El pasado 21 de marzo, por fin fue inaugurado el tan polémico Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), uno de los tantos proyectos insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación, el cual, fue mayormente recibido con críticas por parte de varios sectores de la sociedad.
Claro está, que el presidente y los suyos denostaron todo esto, ya que, para ellos, es un digno aeropuerto de primer nivel. ¿Quién tiene la razón?, para responder esto, es necesario revisar cómo, desde su concepción, pasando por su construcción e inauguración, este proyecto no tiene ni pies ni cabeza; sin embargo, muchas de las críticas, especialmente las realizadas por la derecha más radical, han estado mal enfocadas. Veamos por qué.
Todos podrán recordar que este proyecto surgió como sustituto del también polémico Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), el cual, López Obrador calificó de una obra faraónica que no funcionaría. “Construir esa obra costaría alrededor de 250,000 millones de pesos del presupuesto público, si se hace el nuevo aeropuerto en Santa Lucía, se construyen dos pistas en el aeropuerto militar de Santa Lucia, cuando mucho sería una inversión, aun trasladando los contratos del aeropuerto de Texcoco a Santa Lucía, cuando mucho sería una inversión de 40,000 millones, o sea nos estaríamos ahorrando alrededor de 200,000 millones” (Politica.expansion.mx, 23 de marzo de 2018).
Cuatro años después, podemos ver que esas cuentas alegres del ahora presidente no tienen que ver nada con la realidad, ya que, según los últimos reportes, la cancelación del NAICM tuvo un costo de 331 mil millones de pesos, mucho mayor a lo que se esperaba, además de que no fue posible trasladar contratos o material; sumado a eso, el AIFA tuvo un costo de 75 mil millones de pesos, casi el doble de lo que prometió el líder de la 4T. Por si fuera poco, el cómo se gastó ese presupuesto, sigue siendo motivo de debate porque 3 de cada 4 pesos gastados aún no son justificados.
Eso es en cuanto al precio, ¿qué tal la operabilidad? En su primer día de actividad, sólo operó ocho vuelos comerciales y realizó 20 operaciones. Según Enrique Quintana, en su columna Coordenadas del 22 de marzo, en El Financiero, en un año se punto de equilibrio implicaría 120 operaciones al día, lo que lo pondría al nivel -por mucho- de aeropuertos como el de Mérida o Ciudad del Carmen, lo que representaría un 12 por ciento de las operaciones que actualmente realiza el AICM, por lo que no va a resolver el problema de la saturación de este último.
A todo esto se suma la pobre planeación del proyecto, el cual se encontró, en primer lugar, en que tenían enfrente al Cerro de Paula, lo que los llevó a replantear y aumentar el costo, también el descubrimiento de restos arqueológicos, entre los que se encontraban manufactura teotihuacana, vestigios cerámicos, artefactos líticos, así como restos de ocho mamuts y mastodontes. Asimismo, el diseñador del AIFA, Francisco González Pulido, ha declarado que está decepcionado del proyecto: “De Santa Lucía estoy completamente decepcionado, porque llego con una experiencia importante para aportar mucho a un proyecto estratégico para el futuro del país y no lo entendieron, se hicieron cambios muy fundamentales que para mí son difíciles de aceptar, no los reconozco” (expansion.mx, 23 de marzo de 2022).
A esto se suma la lejanía y poca comunicación con respecto a la Ciudad de México, que ronda los 48 kilómetros, la cual sería una verdadera odisea, según el periodista León Krauze: “La verdad es que, en un área metropolitana como la Ciudad de México, viajar para tomar un vuelo puede ser una tortura. El día de la inauguración, López Obrador trató de demostrar que los escépticos estaban equivocados, e hizo ese viaje temprano en la mañana. Le tomó alrededor de 40 minutos, a las 5:00 de la mañana, en un día feriado. Lo más probable es que a los pasajeros les tome al menos el doble de tiempo para tomar un vuelo a media mañana”. (washingtonpost.com, 24 de marzo de 2022).
Estos son sólo algunos de los aspectos que tienen que ver con la construcción y operatividad del AIFA, que, a decir de muchos analistas, como Jorge Suárez Vélez, “Este ha sido el berrinche más costoso de la historia de México”. Difícilmente se podría rebatir esa declaración, ya que tan solo basta ver la actitud sumisa y devota que tomaron los miembros de la 4T, que, aún encima de la ley, han promovido la obra, como muestra del triunfo del presidente. “La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, parecía haberse quedado sin palabras. «Es una obra impresionante, realmente algo extraordinario», afirmó. «Yo invito a los detractores a que (…) con sus propios ojos se den cuenta de lo magnánimo de esa obra».
El productor Epigmenio Ibarra, simpatizante del gobierno, estrenó un documental de una hora que es en esencia una oda tanto a López Obrador como a las fuerzas militares, que recuerda a una era diferente en la fascinación de México con el poder presidencial” (washingtonpost.com, anteriormente citada). Todo esto, pareciera olvidar los millones que se perdieron con la cancelación del NAICM, el sobreprecio del AIFA y que todo salió del bolsillo de los mexicanos.
A pesar de todo esto, en redes sociales, no se hizo hincapié en ninguno de estos cuestionamientos, sino que la crítica se concentró en una actitud clasista de las clases medias, que tildaban al nuevo aeropuerto de una central avionera o un aeropuerto de pobres y nacos. Esto fue aprovechado por los cercanos a AMLO para acusar de racismo a sus opositores, perdiendo así, el foco de la discusión y logrando poner a los morenistas como moralmente superiores. Siguiendo la línea del presidente de lo austero, lo sencillo, es lo bueno.
Ninguno de los dos polos tiene razón. El verdadero problema reside precisamente, en que los mexicanos no nos debemos conformar con un aeropuerto a medias, mal construido y planeado, que llenará de deudas y problemas a las generaciones futuras. TODO el pueblo de México merece un aeropuerto de primer nivel, competitivo, digno representante de nuestro país.
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