Fueron muchos los años transcurridos en los que se decía que se cometían un sinfín de fraudes electorales con el partido oficial (PRI), es por ello que distintas voces alzaron la voz en su momento para exigir cese a estos procesos fraudulentos en los que se les daba el poder a los candidatos impuestos por el gobierno en turno.
Algo justo a mi parecer puesto que en el poder debe estar sentado aquel que el mismo pueblo, sea acertado o no. O sea debe hacerse valer la voluntad por sobre todas cosas
En 1990 se creó el Instituto Federal Electoral (IFE) para salvaguardar estos comicios y que fueran lo más limpios posible, reinando el voto popular. Que se sentara en la silla del poder a aquel al que el pueblo había elegido. El IFE como organismo autónomo logró arrancar del gobierno el control absoluto que tenía en las elecciones.
Muchos sinsabores y descalabros se ha llevado el pueblo de México al elegir erróneamente, sin embargo, el mismo pueblo debe aprender de sus errores y aún no llega su tiempo.
Gracias a esta limpieza en las elecciones que lleva a cabo el IFE., logró llegar a la silla del poder Andrés Manuel López Obrador en 2018, quien había sido un duro crítico del propio IFE. A través del voto popular que le favorecido gracias a que conquistó conciencias con sus discursos llenos de verborrea y mentiras. Los mexicanos cansados del sistema de cosas prevaleciente le otorgaron la confianza, la misma que ahora ha traicionado.
Hoy, López obrador se ha convertido en lo mismo que cercaba. En sus tiempos de opositor del gobierno echaba en cara el hecho de que los políticos quisieran perpetuarse en el poder. Hoy con él a la cabeza como presidente de la república lo aplaude.
Por eso hace uso descaradamente de los programas clientelares para ganar adeptos y comprar las conciencias de los mexicanos y estos al sentirse agradecidos por las dádivas recibidas le regalen su voto y hagan que su poder siga agrandándose. Es importante mencionar porque parece que a muchos no les queda claro que esos recursos con los que López Obrador hace caravana con sombrero ajeno, son los propios bienes de la nación, aquellos que todos los mexicanos contribuimos para llenar sus arcas y ahora descaradamente el presidente en turno decide en qué gastar en este caso en comprar conciencias.
Para esta tarea tan ruin ha contratado a un ejército de activistas llamados servidores de la nación, que representan ni más ni menos otra cosas que al sistema caduco, el mismo de siempre que se engolosina con e poder y a toda costa trata de seguir teniéndolo acaparado en sus manos. Estos personajes que recorren todo el país, y se han multiplicado como chinches, 20 mil para ser exactos, siguen las órdenes del partido en turno y a través de engaños van comprometiendo los votos para su jefe. Además estos son pagados con los recursos públicos.
Esto es criticable, porque el gobierno en turno con AMLO a la cabeza no es más que los mismo de siempre pero más podrido.
Estos empleados tienen hoy la tarea de coadyuvar con la vacunación de adultos mayores, eso sí condicionando esta vacuna con la presentación de la credencial de elector y los datos personales, o sea fichando a aquel que acude a recibir lo que por derecho le corresponde para después cobrarse con creces el derecho a la salud que todos los mexicanos tenemos.
Es por ello que debemos protestar ante esta situación tan descarada. No debemos permitir que se siga jugando con nuestras conciencias. Hoy tenemos la gran histórica tarea de sacar de Palacio Nacional a esta sarta de políticos de cuarta que sólo están empobreciendo más a México y a los mexicanos, actuemos en consecuencia.
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