El Tren Maya, como todos sabemos, es uno de los megaproyectos insignia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y podríamos decir que es, hasta el momento, al que le ha invertido el mayor tiempo posible y dinero. El presidente ha visitado Yucatán en 35 ocasiones, tan sólo durante 2022 fueron 13 visitas y en lo que va de este año, dos; éstas han sido para “supervisar los avances de la obra”.
Con un interés político, al Presidente se le acaban los tiempos para concluir su capricho. Las obras del Tren Maya marchan aceleradamente, han triplicado los turnos, dado que tiene que concluirse para diciembre de este año, de acuerdo a lo anunciado. De ahí que Mauricio Vila sea el único gobernador de oposición que más veces se ha reunido con López Obrador.
De acuerdo con el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), el tramo 3, cuyo trayecto cruza Yucatán (Calkiní-Izamal), se crearon alrededor de 11 mil empleos. Esto es positivo, pero negativo porque una vez que termine la construcción, esta cantidad de personas se quedarán sin trabajo.
El tramo 3, que corre de Calkiní, Campeche a Izamal, Yucatán, tendrá 159 km, 60 de ellos de vía doble electrificada; dos estaciones: Mérida-Teya e Izamal, y cuatro paraderos: Calkiní, Maxcanú, Umán y Tixkokob; una cochera que resguardará los trenes y una Base de Mantenimiento en las inmediaciones de Teya, de acuerdo a Fonatur.
Sin duda, las obras llegan, pero sólo para el Tren Maya. Se ha dicho que Yucatán es el Estado más beneficiado con el plan integral de este proyecto, debido a las obras, pero no es así, porque los yucatecos que viven lejos del paso del Tren, no son beneficiados y se mantienen en rezago desde hace años.
Fonatur informó que 107 obras son las que se construirán por donde pasará el Tren Maya, además, cuatro mil acciones de vivienda, el rescate de la zona del Parque “La Plancha”, en Mérida y el mejoramiento de las zonas arqueológicas en la ruta Puuc, pero ¿y en el resto del Estado, de las comunidades por donde no cruza el proyecto?
Se construye una obra que no va a disfrutar el pueblo maya, serán los primeros excluidos, a pesar de que con sus manos construyeron la obra. Serán y son los más perjudicados una vez que concluya la construcción. Sí una oportunidad de empleo momentánea pero que poco les durará el gusto.
Como siempre, el pueblo pagará los platos rotos y todo por abusar de su vulnerabilidad. Una obra a costa de obras y servicios; pues ya es conocido que el ramo que enarbola estas demandas, fue eliminado por el actual gobierno morenista y año con año, en el Presupuesto de Egresos de la Federación, se ha beneficiado a las instituciones que corren a cargo de las obras emblemáticas de AMLO.
Para este año 2023 no fue la excepción, pues la Secretaría de Turismo tuvo un incremento presupuestal del 571 por ciento, de acuerdo con un análisis del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO). En el 2019, la dependencia que encabeza Miguel Torruco Márquez operó con ocho mil 786, para 2022 dispuso de 65 mil 671 millones de pesos.
El aumento presupuestal de esta dependencia se debe a que en ella recae el Tren Maya, uno de los proyectos emblemas del presidente López Obrador. Para ello, se le asignó de acuerdo con la Secretaría de Hacienda, 10 mil millones de pesos para dicho proyecto.
Hoy en día el Tren Maya salió más caro que lo presupuestado. Gastó en el año 2022, 185 por ciento más presupuesto del que la Cámara de Diputados le aprobó. El presupuesto autorizado por el Congreso fue por 63 mil 603 millones de pesos para 2022, pero al concluirse, el gasto ascendió a 181 mil 544 millones de pesos, revelan datos del cuarto informe trimestral de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP). Tratándose de un incremento bestial. Según la proyección al inicio del sexenio, el costo total sería de 120 mil millones de pesos, pero que cada año se ha encarecido.
En alguno de sus discursos, AMLO reconoció que el costo total de la obra sería de entre 15 y 20 mil millones de dólares, lo que significa un aumento de alrededor de 14 mil millones de dólares del presupuesto original. Programas como “Desarrollo y promoción de proyectos turísticos sustentables” que apenas tenía etiquetados 77 millones de pesos de presupuesto, terminó el año con 9 millones de pesos de recorte. Y qué decir de obras como luz, agua potable, apoyo a la vivienda, apoyo a madres solteras, estudiantes, campesinos, colonos, obreros, por mencionar algunos, se dejó de lado.
El Tren Maya por encima de las necesidades del pueblo. Una obra que llevará el sudor de los mayas, aquellos que llamaron primero para construir semejante obra, pero los últimos en ser bienvenidos.
La pobreza sigue, los pobres siempre son los que pagan los platos rotos. Por ello, es necesario que nos organicemos, luchemos, por mejores condiciones de vida. Hoy los tiempos ya están para que el pueblo gobierne este país y darle un giro de 360° a nuestra situación de vida, de no hacerlo, estamos condenados a seguir así.
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