De 2008 a 2010, la pobreza en Yucatán incrementó a 5.5 puntos porcentuales, pasando del 44 al 49.5 por ciento, también aumentó en 4.8 puntos porcentuales la población en pobreza extrema al pasar de 6.5 al 11.3 por ciento, de acuerdo con información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Destacan también los incrementos que sufrieron tres carencias indispensables para el bienestar de la gente: el acceso a los servicios de salud, a la alimentación nutritiva y de calidad, y finalmente, el rezago educativo.
Resulta alarmante que en uno de los estados con mayor riqueza natural albergue a un millón 156 mil pobres. En sólo dos años se registran 164 mil nuevos pobres, producto del rápido empobrecimiento de la clase media y 116 mil pobres que empeorarán su condición de miseria pasando a la pobreza extrema. Estas cifras confirman la incapacidad del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para enfrentar la crisis económica y sanitaria. Además, en 2020, Yucatán fue severamente castigado por las tormentas tropicales Amanda, Cristóbal, Gamma y los huracanes Delta y Zeta, que provocaron inundaciones en zonas rurales y urbanas, ocasionando pérdidas millonarias en el campo. La desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) por parte de la administración morenista, hizo que miles de familias no contaran con recursos inmediatos y necesarios para afrontar las catástrofes naturales.
La pandemia impuso nuevos retos que la 4T no ha podido ni querido enfrentar. Miles perdieron sus fuentes de ingresos y el poder adquisitivo se redujo inevitablemente; los sectores más afectados fueron: la industria, los servicios y el turismo, actividad fundamental en la península. Mientras otras naciones implementaron medidas como subsidios a la nómina, exención del pago de cuotas patronales, beneficios para pequeñas y medianas empresas, seguros de desempleo y bonos para trabajadores del sector informal, pero el Gobierno de AMLO nada de esto ofreció para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia y ayudar a cumplir las medidas del confinamiento. En Yucatán, el seguro de desempleo consistió en la entrega de un apoyo de dos mil 500 pesos mensuales durante sólo dos meses, este programa tuvo asignado un presupuesto estrecho de 134 millones.
El Presidente se encoleriza cuando los datos no le favorecen, y dice que él siempre tiene “otros datos”, así como una versión tranquilizadora de la realidad como afirmar que “la gente está recibiendo más apoyos y tiene para su consumo básico”. Investigadores e instituciones serias se han encargado de desmentir tal argumento. Con base a los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020. “El programa Prospera (eliminado en 2019) llegaba al 18?por ciento de los hogares, no hay ningún programa social que para 2020 haya alcanzado su cobertura y alcance. Por su parte, la pensión de adultos mayores pasó de cubrir 11?por ciento de los hogares en 2018 a 15?por ciento en 2020. En alcance le siguen tanto la Beca Benito Juárez para educación básica como la dirigida a educación media superior: ambas llegan al seis por ciento de los hogares. El resto de programas no abarcan a más del dos por ciento de los hogares.” (Nexos, 29 de julio de 2021).
Si en el ámbito nacional fracasaron las medidas adoptadas por la 4T, a nivel local, agoniza la política social; las acciones emprendidas por el Gobierno estatal no fueron suficientes para paliar las penurias de los yucatecos. Aunque la entidad activó más programas que el resto de los estados, el Coneval apuntó que “el implementar más cantidad de acciones no era sinónimo de efectividad”. A modo de ejemplos: en 2020 el Programa de Apoyo Alimentario sólo contempló la entrega de cuatro despensas con un costo de 200 pesos por sólo dos meses al 42 por ciento de la población en condición de pobreza, los excluidos protestaron exhibiendo trapos blancos en sus viviendas.
El programa de apoyos para la vivienda social, contempló el subsidio hasta por 45 mil pesos a las personas que requirieran comprar una vivienda. A este rubro le asignaron 120 millones de pesos que alcanzó para unos cuantos beneficiarios. Por eso el pasado 10 de agosto una comisión de ciudadanos pertenecientes al Movimiento Antorchista Nacional tuvo que protestar en las puertas del Instituto de Vivienda del Estado de Yucatán (IVEY) para pedir una vivienda digna, puesto que su solicitud no ha sido resuelta por el mandatario estatal, Mauricio Vila Dosal.
AMLO sigue representado ese modelo económico que se niega a reivindicar los derechos elementales de los que crean la riqueza de este país, al negar la pavorosa realidad es incapaz de enderezar el rumbo por eso sus políticas erradas continuarán deteriorando la vida de millones de mexicanos. Sólo una sociedad organizada y dispuesta a luchar podrá exigirle a los distintos niveles de gobierno pongan por encima de sus intereses partidarios, el interés y beneficio de las mayorías.
Las recientes estadísticas confirman que urge un proyecto distinto de nación, un modelo económico más justo y humanista, como el que impulsa el Movimiento Antorchista Nacional. Los cuatro ejes en torno al cual gira su propuesta son más integrales: empleo para todos, mejores salarios, una política social progresiva y reorientación del gasto social. El espíritu de lucha del pueblo maya debe renacer para poner un alto a tantas arbitrariedades que lo condenan a una moderna esclavitud. Sumarse a la lucha por un futuro mejor, vale la pena. París bien vale una misa (Paris vaut bien une messe).
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