MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

A Carlos Espinoza de los Monteros

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Nació en 1902, a tiempo en el que Gorki escribía La madre inspirándose en un obrero de las fábricas rusas. Sí, la contemporaneidad no es sólo coincidencia, las coyunturas crean a los hombres; a los grandes, sobre todo.

Es una lástima que tan sólo el nombre, no signifique tanto para los mexicanos, orgullo, alegría, pasión, ¡Música! Sin embargo, es menester que reivindiquemos la figura del gran Carlos Espinoza de los Monteros como uno de los más grandes (y si me adelantan un poco, tal vez el más grande) valsistas mexicano de todos los tiempos.

El concepto de vals, según el diccionario es: “Baile de pareja originario de Alemania y Austria, de ritmo moderado y movimientos suaves y circulares de gran elegancia”.

El vals nació a finales del siglo XVIII y pronto se convirtió en el baile de salón de mayor sofisticación y delicadeza. Y esto, piensan algunos, está muy alejado del pueblo mexicano, hay quienes dicen que los ritmos populares mexicanos llaman a la algarabía y al ánimo, haciendo acto de una menor malicia al decir que no hay vals en México, pero olvidan la inconmensurable cantidad de géneros y ritmos que en nuestro país hay; otros, haciendo alarde de una malintencionada afirmación dicen que “la clase”, “el porte”, “el género” y un sinfín de otros términos no “concuerda” con el México de aquél entonces.

  Es cierto, la cuna del vals es Europa; sin embargo, en México no sólo tuvo auge, sino que dio vida a nuevos géneros y ritmos que como sátira (no al género, sino a las clases sociales que bailaban el vals con sus grandes vestidos y sus inmaculados trajes) cobran vida.

Así y sobre la base del ¾ (incluso, algunos expertos señalan que llegó hasta el cha cha chá) vemos cómo el vals tuvo una adopción e influencia muy grandes. Grandes músicos mexicanos hicieron valses: Agustín Lara, Macedonio Alcalá, Rodolfo Campodónico, Abundio Martínez, Enrique Mora Andrade y un gran y extenso etcétera.

 Aprendiendo los elementos básicos del piano y el solfeo, ya el valsista empezaba a escribir canciones a sus padres y a los personajes cotidianos de su casa; su esposa fue quien contribuyó con buena parte de sus letras, por ejemplo, las canciones escritas a los XV años de sus hijas.

Esto no sólo deja en evidencia el hecho de que en México, el vals haya tenido gran aceptación sino que, el intelecto del pueblo mexicano siempre ha estado a la altura para poder crear belleza, para poder crear grandes obras artísticas como las que hasta aquí se señalan y, además, que nuestra nación también ha sido prolífica en cuanto a materia musical se refiere, es por tanto menester reivindicar la figura de Carlos Espinoza de los Monteros, por lo que la riqueza cultural de nuestro país representa.

Nacido el 8 de mayo de 1902, ha dejado para la posteridad, un repertorio de canciones y, sobre todo, valses que engrandecen la figura de la música mexicana. Don Rafael Espinosa de los Monteros, profesor de música y maestro de capilla en la ciudad de Puebla entre los años 1906-1907 fue quien inició con el cultivo de la música en el tempranero Carlos Espinoza de los Monteros.

Aprendiendo los elementos básicos del piano y el solfeo, ya el valsista empezaba a escribir canciones a sus padres y a los personajes cotidianos de su casa; su esposa fue quien contribuyó con buena parte de sus letras, por ejemplo, las canciones escritas a los XV años de sus hijas.

Don Víctor Espinoza (hijo del célebre compositor) así habla de sus obras: “A mi hermana mayor, María Elena, le dedicó un vals que lleva su nombre, a mi hermana menor, Clara Susana, el vals Clarita mía. A su hermano Armando, único profesionista de la familia, le dedicó a él y a su generación de la Escuela de Ingenieros Mecánicos y Electricistas del Politécnico, el vals Juventud al graduarse, al igual que a mi tío, dueño de la zapatería El Centenario, a Gumersindo H. Rocha y a su esposa Esther, su famoso vals Noche Azul”.

Mudándose a la Ciudad de México y con apenas 17 años, logró ingresar al Conservatorio Nacional de Música en donde su técnica y amor por la música evolucionaron. “Fue oficial mayor del departamento de servicios especiales, que traducido al lenguaje común, era la policía de los ferrocarriles, ya que eran frecuentes los robos de carga y pasaje. Al momento de cumplir 27 años trabajando para los Ferrocarriles Nacionales de México, se le hizo la invitación a jubilarse, pues comenzó a mostrar su desaprobación por la forma en que un ascenso era otorgado en su trabajo” menciona también don Víctor Espinoza.

Fue sin duda Noche azul y el célebre vals Ann Harding, composición homónima a la mujer de alabastro y actriz del cine estadounidense a quién en concurso, se pidió escribir las composiciones más conocidas de don Carlos Espinoza de los Monteros.

Pero México tiene una deuda pendiente con él para reivindicar su imagen y seguir celebrando sus bellas composiciones símbolo de los alcances que puede tener el pueblo mexicano cuando se le educa y por lo que el Movimiento Antorchista sigue luchando a casi 50 años de existencia.

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