MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Acciones concretas para una realidad objetiva

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En la existencia de la humanidad, los primeros hombres tuvieron la necesidad de explicar y justificar los diferentes fenómenos naturales, es decir, explicar las cosas del mundo, de la naturaleza, de todo lo que nos rodea; pero, en su ignorancia, desarrollaron pensamientos propios de sus experiencias, de la impresión tomada por sus sentidos.

Esto es, la existencia de seres sobrenaturales que, por razones inexplicables e incuestionables, crearon todo cuanto nos rodea y los fenómenos que en ello se manifiesta. Sin embargo, lo que puede, en efecto, explicar el mundo y los fenómenos que nos rodean, son las ciencias. 

Son las ciencias las que nos dan un conocimiento real sobre las leyes que gobiernan nuestra realidad objetiva, las que nos indican las causas verdaderas de lo que observamos, sentimos y vivimos; y no solo su origen, sino su desarrollo histórico. Gracias a ellas, el hombre desarrolló los elementos necesarios para hacer frente a dicha realidad, lo que ha motivado el cambio de una sociedad a otra, de una estructura social a otra, aplicando, científicamente, las diferentes y diversas medidas emanadas de ella.

La ignorancia del ser humano era un impedimento para sus investigaciones, para su avance y pronto desarrollo. De ahí que, motivados por esa ignorancia, vemos surgir las explicaciones mediante fuerzas sobrenaturales, dominadas solo por el pensamiento, sin su relación con el mundo material, creando una realidad subjetiva, alejada de esa realidad material. La otra forma de explicar la realidad, de manera científica, le dio, al mismo tiempo, los elementos para tratar y enfrentar cada uno de los fenómenos, aplicando acciones concretas, primero, para enfrentar los diversos fenómenos de la naturaleza y, después, para cambiar su realidad de manera estructural, esa realidad creada por el hombre en su relación con la realidad material. En este sentido, nuestra realidad siempre ha requerido un tratamiento científico para su verdadera transformación.

En este orden de ideas, decir que gobernar a una sociedad para poder transformarla y hacer de ella un estado de bienestar individual y social, no requiere mucha ciencia, ¿nos asegura una verdadera transformación? Y si a esto le agregamos que las mismas revoluciones (entendido este concepto como cambio, y agrego, estructural) ocurridas en nuestro país, fueron producto de una evolución teórica científica de una realidad concreta. 

Entonces, al escuchar a alguien decir que gobernar no requiere mucha ciencia, ¿podemos afirmar categóricamente que estamos viviendo una verdadera transformación? Particularmente, para responder a estas preguntas, cabe hacer un análisis de las experiencias acumuladas en lo que ha transcurrido del sexenio de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México; experiencias de realidad concreta, de la realidad objetiva, para incorporarlas como guía permanente en nuestro andar político y revolucionario, y que lo vivido sirva para el futuro próximo. Pongo mis dos centavos.

La ocupación laboral no mejora, y si bien es cierto que se han generado algunos empleos, no ha sido sustancial para el crecimiento económico de nuestro país ni el mejoramiento de los ingresos económicos en el hogar. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN), publicada en marzo del presente año, en febrero de 2022, a tasa mensual y con cifras desestacionalizadas, la Tasa de Desocupación aumentó 0.1 puntos porcentuales al ubicarse en 3.7 por ciento, y la Tasa de Subocupación creció 0.4 puntos porcentuales al situarse en 9.7 por ciento en el mismo periodo.

La salud es un asunto público, no privado. Y la atención gratuita es importante para el bienestar general, sobre todo para las personas de menores ingresos. Pero esto no es algo que se acerque a nuestra realidad, ni aun cuando el Producto Interno Bruto Ampliado del sector salud en México haya reportado un aumento de 1.5 billones de pesos en 2020. ¿Dónde están esos recursos? Si en los hechos el servicio de salud ni es gratuita ni ha mejorado la infraestructura de los hospitales y centros de salud; cuando hay comunidades, como el caso de Miahuapan, en el municipio de Atltzayanca, del estado de Tlaxcala, que no habilitan su centro de salud, la única posibilidad, dada sus condiciones y circunstancias geográficas, que tienen sus habitantes para atenderse médicamente. Las diversas enfermedades y eso que llamamos comorbilidades, son efectos de la desigualdad en nuestro cuerpo. Y nos ponen en desventaja en situaciones de vida o muerte. El pueblo no se puede alimentar bien solo por sugerencia de sus autoridades, sino mejorando sus condiciones materiales de vida.

En ese sector, solo se han hecho experimentos que, lejos de mejorar, dejan en incertidumbre a la población y a los trabajadores de la salud, eso ha sido el intento del INSABI y ahora el famoso programa IMSS-Bienestar, experimento al que quieren incluir, primero, al personal de salud del estado de Tlaxcala.

Y así, puede seguir una larga lista de experiencias que nos ha dejado el ejercicio de la política del gobierno actual, de la llamada Cuarta Transformación. En el ámbito educativo se pretende eliminar el programa de Escuelas de Tiempo Completo, sin una propuesta alterna que asegure mejorar la situación general que enfrenta la educación nacional; la pobreza y desigualdad que sigue en aumento (a nadie le conviene que existan supermillonarios. Es inaceptable que la riqueza de unos cuantos crezca en tiempos de emergencia sanitaria, cuando la mayoría la pasa mal); falta de vivienda (pues pagar una renta es una condena para quienes no tenemos casa propia, producto de una política de vivienda alejada de las necesidades de la gente), entre otras.

México es el país de las desigualdades, en el que los mexicanos más acaudalados (el 1 por ciento de la población) concentran el 43 por ciento del total de la riqueza, mientras que 55.3 millones de personas tienen que elegir entre alimentarse a sí mismas o alimentar a su familia.

Exigir acciones concretas para salvar vidas es un derecho inalienable. Este es un aprendizaje para el gobierno. La crítica no es ataque, el reclamo no es oposición, por más que le cueste al presidente de la república aceptarlo, así como a sus fieles seguidores.

Pero su aprendizaje debe partir de la reflexión de nuestra realidad objetiva, de los hechos concretos de nuestro país, no de un idealismo moral, que por muy buena que sea, no será posible su realización si no se atiende los problemas reales de nuestra sociedad.

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