Se suponía que con la llegada de la tan cacareada 4T vendría la prosperidad para todos, y claro, "primero los pobres", así como el destierro de la odiada corrupción de los gobiernos anteriores, pero a más de 3 años del gobierno morenista, ni la prosperidad llega ni la corrupción se va.

Hoy México está en crisis, porque los verdaderos males del país se han agudizado, con servicios de salud colapsados, un desprecio evidente a la educación, salarios bajísimos, desempleo y crecimiento del empleo informal, cero crecimientos, aumento de la canasta básica, una inseguridad imparable, en una palabra, nada detiene el crecimiento de la pobreza.

Y la corrupción, se ha convertido en el sello de la casa: millonarios contratos y grandes obras sin licitación; contubernio de funcionarios federales con grandes proveedores y por lo tanto crecimiento de las fortunas de los principales personajes de la 4T.

La doctrina económica morenista es neoliberal, por lo que uno de sus fundamentos es reducir las estructuras del gobierno o en otras palabras aplicar una política de austeridad, despedir personal y desaparecer oficinas.

La agudización de la crisis morenista, dejará una negra herencia, pues en un corto espacio de tiempo, López Obrador demostró su incapacidad para ofrecer un mejor servicio a la patria, perdió lastimosamente su oportunidad histórica. En positivo, se coloca en primer plano la necesidad de plantear otra forma de gobernar, no se puede continuar dividiendo a la sociedad, esta política de enfrentamiento sólo nos hace más vulnerables como nación y se dificulta remontar la crisis actual.

La primera cosa que tenemos que ver, es que no se trata de simplemente cambiar de personajes en el gobierno, y la segunda, de que el gobierno no debe bloquear la libre participación del pueblo, coartando toda posibilidad de gestión y manifestación pacífica a través de las organizaciones políticas y sociales en la toma de decisiones.

Es necesario que el gobierno desempeñe un papel importante en el manejo de la economía, que además la ley le faculta. Se necesita del equilibrio en la toma de decisiones entre el sector privado y los responsables de la política económica del sector público, para que se tomen las medidas necesarias. La duración de la crisis dependerá de la profundidad de las medidas, el Movimiento Antorchista Nacional resume en cuatro puntos esenciales su propuesta: aumentos salariales suficientes para cubrir las necesidades del trabajador y su familia; el pleno empleo o trabajo para todos; una política fiscal que se base en los ingresos, en otras palabras, que paguen más impuestos los que ganen más y que el gasto público se aplique en infraestructura social, salud, educación, vivienda, etc. Y todo esto con la indispensable contribución de la sociedad organizada, respetando su derecho constitucional a la libertad de organización y gestión, pisotear estos derechos sólo dará rienda suelta a que el descontento social tome otras vías que a nadie conviene.

Debemos dar la batalla de ideas, sobre el tipo de modelo económico con mayores probabilidades de éxito, tomando como éxito dos temas, uno, un desarrollo económico vigoroso; y dos, incluir el bienestar de los trabajadores y sus familias, sino se dan estos dos ingredientes nunca podremos pensar en acabar verdaderamente con la desigualdad.