la deuda, México debe pagar 3 mil 516.7 millones de pesos por día, sólo por intereses y servicio de la deuda; eso no abona nada al capital.
¿Imagina usted, amable lector, lo que se podría hacer por el país, por toda la población, con esa cantidad diariamente? ¿Cuántas escuelas se podrían construir o dotarlas de todo lo necesario? ¿Cuántos hospitales se podrían poner en funcionamiento, con equipo, médicos y medicamentos? ¿Cuántas carreteras, puentes, viviendas se podrían construir?

La deuda pública, el pago de sus intereses y servicios es un gran negocio para el capital financiero. Con el importe de tres días de lo que se paga diario por los servicios de la deuda, Hidalgo podría reconstruir todos los municipios y comunidades dañadas por las pasadas lluvias torrenciales, podría reconstruir ¡y bien! todas las viviendas dañadas y hasta recuperar enseres domésticos y vehículos que se llevó el agua.
Pero, además, también debemos cuestionarnos: ¿Por qué López Obrador casi duplicó la deuda, cuando dijo que él curaría al país de todos sus males? ¿Dónde quedaron los millones que prometió que recuperaría con el combate a la corrupción? ¿Dónde los recursos por la venta o renta del avión presidencial? Y, el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado ¿cuánto ha recuperado? ¿Y los ahorros de la política de austeridad?
En el aspecto económico quedó claro que no nos gobernó un estadista, sino una gente sin mucho conocimiento científico, un ágrafo en materia económica, que ha terminado de hundir al país en una verdadera catástrofe financiera, con alta deuda pública y casi cero crecimiento económico, ¿podrá sacarlo de tan deplorable situación la actual presidenta de la república?

Lo que sí quedó claro, en primer lugar, es que creció la corrupción, que hay miles de millones desviados de las arcas del país y prácticamente a ninguno de los responsables se les ha castigado, mucho menos obligado a devolver lo robado; en segundo lugar, la política de las entregas de dinero en efectivo a través de las famosas tarjetitas del Bienestar ha llevado, en parte, a adquirir esa gran deuda por parte del gobierno, para así seguir entregando dinero y tener el voto asegurado en las pasadas, presentes y futuras elecciones para el partido en el poder. Esa política de compra directa del voto, el nulo crecimiento económico y la política de desprecio a las necesidades del pueblo, tiene hecho al país, a toda su infraestructura carretera, educativa, de salud, etcétera, un verdadero muladar.
¿Qué podemos hacer? Cambiar de régimen, de clase en el poder y para ello, el pueblo de México debe cumplir su papel, su tarea, jugar el rol que la necesidad y la historia le imponen.
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